tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Pienso en viajar
como un acto bisagra, 
si un viaje tuviera forma 
tendría la de un círculo
porque un viaje cierra e abre a la vez:
 inaugura futuro y concluye pasado.
Lejos,
todo adquiere nitidez,
es la claridad del viaje
que hace ver las cosas en perspectiva.

Una línea infinita de puntos se construye y crece a cada viaje,
pienso en la finitud de la vida y en el inmenso recuerdo de cada viaje
recuerdo capaz de perdurar volviendo al más acá.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Quizás deba tomarme una revancha: no existes.

Ella, segura con el sol
tambaleante con la luna.
Certidumbre y confianza de día,
duda y soledad de noche.
A la mañana amor y a la noche daño.
Desequilibrio ella,
costumbre él. 
La apariencia ella,
la esencia el que se muestra como

¿es?

Gestos circulares, palabras ambiguas
dolores punzantes: incertidumbre,
siempre.
Las mismas caras, 
las mismas preguntas
las mismas sin respuestas. 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Apacible es la calma, redundante como una tautología
ingerir sosiego, sembrar quietud, devolver lo que uno recibe:
regla minúscula de la vida que se hace visible en las mayúsculas cosas.
Quitarse los pesos de encima,
sentirse liviana, desnuda
aun hundida en un suéter de lana.
Contradecirse hasta el hartazgo
por fagocitar sensaciones ajenas a las propias,
por cooptar objetos que no son los de uno.
Es volverse un alguien distinto,
en el contacto, en el acto de compartir
lo bueno y lo malo, lo oscuro y lo luminoso
logran la fusión, logran la síntesis.

Y reformulamos la idea principal y ya no decimos calma
sino cuasi-calma, cuasi hombre, cuasi mujer
por estar uno de nuestros costados, anclado en la tierra
los pies firmes en el suelo y la mente libre en el aire,
volando

por estar el otro costado alienado, riendo por compromiso
besando por costumbre,
caminando sin parar,
repitiendo sin cuestionar,
respirando sin respirar.

En cierto punto, en cierto estado de las cosas
un hálito de frescura, una brisa en verano, unas brasas en invierno
vienen a dislocar al hábito,
y con éste al ser que lo habita.
Porque los hábitos se habitan, así como a los cuerpos y a los sentimientos.
Entonces el alimento es el motor,
porque tal vez todo se reduce a que
somos lo que hacemos
ó
somos lo que consumimos
(tensión)
y en nuestras decisiones y actos
se expresan cosas que van más allá de ellos,
porque estoy segura de que hablan más allá de nosotros.

martes, 8 de diciembre de 2015





Trasición de canto y resplandor
retumba entre retazos de agua, entre burbujas de sol.

Cielos de ciruelo sobre el paisaje de un piano blanco,
un sueño tibio
se desenvuelve en un universo paralelo de besos guardados
bajo la alfombra, en el cajón de lo postergado.

No es tan fácil olvidar, porque el cuerpo persiste en recordar
lo que no hizo, y lo que fue por su negativa,
lo que no transpiró, lo que no llegó a ingerir, lo que no alcanzó a gemir.
Y sugiere entre aires risueños que lo doble
seduce por su engaño.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Ampara interino del infierno,
refugio interno de lo externo

acalorarse, enojarse, aliviarse y desquitarse,
en un puñado de verbos acurruco lo que fue y lo que será.

Veo reposar en el pétalo el ayer,
y veo atolondrarse en el polen el futuro.

El remanso, baja hermoso por su caudal
como remontando vuelo sobre sí mismo.

¿Qué turbulencia hay entre tanta calma? Se avecina remando,
pispeando por el rabillo,
el fulgor del amor, la anestesia sinrazón del odio,
la mirada tensa
y miente cada vez que se posa en un cuerpo.
No arruina pero mancha,
y es toda la contradicción que sucede,
que me sucede,
cuando duermo a tu lado,
porque me despierto soñando

y es el sueño de la vida, el llanto pesado atragantado que no puede salir
por una puerta sin querer abrirlas a todas.

Rezo al Dios que menos me importa, fingiendo una fe que no existe
pero que es bella por parecerlo, en esencia
y en un último trazo, tomo agua y siento el frío, adentro deshojándome,
y ella, que colisiona con el ardor de un hombre que me hace sentir viva en el afuera.
Es el coito ilimitado, es el turbulento sonámbulo movimiento de dos sexos,
de dos pieles que se distancian en simbiosis y se aproximan por el mundo viajando sobre el mar de un orgasmo inmenso.
Rojo color amor.

viernes, 27 de noviembre de 2015

CELO
¿De dónde nace el celo?
Busco el origen en la línea infinita de puntos. No lo encuentro
porque tal vez haya que remontarse a la búsqueda de los orígenes,
no ya del celo, que es más bien el ¿síntoma?
sino inquirirse sobre el amor,
eso es, más bien, ir por el germen del vínculo que no puede nacer nunca el celo.
AMOR
Su punto de partida está en el horizonte trasero y el celo es el hoy, el punto presente: la fotografía revelada, el dibujo pintado, la cerámica horneada.
Pero si desplazamos la vista hacia el horizonte posterior, veríamos que el sentimiento del celo es sólo una manifestación de un algo más amplio, del cual no podemos establecer un inicio.
Esa cosa indistinguible es el amor
y
el celo es un dolor, una puntada, un cortocircuito en el respirar profundo,
que corta, que pincha, como una aguja y un hilo,
 se mete dentro y pudre la manzana o al menos lo intenta.
Si hay celo, hay miedo.
Un miedo egoísta, individual que compartimos todos en secreto, que nos convoca a todos los hombres y mujeres que amamos, en silencio. Es lo propio de lo propio: propio de los hombres que se ubican en su propio centro.
Dicen que el celo es la consecuencia de una causa: la de concebir a un otro como un objeto.
EL OTRO
Yo no estoy segura de saber de qué manera amo, tal vez porque en el amor se juega la libertad de no saber de qué manera ama el otro en cuestión. Esas cosas nunca las puede saber uno con claridad. Dudo de la palabra y de todo lo que ella contiene en su seno, por eso la definición universal me causa incomodidad.
Quien ama intenta hacerlo siempre de la manera más sana: de amar sencillamente, sin demasiados rollos, sin vueltas, de amar directamente. Eso es desnudarse en el amor-la ropa viene después-antes está la confianza del silencio, que es ausencia de palabra. En ese momento de parálisis temporal me di cuenta que te amaba.
Y ahora sé, que se puede procurar expresar y tratar de explicar lo inexplicable,
lo subjetivo, el fragmento de lo que el mundo dice que es el amor
sin llegar a hacerlo nunca del todo.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Lo circular y el círculo.

El abrazo, largo y aun así, lánguido
el abrazo fugaz y aun así, eterno.
El abrazo enviado desde el reducto breve.
Lo perdurable no es en función de su duración,
sino a partir de su magnitud.

El beso intenso, ese que homenajea a cada separación
de cualquier índole que ésta sea,
cada despedida inmediata e intermitente
del día que le sigue al mañana:
el de antes de dormir, el de antes de tomar un colectivo, el de antes de bañarse,
el de antes de todo, el de después de todo
el que cierra y pone coto al acto siguiente.

El amor de bienvenida,
lo circular-
el círculo.
ríos de tinta que se escurren,
postulando lo postulado
cantando lo que estuvo narrado
ya por mil bocas y visto por mil ojos

la rutinaria charla, el enriedo clásico
de dos que se encuentran
sin alterar los resortes internos,
reproduciendo estructuras

pintando sobre un lienzo usado, sin que nadie se de cuenta.
Es como desentenderse por forzar
lo que no está ni estuvo nunca en armonía.
En el fondo, del otro lado, hay algo tapado.



Se sienta a la mesa y los comensales no saben bien
qué discurso conjugar,
qué juego jugar,
es hora de negociar-dice-de sentarse a escuchar.
Se comen silencios, se devoran miradas.
Los manteles terminan manchados de blanco, de limpieza,
si se cena todos los días con el mismo hambre y se termina siempre en el mismo lugar.

En el hemisferio derecho, el día se quiebra, se rompe
endeble
y los círculos dan vueltas, y los marinos pierden su brújula,
no pueden llegar a tiempo y en su afán de rigidez,
reorganizan las mareas, revuelven proas, adelantan popas,
porque cuando se ahonda en la profundidad,
siempre se timonea sensibilidad para que ésta los lleve la superficie.
La paradoja consiste en ir por las alturas silbando por lo bajo.

Ahora el claro se vuelve más lúdico, más lúcido,
más estúpido de consciencia
más firme y atemporal.
Es la seguridad que se sobrepasa de premisas, todas válidas
todo opinable
todo escupible
por ende, todo relativo-nada objetivo,
y la seguridad se esfuma, se disipa al final del camino
se vuelve utópica, masónica, secreta.

Le cantan la juventud a los ideales.
Se mueren de vida los jóvenes ideales.


martes, 17 de noviembre de 2015

hay sólo dos cosas que se pueden hacer ante la diferencia,
dos únicos caminos posibles
se toma uno o se toma el otro
(lo demás no existe y es pura fantasía)
cuando hay "grietas" que dividen
no hay tercios, sólo medios.
Cuando en vez de uno hay dos
la división se expresa, así, en todas sus formas

y a la diferencia se la asume y reivindica
o se la oculta y disfraza de igualdad.
Se la lucha y se la pelea,
o se la subyuga y se la aplasta.
Los unos y los otros,
vencedores y vencidos
ese es el juego que juega el mundo.

domingo, 23 de agosto de 2015

Free as a bird.

Esa certeza que desestabiliza,
esa sonrisa angustiante,
ese nudo que desata
esa felicidad que lagrimea,
ese pesar que es sentirse acompañado,
esa realidad que supera.
La soledad de la vida queda a un costado y yo me vuelvo un punto
al lado de todo aquello,
de todo eso que no puedo explicar,
que ni las palabras, ni los colores,
son tan exactas como para afirmar que
uno acepta solo el amor que cree que merece,
e inmediatamente después, un candado para que no entre ni una pizca más.
MIEDO MIEDO MIEDO MIEDO.
Aquí y allá,
aquí y allá.

domingo, 2 de agosto de 2015

Imperfecto

El peso de dos cuerpos es igual al peso de uno y uno,
alguien llora y no es el uno ni es el otro,
son los dos cuerpos
los que derraman lágrimas de sudor.
Sudor de coito, sudor de pesadumbre
malestar y ambivalencia
podredumbre
por cansarse de intentar
sentir cosas que uno no siente.
La cabeza incrustada en el corazón,
la posibilidad en cada decisión
es como una estaca clavada y se llama duda.
Alguien escribe su propia historia,
dejando a un otro al dorso
y yo quedándome de este lado de la hoja
dando vuelta de página
apostando a crear nuevas personas, nuevas relaciones.
Pensando en qué conviene y que no conviene
el amor no se mide con los parámetros de la comodidad.
La línea parte del egoísmo,
porque tres...
el tres fue siempre un número imperfecto.

jueves, 30 de julio de 2015

Un flagelo más.

Necesito
gritar
cambiar de lado
de dirección.
Necesito
conectar en otros espacios
ampliar horizontes
un amor jovial.

Necesito  decidirme
cortar la duda de raíz
plantar bandera y definirme.
Necesito
locuras desestructurantes
para hacer de a dos. Con vos.
Necesito
un alma
porque ya tengo un cuerpo.
Necesito
que me sacudas
que me preguntes
que me sorprendas.
Necesito ponerle pimienta
a nuestro vínculo.
Ahora que lo pienso, necesito muchas cosas.

Necesito respirar,
desde lo más simple a lo más complejo
necesito que me abraces y quedarme sin aire
ME CONGELO
no me pasa, ¿por qué no me pasa?
¿Te conozco?
Parcialmente diría.

Necesito que dejemos de ser dos andróginos
que se encuentran en la noche
para empezar a conocer los días de sol,
o de lluvia
no importa.
Necesito tomarme un café con leche y ver una película tonta.
Ver arte y que no nos pongamos de acuerdo sobre si es abstracto o conceptual.
Necesito que tengamos discusiones irresolubles, pasión, juego
¡abajo la seriedad!
Necesito que se active el lado derecho de mi cerebro,
pienso demasiado
por eso quiero que nos tiremos bajo un árbol, a no hacer nada
a tomar un mate y filosofar.

Dámelo,
dame esto que necesito, es poco y es mucho
si no lo tengo vamos a morir,
 habremos sido un flagelo inútil.
Un flagelo más.

domingo, 5 de julio de 2015

Te atrapo, te capturo.


Un señuelo, hay algo oculto en cada sensación.

Te percibo y te querría adentro mío siempre que el invierno se vuelva feroz.
En los ojos, el magma atrayente me sume en mi propia lava, erosionándome como un volcán.
Sangre de amor. 
Rojo, 
carne viva. 
Látigos de turbulencia tienen en el coito su máxima expresión.
Moverse entre las lianas de esta selva madre, que se humedece de tactos certeros,
música sin melodía, 
letras sin prosa.
Te gustaba esa palabra, nos gustaba la penumbra,
para confesarnos
para desnudarnos
para despojarnos del abrigo
de las palabras y de la mirada de los otros.
Un temblor en tu cuerpo me agrieta 
y en ese hueco tu savia me crece.
La siento, te siento.
Acabando juntos una vez más.
Viene despojándose desde adentro,
viaja proyectándose hacia afuera.
Sube un amor, tiritando en una burbujita,
hasta posarse en el apoyabrazos del sillón.
Dos cuerpos, múltiples sombras.
Claridad inmediata, oscuridad oportuna.
¡Mediocre!
Medio pelo,
y un cabello entero se suelta salvaje.
Panzas llenas de sensaciones, de frecuencias intermitentes.
Necesidad de compartir,
estrategia que opta por replegarse.
 Sobre sí mismo, sobre tu mismo,
tendiendo un puente con el estímulo externo.
Respuestas.
Uniendo cabos, saltando deudas.
Pateando.
Me niego, me resisto.
Me entrego ¿me arrepiento?
Estoy segura- digo
Dudo. Contradicción,
¿superación dialéctica?
Besos y abrazos,
hostilidad y distancia.
Geografías malévolas, presentes cortos.
No me alcanza-pienso.

Busco un hilo conductor.
Capturar simétricamente un gesto,
mínimo, ínfimo
en un microsegundo diminuto
que sea capaz de condensar un macrocosmos complejo.
Imaginar lo cambiante
y edificarlo estáticamente,
que no es restarle vida
es dotarlo de eternidad.

domingo, 14 de junio de 2015

Trascender la imagen visual,
la opulencia ostentativa del mundo exterior,
acurrucarse en el mundo interior de lo amorfo e insustancial,
de la deidad a la sacralización de la belleza
encontrar lo sublime en cada respiro, en cada tacto.

Trascender los sentidos para hundirse en el sinsentido de un mundo que nos supera
y despegarse de la consciencia en el presente, mirando el sinfín
donde el horizonte se vuelve un punto ajeno
ansiando lo imposible
arraigando los pies en la tierra
amarrando el continuo unilineal camino del tiempo.

domingo, 31 de mayo de 2015

De vez en cuando empuño mi más preciado cataclismo servil
y me arrodillo ante lo imposible, como rindiéndome con una blanca bandera.
Riendo tres veces por día, llorando una sola vez al mes
el resto del tiempo me la paso oculta en el interior abismo
y me da vértigo caerme dentro de mi misma
la caída es infinita, no tengo fin
(por ahora)
no tengo conciencia de mi finitud que es distinto
pero como todo lo que no está contemplado en el horizonte de lo factible es descartado de inmediato
caigo en el falso espejismo de lo eterno
de que algo se va pero que algo viene,
se va el titular y aparece el suplente.
Son las reglas del juego.

Me inclino a creer en lo consuetudinario, en la costumbre más vil
que prescribe y proscribe a la vez,
que acata y resuelve en función de lo preestablecido.
Mucho prefijo, poco sufijo
mucha racionalidad y poca animalidad porque todos sabemos que
la hipotenusa es la suma de los silencios al cuadrado y la conmoción una sorpresa inminente.
El triángulo es isósceles,
somos dos que se confunden
y un tercero está pendulando en el vértice que nos separa.
Maldito cateto intromiso,
maldita intolerancia innecesaria.

Los domingos están hechos para ser blasfemos
y el lunes uno se despierta
en una mano el café
en la otra la arrogancia
y debajo de la alfombra todas las angustias de la noche anterior.
En un acto de enunciación lo construyo como mi único interlocutor posible,
y me encuentro cerrando el círculo de lo factible, limitando y definiendo
otra vez
el cuerpo se vuelve etéreo, frágil y endeble a la voluntad perlocutiva.
Te hablo y actúo en función de mi enunciado,
dejando por fuera a tantos sujetos como puntos constitutivos de una línea.
Circunscribiendo el tiempo y el espacio
me hallo, me pierdo, me reencuentro
en el ahora
en el ayer
y en él,
siempre es viable hallar un refugio
porque es la casa del ser, quien cobija el mensaje
y su indescriptibilidad angustiante es como un helado en invierno
apetecible si hay una estufa de por medio
y desdeñable si te mantengo en el afuera.
La delimitación es la inmensidad vuelta caramelo, ampliamente dulce,
fugazmente insabora,
aquí y allá,
antes y después
hombre mujer
dicotomía inútil
todos somos seres navegando los mares del universo

inflexión
punto
quiebre
¡romper los esquemas!
abrir la palabra
renunciar al círculo que cierra
adoptar la figura imperfecta
rociarse de escarlata y convertirse en un aparato
aparato que camina, que respira (pero que no decide)
Piloto automático modo on
súbita sensibilidad dilatada por la comunicación virtual.

Te creo, te invento y te imagino en mi dispositivo
la carne, el hueso y la piel vienen después.
Son consecuencia, efecto que sucede a la causa
porque se gana por la palabra
y se pierde por el acto.

Afecto y desengaño
honestidad cínica que roza la fricción del corazón
que es mucho más poético que la frialdad de la mente.

sábado, 30 de mayo de 2015

El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.

Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.

Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.
Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que puede prescindir de todo nido.


El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.

domingo, 24 de mayo de 2015

Curtains

Un tango azul y sereno, negro, oscuro,
se define en su circularidad melancólica
me lleva a recorrer las calles de mi vida,
a inundarlas de llanto de vez en cuando.
En uno de esos callejones, como pasadizos secretos,
me abrumo de luz y de verdad,
es como un resplandor repentino y fugaz
que me camina los adoquines húmedos del cuerpo.
Maravillosa experiencia, que nunca sé cuando culmina,
me encuentro acurrucada y piadosa
tolerando mi propia diferencia,
porque uno nunca logra domesticarse del todo
uno siempre toca las mismas notas,
uno siempre piensas las mismas cosas.
Lo circular del tango se extrapola a todas las aristas de mi vida,
a los cimientos mismos del ser,
a todas las estructuras propias del canto humano,
y a la vida se la puede bailar con vestido corto,
seduciéndola, franeleando sus múltiples posibilidades
y conjurando condicionales,
de a ratos, de a saltos, interrumpiéndola para luego
continuar jugándola a la vida.
Y es un juego que no se pierde sino al final del camino y,
sin embargo, aun bajo tales circunstancias,
deberíamos,
más bien,
concebirla como una nueva transformación,
como una nueva apertura del ser,
un nuevo modo de decodificar un mismo mensaje.
Ruptura, hiato.
El final de la vida es una nueva ramificación que surge del mismo árbol del que una vez se marchitó.
Son las hojas de la vida las que cambian, las que se dan vuelta las unas a las otras,
a cada estación del año, en cada año que se estaciona en la puerta de mi casa.
Lentas, paultinas y románticas las hojas cambian, en un trance del rojo al amarillo,
y aunque creamos ser conscientes del cambio,
la propia dinámica nos acompleja descentrándonos del mundo,
relegándonos al confín más tardío del abismo espacial.
Porque a lo lejos del Universo, casi al final del recorrido,
una imagen en blanco y negro vibra con todas las fuerzas del viento
como un mantra
que no vemos en ella más que sincronía y estatismo.
La encerramos y no somos otra cosa que analfabetos visuales.
Creemos que la imagen no cambia y eso nos entristece enormemente.
Lo abstracto de las palabras nos conmueve y decepciona a la vez,
nos vuelve pequeños seres
de grandes ilusiones
de grandes recuerdos,
hacedores de amores y dolores,
de caricias y moretones,
de melodías y silencios.
Pero la gracia de la tinta que se vuelca en el papel
es ir desenvolviéndose en la hoja
malgastándose, yendo sólo hacia adelante.
Porque las palabras no cambian los hechos,
¡escuchenme!
la voluntad, no puede nunca,
 nunca
pero nunca
influir en la materialidad objetiva.

martes, 31 de marzo de 2015

TRES

Hay un trinomio al cuadrado imperfecto que se bifurca
entre sexos y sombras,
contactos y profecías
del que sabe y del que no,
deseos y fantasías divididos por un número impar,
y tal vez, todo se reduce al interín que se suspende entre lo dicho y lo no dicho,

y entre las paredes cúbicas hay alguien encerrado que se queda inmóvil,
que se paraliza porque hay tanto desconocido allá afuera,
tanto desconocido acá adentro,

tanto amor de cotillón,
tanta farsa sistematizada,
tanto ritual que se reproduce simplemente porque sí.

La necesidad de dotar a todo de una razón es el anverso y el reverso a la vez
es la cara y es la seca,
es la luz y la oscuridad
el ying y el yang
el puente que se tiende en el espacio ficticio que logra unir dos entes inconexos.
Hay dos cuerpos que copulan sin motivo aparente,
y una vez más
lo esencial, es invisible a los ojos.

domingo, 29 de marzo de 2015

La deformación diurna le sigue a la secuencia nocturna,
como dos y dos son cuatro,
como el siete sigue al seis,
y sucediéndose a sí mismo
el pájaro abre sus alas
y en un esbozo circular sorprende majestuoso en el vuelo rapaz.
Espejismo de distancias, en el epicentro mismo de su vida
está alto, muy alto,
y pienso
que el pájaro parece otra cosa
que el pájaro no es pájaro si no vuela en bandada
y sin embargo, así, todo solitario
me recuerda algo más,
la sombra de un monstruo
o el vaticinio imperfecto de la virtud que se aleja en el cielo.
Yo, desde acá abajo, puedo ver el reflejo de su corrupción,
su individualidad primando por sobre lo grupal,
mientras que el ruido y la inocencia se compaginan en disformes espacios
pero sin florecer jamás
ni en la tierra ni en el cielo,
ni con uno ni con todos.
El pájaro es hoy una calamidad que simboliza aquello que no sale,
es síntoma de lo que permanece adentro

lo que no se dice
(lo que no decís)
está
(como siempre)
invisible
(y adentro)
Por eso el pájaro se va solo.

domingo, 15 de marzo de 2015

Dominguero.

Es la nostalgia lígubre del domingo o tal vez sea el mate amargo,
no disipo la bruma pero tengo sólo una certeza
la de que estos días son para quedarse adentro
 entre el equilibrio del frío interno y del calor exterior.
Temperatura color que se satura de versos,
prosas y cuerpos hilándose en el intento de tejer el mismo abrigo.

¿Por qué vuelvo a escribir, ahora
en este preciso instante?
¿Por qué vuelvo a escribirme en el suspiro de un amor y entre otro acorde menor?

No lo sé.
Silencio.

En el fondo se escucha el tren que parte hacia la tarde anaranjada
y ella se dibuja a lo lejos en un papel roto,
añeja, oxidada, como una muñequita de trapo.
En el andén se visualiza el adiós,

y en el confín, el disfraz que me ocultaba
también se fue,
y yo me quedé acá
desnuda,
en el centro de la flor
mirándome al espejo
y silbando de reojo
por si te encuentro en el otro reflejo.


jueves, 12 de marzo de 2015

Mejor así.

Las bocas del destino hablan y deliran, y yo, mujer que cree en el desatino
 ya no me empecino en ir contracorriente
en caminar y en andar , en llorar y patalear.

Se me cae la lágrima del rulo, el celofán se vuela hacia el mar
y no es tristeza salada, no
es felicidad agridulce,
de esa que está entre el ir y venir.

No hay ruidos y no hay magia en el por qué,
hoy ES
entrega y
ES hemorragia de silencios que palpitan en palabras no dichas,
que crecen y desbordan ávidamente las márgenes del río
y se vislumbran en gigantescas omisiones dadas y otorgadas
para surcarlas sin 'peros' y sin remos

En tu afasia interpreté secretos nunca antes revelados, llegué a los confines de tu universo para conquistar verdades nunca antes descubiertas,
fui la primera en saber más de vos que vos de vos.
Y ahora volvemos a ser dos,
dos seres
disímiles y simpáticos
perpetuos y socorros

nos unimos en dos hilos paralelos.

Y sin contacto
hay futuro.

martes, 10 de marzo de 2015

Rompecabezas

Árbol, 
hoja, 
salto,
luz,
aproximación,

mueble, lana, gusto, pie,
té,
 marcas, 
   miradas.

Nube, loba, dedo, cal,
gesticulador,

hijo, cama, menta, sien,
rey,
fin, 
sol,
amigo, 
cruz.

Alga, dado, cielo, riel,
estalactita, mirador, 
corazón.

Hombre, rayo, felpa, sed,
extremidad, insolación, 

parecer.

Clavo, 
coito, 
¡Dios!

temor, mujer, por.


sábado, 21 de febrero de 2015

"Yo fui muy marcado por mi relación con las mujeres. Me afectó mucho la muchacha ojos de papel. Si en la vida hay algo que marca (el «marcapiel») es el amor. Creo que lo único peor a sufrir un desengaño amoroso es que te torturen. Cuando un amor se quiebra en el aire la herida es imperecedera, como un estigma. Por eso, para olvidar a una persona de la cual uno está o estuvo enamorado se requiere de cierta impecabilidad, porque si no uno se convierte en un tarado, un paralizado. Yo estuve a punto de convertirme en algo así, de no haberme encontrado con amigos que me ayudaron y de no haber tenido determinado valor, porque hay algo pasional en mí por lo cual yo moría cuando mis relaciones amorosas llegaban a su fin".

 Luis Alberto Spinetta a Eduardo Berti.

viernes, 20 de febrero de 2015

Bosquejé el reencuentro en un viaje inacabado.
Y la confluencia llegó, 
tácita y liviana,
nocturna y resplandeciente
como la luna roja, 
dulce y seductora.
Llegó!- pensé.

Pero en el desenvolvimiento de tu temperamento, 
cuenta me di de que el que tus manos me ofrecían, era del más orgánico amor
una calidad ampliamente superior
resistente a la lluvia y al sol del mediodía
aun sin paraguas ni protector,
era simplemente lo menos contaminado con lo que me topé en esta ciudad
era mejor que el que cualquier mujer hubiese podido adquirir
porque ni ahorrando toda una vida y rompiendo finalmente la alcancía lo hubiera conseguido,
es que era tan puro que lo hubiese guardado en un botiquín
para sanarme en caso de lastimarme
para sanarme
con tu amor

 y sabio es el que riega una pequeña flor, 
como la paciencia es el instrumento con el que se ara en el campo del amor
y para cosechar hay que esperar,
y yo
no esperé. No te quise, no te pude esperar
porque este monstruo que habita en mí no conoce la calma. 
Mi cuerpo arde en rojo y busca saciar su sed con agua 
y no importa cómo ni con quién.

 No pude esperarte, una vez más,
porque cuando viniste por mi, 
ya era tarde en mi reloj,
ya era tarde en mi templo,
ahora estaba encerrada en otra celda
rindiéndole culto a un otro Dios.

jueves, 12 de febrero de 2015

El gesto.

En las postrimerías del hecho se vislumbra el motivo o, al menos, así lo cree uno.
En la retrospectiva el mensaje se capta mejor que en el presente, las cosas ganan nitidez y en ese espejismo de clarividencia uno se purga del bien y del mal. Se postula objetivamente en el centro de uno mismo para juzgar imparcial lo que tuvo lugar. Esa pretensión de objetividad no es otra cosa que el engaño hacia uno mismo, que tanto nos complace por movernos dentro de márgenes maniqueos.
Mientras tanto, a lo lejos, suena una música como sugiriendo que  lo único que ansía un acorde es la armonía con sus pares, y en el afán por conseguir dicho objetivo, la composición se torna magistral.
Es lo imperecedero de la creatividad, de lo nuevo e impredecible,
lo aleatorio que desestabiliza por no haber sido engendrado con el fin con el que se comparece ante nosotros. Sublime la sorpresa que se manifiesta superior al plan en sus múltiples facetas.
Y pienso que deberíamos darle lugar al gesto más que a la palabra. Porque el gesto es libre y la palabra encierra, el gesto no tiene ni una ni dos acepciones, sino tantas interpretaciones como intérpretes hay en el mundo. La palabra, en cambio, contempla solo unas pares de definiciones que cercenan la capacidad de fantasear, es como si con las palabras cortáramos las alas de nuestra imaginación. Con las palabras empezamos oraciones y las terminamos. La palabra tiene la ilusión de hacernos creer que con ella hacemos del Universo un lugar imperecedero ¿Pero las palabras inmortalizan?
 Es la paradoja del lenguaje, que nos libera de la opresión de la incomunicación, y nosotros rompemos las cadenas, glorificándonos en ese acto de que hemos encontrado por fin la forma de elevarnos al pedestal máximo de la civilización, a tal punto, que perdemos la consciencia de nuestra animalidad. Pero, a su vez, es la palabra misma la que nos lleva a ser prisioneros en nuestra propia celda.
Una vez más, los extremos que se tocan, libertad y recato se unen cerrando un mismo círculo.
La prisión es creada por y para el hombre. Y es también por eso que el silencio es el más sabio de los sonidos cuando se lo evoca en el momento indicado, porque da lugar al descifre desde lo particular, desde lo ínfimo y más propio del ser, invitándonos a lo lúdico e involucrándonos en un juego ambivalente que por momentos toma el formato de batalla.
Así, no hay nada más alejado del universalismo de las palabras que el gesto.
Tal vez, sea por eso que me gustan tanto los gestos, porque no contienen interpretaciones ni sub-interpretaciones, al gesto puedo jugarlo como quiero. Las reglas de mis gestos corren por cuenta mía. En mi gesto se borran las barreras morales entre lo correcto y lo incorrecto, lo sádico y lo inocente, lo normal y lo anormal.
Pero como última y más importante advertencia es preciso no olvidar en ningún momento que al gesto se lo debe mantener en cautiverio las más de las veces, para lanzarlo con fuerza en el momento apropiado. Arma sutil y elegante el gesto,
"si usted quiere ganar esta guerra es mejor que lleve, junto al arco y la flecha,
un arsenal de gestos." dijo y se rió de mi
del mundo entero.


sábado, 7 de febrero de 2015

La misma ventana, inamovible al paso del tiempo, pegada con cemento en la pared, ladrillo sobre ladrillo. Una mujer vestida de azul se va y vuelve al trabajo. El gato se despereza tiernamente sobre la alfombra. Es otoño, hay calidez hogareña y frialdad urbana, las hojas parten y los árboles se desnudan. Imagen poética que se manifiesta ventosa desde esa misma ventana por la que, al menos una vez al día, ella se asoma siempre curiosa como si esperase ver un cambio repentino que le quitara el aliento y la dejara atónita. Pero no. La ventana no sangra y por eso, no cambia. Ella sangra y sangra pero tampoco aprende.
La mujer posee una sensibilidad cuasi escalofriante, siente tanto pero a ella el otro no la siente

¿o es que es ella la que no se deja sentir?

jueves, 5 de febrero de 2015

Doy vuelta la página y borro con más palabras,
letra sobre letra,
ojo por ojo
lágrima sobre lágrima
¿cada uno recibe lo que da?

si la sangre vertida en el río es una gota que no cabe en el caudal que absorbe el sueño y atormenta el alma me pregunto si las personas encuentran
y si es así
¿las personas se encuentran?

si hay momento indicado, si la luna está llena o si todo en este universo es un espejismo humano

En el cúmulo de interrogantes la brújula se obnubila,
se llena de polvo y entorpece su función.
No hay norte ni sur que nos indiquen el andar

y miro dentro mío
está vacío
hay algo que me falta
porque veo que los otros tienen eso que yo creo que me falta

otra vez la estúpida costumbre de mirar a mi alrededor
y después adentro mío.
Debiera ser al revés
adentro y después afuera.

Me falta valor para ver sin ojos
y para sentir sin las manos.

¿Por qué siempre falta algo?

domingo, 4 de enero de 2015

La melancolía es un sabor agridulce que se apega en el paladar. Y en ese testeo permanente, el hombre viaja para conquistar los ríos dulces, para dar vuelta sus relojes y sus medias, para dormir por la mañana y para tomar mate bien entrada la noche, para olvidarse y para recordar.
Armar la mochila es el paso número uno. Armar la mochila es un camino de ida, aunque el viaje propiamente dicho no pese más que unos pocos granos en la inmensidad del total de la arena.
A partir de ese momento comienza el viaje. El transporte físico puede tranquilamente esperar; pero el filosófico acaba de comenzar. Y de fondo, mientras elijo qué llevo y qué dejo, el piano ayuda a que desarme y sangre el corazón que está inmerso en un titubeo intermitente, una fragilidad acorazada que puja por salir, un ser que se halla entre el ir y venir, entre quedarse e irse.
A pasitos de todo me pregunto si viajar es escapar. E inmediatamente me respondo que no, no y no. El acto de viajar es, en sí mismo, ya un punto de llegada.
Dicen que el cobarde huye en busca de valor, pero el valiente también escapa.
Porque siempre falta algo, porque siempre hay algo por hacer. Con uno mismo, con el otro, con pocos o con todos. El viaje es la búsqueda del viaje, lo físico con el empeño espiritual.

Un viaje es un empalme entre la espera y el ansia, entre lo conocido y lo desconocido, es la risa y lo aleatorio. Un viaje es libertad y desamor, cariño y abrazos. Un viaje es todo lo que yo quiero que sea. Un viaje es la esperanza renovada que se condensa consumada en cada fuego artificial que se quema mecánicamente cada primero de enero.
Y es por eso que una fiesta, un mantel sucio y un helado derretido son mucho más que un cigarrillo consumido, porque es la compañía versus la soledad
y es esa misma batalla la que se arrastra en el viaje.