tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

lunes, 28 de febrero de 2011

Mi corazón en venta, que nadie viene a comprarlo.

Pronto vuelvo a recurrir a este medio para desahogarme, para aliviar esta enorme desilusión. No pido ser una Cenicienta, ni que me vengan a declarar su enamoramiento escoltados de bombones y flores. Realmente ya no pido nada, ni quiero nada. Voy a dejar todo como está, todo en su respectivo lugar.
Me alimento de desilusiones y desengaños. Nuevamente no todo es lo que parece. Otra vez lágrimas de desencanto. Se repite la misma imagen en el cuarto de la joven de 16 años: ella tirada sobre la cama, abrazada a la almohada con la habitación en penumbras, y de vez en cuando se le escurre una gota salada por el rostro. Un tanto vergonzosa. No entiende el por qué de su infortunio.
 Seré una eterna inconformista? Será que nada me satisface? Mis aspiraciones son demasiado altas? No lo creo. Comienzo a dudarlo. Sí, estoy llena de expectativas que casi nunca o nunca se cumplen, que son difíciles de llenar. Tengo que esperar. Pensar en nada. Resignarme a algo que no quiero no es bueno para mí y mucho menos para el otro. Me niego a hacerlo. Pero también me niego a seguir tan expuesta. Prefiero quedarme estática, así como estoy. Pido a gritos silenciosos que me rescaten y me demuestren que hay otra realidad. Cansada de que me fallen. Jamás arriba lo que yo quiero.
"Ya te va a llegar" Gran mentira, gran. ¿Quién carajo asegura que a todos le llega? ¿Dónde está escrito eso? No todos tenemos el mismo destino.. es por eso que no hay razón alguna por la que a todos nos llegue en algún momento. Yo lo quiero ahora, como buena nena caprichosa.
Le estoy tomando cierto miedo al asunto. No me gusta la frase "son todos iguales" porque sinceramente no creo que así sea. Pero si tengo que hablar por experiencia.. cagamos. Hoy más que nunca, recuerdo desencuentros y quiero portar mi remera de "Amor Idiota" Salir a la calle despechada, para que todos se enteren y la vean.
 Llega marzo y con él se va un verano lleno de soledad y carente de mimos, lleno de desencuentros y carente de amor.
 Esperé tu regreso. Lo aguardé mucho. Tu respuesta: apatía.
La indiferencia es una especie de incertidumbre que duele más que una respuesta negativa concreta. Porque aunque lo niegue, en algún rincón de esta Ilenia, hay una pizca de esperanza y una vulnerabilidad para con él.
Se me cruzó pensar que podría haber sido una broma, y si así fue, ya no quedan palabras para describir mi estado de ánimo. 
Autoestima bajo. Tan bajo como una hierba que apenas salió a hacerle frente a la naturaleza. Hoy vuelvo a las ganas nulas. Me parece que todo da igual, todo tiene el mismo matiz, el mismo sabor, todo es lo mismo. No tengo ganas de comer, no quiero mirar TV, no quiero salir. Solamente escribo y me aislo con la magia de la música y mis auriculares. Como escapando de una realidad o una fantasía rota en pedazos. 


jueves, 24 de febrero de 2011

Días de nada. Días de vos.

Después de una noche larga, de delirios y cómicas frases, despabilé. No tuve ganas de permanecer en la cama haciendo fiaca. Realmente no acostumbro a hacerlo. Es más, me levanté rápido. Con un antojo dulce, me sentí golosa. Desayuné dulcera. Era otro día nulo. De esos que no generan demasiadas ganas; el cielo no ayudaba. Últimamente hay una racha de días grises, feos. Aunque logré encontrarles un saborcito que me agrada.
Entonces comencé a leer un libro en mi idioma natal. Esa novela hecha película es una de las más bellas que pude haber visto y me dan la esperanza de encarnarla algún día en mi realidad (qué empalagosa soy)
A pesar de eso, me aburrí rápidamente, no porque fuese agobiante el libro, si no porque mi cabeza estaba en otro plano. Divagando por otras calles. Una lectura no era lo que necesitaba. 
De repente me encontré frente a la pc mirando fotos de viajes de un bello clan. El norte, todo muy hippie. me emocioné, al punto de que se me empañaron los ojos. Me hizo extrañarlo. 
Busqué alguna canción melosa e instintivamente reconstruí nuestra historia.
Una fiesta. Una más de las tantas que hay durante el año y las tantas a las que concurrí. Otra.
P se había perdido con su IDIOTA. Y yo había quedado sola. Rastreé rápidamente alguien con quien bailar, no me gusta quedarme sola en ese tipo de ámbitos.. alguna amiga perdida entre las luces y la música.
Daba infinitas vueltas con la mirada perdida. Trataba de detectar alguien que me hiciera compañía. Casualmente, te topaste en mi búsqueda. Aunque no eras exactamente lo que buscaba.
Yo sabía quien eras. También sabía tu nombre. Pero nunca te había dado mucha importancia, ni siquiera en ese momento.
 
Pero me sonreíste. Insinuando algo. Me sugerías una cosa que no puedo explicar.
No te hice caso y seguí con mi asunto.
No había caso, mi amiga se había perdido y no lograba encontrarla. Entre mis idas y venidas, en menos de cinco minutos, te volví a chocar. Un impulso me hizo pronunciar un hola (no estoy segura si puntualmente dije eso) Estabas muy atento y exorbitantemente sonriente. Creo que en aquel momento descubrí que me atraen locamente los fisuras.
No entiendo cómo fue que olvidé nuestra corta charla. Sólo sé que me tomaste la mano. Y nos besamos.
No te vi más. Y concluyó la noche..
Al principio no significó nada muy profundo para mi.
 
 Nunca más tuvimos contacto.. nunca hasta el siguiente mes.
 
Recuerdo perfectamente la fecha de nuestro segundo acercamiento. En realidad recuerdo con precisión el de todos.
 
Había llegado a ese lugar, cuarenta días más tarde, con un objetivo que no te involucraba demasiado. Tenía otro propósito en mente.
Claramente te vi.. el lugar no era tan grande como para no hacerlo ni habían tantas personas tampoco.
Por eso, y mucho más ahora, sé que vos también lo hiciste. Esperé a que vos dieras el primer paso: que vos te acercaras. No me saludaste. Y yo dudé en hacerlo. Pero la experiencia (mala) que tuve el pasado marzo me marcó tanto que me obligué a saludarte (por lo menos) Así lo hice y fue uno de los momentos más vergonzosos de mi vida. Pareciste otro ser. Mi cabeza me decía tonta tonta tonta.
Se me cruzó el hecho de pensar que no me recordabas.
 
Sin embargo no me arrepentí en lo más mínimo de haberte reconocido.
 
Me lastimó mucho tu reacción. Creí que se repetía nuevamente la historia.
 Pensé en esa secuencia una semana entera y finalmente "pasé a otra cosa"
 
Pasaron los días y yo estaba en la mía. Por suerte.
Una tarde de enero, de esas que me tenían el autoestima por el subsuelo lieralmente:
¡PLUP!
VOS, VOS, VOS. Y mi locura, mi desconcierto, mi felicidad, mis conclusiones, mi sonrisa incontenible, mi adrenalina. Todo se abalanzaba sobre mi. Todo junto, menos la tranquilidad que se necesita para dialogar.
Charlamos y comprendí que invocabas a la perfección mi confuso nombre. Que no me habías olvidado y que aquella noche te hiciste el tonto. Si por pudor o quién sabe por qué.
 
Mientras intercambiábamos tiernas palabras, volviste a ser el de aquel primer lunes.
Me sedujiste con tus expresiones. Me dejé enredar. Pero negué la invitación por mi estado de ánimo.
Justo fue en la etapa de cierre de un yo que no quiero volver a ser.
A pesar de eso, me trastornaste.
 
Y te fuiste, porque en días nada más emprendías un nuevo rumbo por tres (largos) meses que ya están llegando a su fin.  Era ese ahora o el nunca de tres meses. Me quedé con el nunca. pero "arrepentirse" no es la palabra que me describe respecto a mi decisión.
No quería ilusionarme, pero comprendí que éso no es algo que pueda elegir. 
A veces quisiera saber el pensamiento de algunas criaturas, para saber por qué actúan de tal manera.. pero también descubrí que me apasiona el misterio y que si yo supiera todo lo que me depara el destino, perdería el enigma y por lo tanto, la pasión. Y yo no quiero perderla.

lunes, 21 de febrero de 2011

domingo, 20 de febrero de 2011

Tiempo de otra cosa.

Cada uno da lo que recibe,
luego recibe lo que da.
¿Entonces yo qué dí?
Es parte de mi temperamento el ser así.
Celosa, un poco resentida, sumamente sensible.
Siento todo a flor de piel:
lloro a cataratas y río a carcajadas.
Un día está todo viento en popa y al otro soy el Apocalipsis.
Puedo ser la mujer más boyante del Planeta Tierra o la más desgraciada.
Puedo ver el cielo celeste libertad o teñido de negro.
Soy una extremista de mierda. No logro encontrar el punto intermedio.
De ahora en más me propongo un cambio.
No me hace bien el estar así.


sábado, 19 de febrero de 2011

Metamorfosis fallida

Me desperté con una ilusión chocolate. Me había costado resolverme, dudé casi cinco meses. Y ahora.. el día de la transformación me tocaba la puerta. Y yo ahí, con las ganas recargadas. Llegué a la improvisada peluquería y la abracé. Mi querida y bella peluquera. Supe que era cuestión de confianza. Que progresivamente habían aumentado todos esos ingredientes que conforman una amistad, cada vez mejor.
Entre palabras, voces y dicciones, fuimos a comprar la tintura (el polvito mágico) escoltadas muy tiernamente. Miré detalladamente cada color de cada marca de cada tintura que me ofrecía aquel Farmacity. Dudé, pero finalmente tomé con firmeza  uno.
Odisea: cubrir ese marrón tan oscuro que muchos confunden con negro. No señor, es marrón requetecontra oscuro, pero marrón al fin y no negro. A lo largo de la travesía me preocupé porque no advertí cambios en la coloración. No veía una variación en el tono. Pero supuse que era normal y no me alarmé. En seguida a la hora y media, ella me enjuagaba el pelo. Volví a titubear pero ésta vez más intensamente. Cuando mi cabello estuvo seco, entendí que no fue un espejismo y que al fin estaba casi igual que al principio, exceptuando algunos mechones que tomaron un matiz rojizo. Oía reiterados y sinceros perdón.  Las dos nos enojamos con la suerte. Ése azar tan puto, que hace tiempo nos venía mostrando su hilacha.
Cuando el reloj marcó las ocho, partí hacia el transporte que me acercaría a mi hogar. Me despedí y le aclaré por milésima vez que no se angustiara, que no era culpa de nadie. Después de todo, abordamos la terminación de que (además que el frasco traía menos de lo que debía) quién sabe hace cuánto se había explotado. Seguramente el efecto no había sido el mismo debido a esas condiciones. Eso nunca lo podremos afirmar. Qué fue lo que falló y derivó en nuestra desilusión.
Ya subida al colectivo, me senté, un tanto triste. Mientras mi mente divagaba y se torturaba por la desgracia que me acompañaba junto a la frase "todo me sale mal" me topé con dos seres frente a mí. Se trataba de una pareja de señores mayores. No les presté demasiada atención. Al rato, los miré detenidamente y luego de un tiempo me percaté de que eran no-videntes. 
Me arriesgaría a decir que se veían felices. No parecía importarles su condición. Los admiré por ello. La sonrisa se les pintaba levemente en sus rostros. Tranquilos. Tenían un aura de paz que susurraba "todo está en orden" Me chocó. Quedé conmovida. Tanto.. que en ese preciso instante, mi razón puso el motor en marcha. 
Me sentí la muchacha más hueca del Universo entero. Una descarada. Una gran tonta.
¿Cómo me podía hacer tanto problema porque el pelo no me había quedado como yo quería?  Creí que era una boba que no tenía idea de la mesura de los verdaderos problemas de la vida.
Descubrí que la vida es más que un pelo bonito y tengo suerte por haberme dado cuenta de eso.
 El resto del trayecto continué con la meditación y al final de él, reparé que no todo era tan negro como pintaba (exceptuando mi pelo)
Mañana trataré de arreglarlo. Calma.

miércoles, 16 de febrero de 2011


Que loco puede ser a veces nuestro corazón,
 que se niega a reconocer que está enamorado.
¿Por qué será tan difícil aceptar el amor?
No podemos vivir sin él,
y sin embargo cuando se nos acerca
 nos morimos de miedo, no queremos sufrir
y preferimos ignorar que está tocando a nuestra puerta
el mayor de los milagros.

¿Volvió?
¿Llegó el momento de cumplir
mi asignatura pendiente?

lunes, 14 de febrero de 2011

El principio del (ansiado) fin.


Hoy empieza el desafío. El verdadero reto. Yo lo llamaría el final. 
Ruego sea la última vez que emprendo un duelo semejante.
Mente positiva, y la esperanza de un cuerpo revolucionado.
¡Cómo cuesta! Pero tengo que hacerlo. No por lo que se ve, si no 

para estar bien conmigo misma, para conseguir mi equilibrio interior.  
Espero que los primeros días de marzo, pueda decir que logré cumplirlo.

viernes, 11 de febrero de 2011

Tiempo al tiempo, tengo que esperar.

Soy un ser excéntrico. Una mujer, con sus muchas idas y vueltas, sumamente susceptible. Así es que hoy no sé con exactitud qué es lo que me ocurre, aquello que me transita la sangre. Suelo cambiar de parecer, no tuve más remedio que acostumbrarme a eso. Y no es la primera vez que la incertidumbre se adueña de mis pensamientos y se entraña en el crepúsculo de mi cuerpo. Complejo sentimiento el que perciben mis sentidos. Te odio, no soporto tu voz, ni el tenerte cerca, quiero que estés lejos, que no me dirijas la palabra, por momentos escucharte es tan fastidioso como el ruido que hace la tiza al raspar contra el pizarrón, a veces deseo que dejes de radicarte en mi vida, porque en esos instantes por lo menos, no te quiero. Qué paradoja que cuando lo logro, finalmente, me parece que si no te tengo cerca me muero de bronca o tristeza tal vez (no puedo definir esto que me pasa y no sé tampoco si tiene nombre alguno) Pero luego te quiero ahí, como quien diría a mis pies, disponible, pendiente o mejor dicho dependiente de y para mi. Eso sí, cuando se me pase la histeria. 
Me molesta que el curso de las cosas cambien. Quisiera congelar los buenos momentos de por vida. Pero en realidad sería aburrido si todo en la vida fuese estático.
Te quiero, te detesto, te quiero de nuevo. Las circunstancias me hacen sospechar que las virtudes que una vez me acercaron a tu persona, hoy se transformaron en tus peores defectos, los más grandes del universo.
¿Otra paradoja? No me agrada ni un poco la bipolaridad y.. ¿qué es lo que estoy expresando a través de esas palabras? Es más, aborrezco a la gente bipolar. Sufro condenadamente que los domingos seamos dos piezas de rompecabezas que encastran perfectamente entre sí y que los lunes nos convirtamos en dos criaturas indiferentes, dos más del montón, como derrochando ignorancia.
Y hoy me encuentro reflejando eso.. eso que tanto me irrita. Supongo y quiero pensar que es sólo cuestión de horas, días, o semanas.
Todo pasa y no hay mal que dure cien años. Espero sea pronto. Sé que en el fondo de mis sustancia, lo que más añoro es que volvamos a lo que fuimos no tan lejanamente.

martes, 8 de febrero de 2011

Pero a veces, 
los sueños sólo son lo que queremos, 
por eso siempre me ilusiono sola, 
como tratando de huir de lo verdadero. 
Pensé que quizás lo que me pasaba, 
 era sólo lo que yo estaba queriendo.. 
 y por pensar y querer demasiado.. 
desperté.
Y los sueños se fueron desvaneciendo..
Y ojalá mis repetidas fantasías se precisaran en la vida real, porque duele despabilarse con el anhelo de que sucedió en verdad y que no fue simplemente un espejismo.

lunes, 7 de febrero de 2011

Bellísimo día para disfrutar de la soledad y poner buena música a todo lo que dá. Preciosa tarde para merendar con el ruido de la lluvia, unos deliciosos panqueques con dulce de leche y un café frío. Exquisito ambiente para elaborar un regalo de cumpleaños (pero con la esperanza de que no se arruine como el anterior, igual me estremece la paradoja de que llueve nuevamente)
Creatividad, ven a mí. Soda Stereo, inspirame.
Mientras tanto, espero que mi musa trepe mi terraza y se infiltre a través de mi ventana, junto con el fresco viento de un lunes de febrero.

sábado, 5 de febrero de 2011



Vivir,
sólo cuesta
vida




Qué buena noche loco, hace mucho no me divertía así.
Me hacía falta una dosis de eso. 
De actuar sin que me importe naaada.Casi me olvidaba de esa sensación.
Aguante mis amigos, aguante la vida.
Es uno de esos días en los que salís a caminar, ves el sol y no podés contener las ganas de tararear una bella canción. Estoy re contenta.
(Aunque ahora mi cabeza y mi estómago están pa' trás, sin duda valió la pena. Y sí, los colorcitos expresan mi estado de ánimo)

jueves, 3 de febrero de 2011

¿Se puede extrañar algo que 
 nunca se tuvo?

No sé si es posible, pero creo que lo extraño, que lo necesito. Verlo, observarlo, pero siempre en silencio. Muñeco interesante por donde se lo ojee. Lo vuelvo a mirar, sin que me advierta. La necesidad de apreciar su andar, subiendo y bajando las escaleras; tal vez pensando (en quien sabe qué) bajo el penetrante sol del mediodía, cuando ya las clases terminaron, al menos por ese día. Ese caminar sumamente especial, propio, exclusivo.. tan diferente a los demás, que logra aparentar que danza junto a la vida. Él y su alegría. Él y su solitaria música. Mi cariño y yo. ¿Nunca me verá? ¿Me tendré que conformar siendo sólo una espectadora.. una más? ¿A ver todo este film desde afuera? ¿Sin poder hacerlo partícipe de esto que me pasa y a su vez no  puedo ponerle un nombre?     

                         A veces se añora en la vida
         algo que nunca llegó a pasar..                                       

martes, 1 de febrero de 2011




Prefiero una locura que me entusiasme,
 a una verdad que me abata.