tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

viernes, 28 de julio de 2017

Del cardón espejado a la neblina espasmódica que suelta sílabas por doquier,
que canta con las piernas cruzadas sonidos enredados,
quien vaga por el futuro buscándose en el pasado.
En la quinta esquina de la ciudad a cada minuto un ángel invisible intenta levantar vuelo y cae al agua, porque lo amarran de espaldas. Sin su vista, pierde el sentido de orientación.
Obnubilado, el ángel furioso abre las alas,
se desangran sus vértebras, su médula se tuerce
y se torna una raíz, del mismo suelo del que no puede despegarse.
 Mira hacia arriba, hacia lo alto, por encima de sí mismo. Detenta furioso y lanza un insulto al despiadado infinito que nunca porta rostro. No sabe de dónde viene, de dónde pertenece. Conjuga ese verbo infinitamente y
sórdidamente, el amor se torna distancia, confusamente, trasmuta alas por raíces, dudas por certezas, se acoraza en sus fortalezas.
No quiere volar, le pesa la libertad.
De este mundo nace la eterna sospecha que reitera como un boomerang cada segundo de esta vida
¿es mejor estar atado a una correa visible que ser ciegamente libre?
Del canto del ruiseñor, no queda más que eco.
 Del contorno sutil de su cuerpo pulverizado, se vuelan sus alas, se despluma su corazón.
 Hace frío y sangra. Se congela.

miércoles, 26 de julio de 2017

¿Paliativo o curativo?
ríos de tinta escritos y versados a discernir la fuerza de un sentir.
No hay respuestas definitivas, no hay teorías que le hagan justicia ni que satisfagan la sed de poner en palabras con significados unívocos e irrevocables lo que es, si es que es, el amor.
Distorsionando distancias y minimizando las circunstancias más adversas,
tornando menos grave lo terrible, evaporando hasta lo que está hecho del material más sólido.
Vértigo que con los años no hace otra cosa que volverse extremo, extraño.
El tiempo es el principio de transformación, lo que nos da la posibilidad de mutar
todos los días.

martes, 25 de julio de 2017

pupilas

Tu pupila es un arcoiris bañado de mar
que me lleva contra corriente
de todo lo que fui
de las aguas que algún día nadé,
de los cuerpos y deseos en los que alguna noche me bañé.
Todos mis caudales se invierten,
y tomar otro camino es inútil,
soy la pescadora de tus tesoros submarinos
 y pecadora errante.
Hacia afuera no sé qué hay
hacia adentro, tampoco.

Me anclo en tu puerto desconocido,
ingreso como un turista - egreso como extranjera
ya de mí misma,
me pierdo en tus tierras que no entienden de fronteras
me encuentro a mí misma
sin ser la que fui
como un trozo de hábitat que quedó desértico
como un paisaje vasto,
cual lienzo por pintar,
toda blanca, amplia
y sin márgenes. Amplia,
respiro.

Ciudad pintoresca que me invita a explorar,
tu iris transmuta en montaña y me vuelvo caminante
de subidas y bajadas, de hambre y de sed
viajera incansable, portadora
de mochilas, de recuerdos,
de gotas de sudor
por esforzarse en llegar a una recta final.
El punto,
y la curva me torna circular
y tu iris espiral me arrastra mar-colina-amor
y pienso, que era necesario tanto extravío
tanto abrazo cálido
tanta mirada sublime
para que las nubes se despejen, para que las aguas clamen y se calmen
en olas que rugen con el afán de lamer el cielo
la lengua de las aguas se dirige a mi, pero en otro idioma
y nuestro lenguaje trasciende las fronteras, se desprende de palabras
para ir y venir, tramando siempre algo más profundo.


La añoranza florece amarilla, 
súbita, 
sin dar explicaciones, sin decir por qué. 
Al asombro le sigue el vacío y el vano intento por comprender el nuevo pétalo emergente, que desafía las reglas de lo conocido. 
Inmediatamente la nostalgia se vuelve café y se la toman de un sorbo como si fuera un shot.
 Escribir para aclarar ciertas cosas. Escribir simplemente para plasmarlas.

Un día recordarás todo lo que tus sentidos te inducían a sentir tan gigante, y desde la cima del monte, donde la fortaleza es uno y todo el más allá es minúsculo, te veré volar como el polvo invisible.
La melancolía se llama martes y por la ventana se ven las nubes, todo gris. Todo. La distancia es mental y clausura toda posibilidad real, por más recóndita que fuera
ella queda afuera.