Correr tras la nada
como el viento que empuja al viento y
el mar que se revuelve en el mar,
intentar cerrar pero siempre queda un punto por unir, flotando sin línea
buscando otros puntos para acoplarse
para ser más que uno. Verse y no sentirse, sentirse y no verse.
Hablarse con una capa de honestidad que se vuela en la esquina
y cuando dobla la esquina queda desnudo.
Redención.
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