tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

lunes, 23 de diciembre de 2013

Baldazo de agua fría.
Tendencia a la inautenticidad, necesidad de reproducción, ansias de prolongación externa y de dejar descendencias antes de abandonar este mundo infinito.Y, ante todo, el miedo.
Los hombres y mujeres, como seres finitos, son posibilidad. Posibilidad de todas las cosas imaginables, de salir a tomar un café, de irse del país, de bailar... pero en cada una de estas múltiples posibilidades, está la posibilidad de morir.
1- Morir luego de vivir a consciencia una vida propia, dominada por la propia voluntad, por el dasein sujetando las riendas de su caballo;
2- O morir luego de una larga vida subyugada a la inautenticidad.

Pocas veces ocurre lo uno, sino más bien lo segundo. Porque escapamos a través del SE: se dice, se hace, se supone ¿pero quién es esa suerte de Dios anónimo que maneja los hilos de nuestro accionar? Es paradójico vivir en una era de creciente ateísmo y que, sin embargo, la mayor parte de la gente, a pesar de no creer en ningún Dios, se esclavice y renuncie a sus decisiones dejándose dominar por la voluntad de un Dios anónimo. Es la era de la masividad, de la dominación a través de entes: ellos son los medios de comunicación. Monstruos que moldean la consciencia social a gusto y piacere de sus conveniencias. Monstruos de televisión, a merced de esos grandilocuentes dueños de cadenas y cadenas de medios que promulgan la libertad de expresión y que, mientras tanto, con sus tejemanejes anulan la independencia del hombre, su reflexión, su capacidad crítica.
Fenómenos del XXI.
¡Papi, le tengo miedo al diario, a la radio y la televisión!
...hoy me hicieron llorar.

martes, 17 de diciembre de 2013

Me subo al fuego de tu juego,
como el día que le sigue a la noche.
Sin pensarlo abro los ojos
y vuelvo inmediatamente a cerrarlos
como el miedo a un golpe
como un reflejo
instantáneo
como el café
de mis días eternos
que me desvela ante la luna,
como el pasar
por este cosmos quejumbroso
sin una razón,
nosotros
andamos jugando.
Los mismos de siempre
 ávidos
ingenuos
compulsivos
el uno,
escindido
en dos.
Siempre el verso que completa la estrofa.
Pero el día corre a la noche,
no nos olvidemos,
corre tras la sombra del sol
corre tras el agua del río.
Porque está cansada,
porque
está. 

Siempre está,
y por eso está cansada.
Me gustaría enamorarme
de una sonrisa, de un carácter, de un abrazo.
Enamorarme de un pedacito de cielo
y no de la inmensidad de la Vía Láctea.
Quisiera no ser tan ambiciosa
porque dar es dar
como más por menos es menos
y menos por menos es más
¿por qué siempre prefiero el más que el menos,
las dimensiones deslumbrantes antes que lo muy ínfimo?
Me gustaría soltar un poco más y amarrar un poco menos,
soltar el cuerpo, la pollera, el momento,
amarrar el instante, el día, la luna.
Me gustaría irme a vivir con su paz
con los árboles del arrabal.
Y ante todo esto yo me pregunto
¿cómo no hacerme pedacitos?
Si todo es tan tentador
que me dan tantas ganas de festejar
de desmigajarme, 
de dejar de ser pan
porque uno necesita de vez en cuando de la carne.
Dividiéndome,
dividiéndonos
y disfrutando de esas pequeñas cosas
aunque sin saberlo.
Eso es.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Musas

Las musas llegan caminando y se van corriendo. Nadie sabe por qué andarán tan apuradas.
Nunca les sobra un segundo y para ellas el momento es siempre ahora. En el preciso instante en el que las veo llegar, ya las puedo ver marcharse a paso ligero. Me doy prisa para que no se escapen, pero dan pasos tan largos que mis pequeños pies no llegan a seguirles el ritmo. En el trajín, mi sosiego se claudica en el hermetismo del silencio y no salen las palabras para gritarles que me aguarden. Las pierdo de vista. Las persigo y doblo con ellas la esquina, por un momento las vuelvo a encontrar.
Es como una imagen figurada: las palabras están apelotonadas y es preciso ordenar ese pelotón para darles forma en prosa. Para que me entiendan los demás y a su vez, para entenderme yo misma.
Así como entiendo que la yerba y la bombilla se complementan mutuamente, como el beso y el abrazo, el día y la noche, el sol y la luna y toda esa infinitud de parejas desparejas, opuestamente atractivas, que ejercen una dualidad inseparable en la numeración y en la asociación que hacemos de sus ideas.
Les rogué a las musas que no me comprometan, pero fue un esfuerzo inútil, pues ellas ya habían tomado la decisión avasallante de plasmarse en el papel, de volcarse como reinas de la tinta china y de ocupar el centro de atención... Porque no se conformaron con el margen del papel (nunca se conforman con un poco) sino que quisieron ubicarse en el medio de la hoja, grandes, inmensas, majestuosas, sin dejar lugar a las que vinieran después de ellas. ¡Musas egoístas! - pensé. Y ellas, cristalinas, rieronse de mi, maliciosas y omnipotentes como un clavicario de huesos que saben que son la médula de la columna vertebral de la espalda y del bipedismo.
Sin las musas no podemos mantenernos de pie, ni erguidos, son como el calcio que mantiene saludable toda nuestra estrctura ósea. Sin las musas nos encorvamos y en esa posicón, humillados, caminamos como animales. Las musas son la esencia., porque son las musas las que nos permiten crear.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Cita porteña.

Entablar una conexión
de esas que son como una soga milagrosa
de las que parecen débiles
de las que tememos cortar
tal vez por un error
tal vez por un mal movimiento,
y, sin embargo, son esas mismas sogas
las que salvan más vidas
que un salvavidas.
Etablar un vínculo casi accidental,
de esos invisibles
aunque tangibles a su manera,
un vínculo delicado
que nace del ahora
pero que se vive desde el siempre.
Entablar un lazo
de ser a ser
poco superfluo
poco carnal,
en el que el contacto físico es un adorno.
Un lazo efímero,
cálido como un abrazo,
aunque me engañe con tu proximidad despiadada
y mentirosa,
yo lo sé:
es porque estás lejos.
Finalmente,
nostálgica,
exclamaré para mis adentros,
ojalá que el recuerdo de tu presencia
condense un sólido momento
en la eternidad de esta mujer,
unos pocos instantes memorables
que resignifiquen el sentido de mis mañanas.

Etapa.

Cada hombre es un mundo. Y cuando dos hombres se unen; se unen, a su vez, dos mundos. Y entonces el mundo entero se reduce al mundo de los dos, el mundo cosmopolita parece un poco más pequeño. ¿Pero y si todo está ahí esperando a ser descubierto, o mejor dicho, todo ha sido creado ya y no hay nada que descubrir? Vivimos una era en la que estamos siendo puestos a prueba a cada paso. Es lícito preguntarse también ¿pasos hacia dónde estamos dando? Tal vez no haya un único camino y las múltiples y libres interpretaciones no sean tajantes ni determinantes. Ni libertad absoluta y despojo de toda tendencia a la obediencia y a la sumisión; ni completa dominación a un Ser superior. Tampoco hay verdades en estado puro, sino que hay, más bien, tantas verdades como hombres en este planeta. Y volvemos al mismo punto en que nos encontrábamos al principio, como un trance circular que nos devuelve al mismo lugar inicial.
Como parte de esta especie humana, de esta raza que ha sabido manipular exsacerbadamente a la Naturaleza, he llegado al punto máximo de la duda como base de la existencia, a la cúspide de la incertidumbre. Y cuando uno llega a ese punto, en el que se satura de dudas sin alcanzar tantas sólidas certezas como le gustaría, se rinde y alza una bandera blanca. Uno se rinde de tantos axiomas inconsistentes que fundamentan premisas incuestionables y dadas por verdaderas a priori. Porque cuando se da cuenta uno de que nada ha creado, se siente uno muy triste. La herencia es antes que una virtud, una traba al libre albedrío (si es que existe) La herencia es una condena, una tranquila y cómoda condena para adecuarse al molde humano.
Tal vez sea necesario pasar por tanta duda, tanto incierto, tantas preguntas y tal vez, también, sea bueno no amarrarse a ninguna conclusión para que las conclusiones no rijan nuestra vida. Es preferible, superar esa etapa y arribar a otra más genuina y afable, aunque pueda categorizársela de amorfa por transparente e impalpable.
Siempre es mejor la comprensión de la nada
que la ignorancia de la misma.
Siempre es mejor situarse en el medio
o más allá del bien y el mal.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

De pronto el pez volador entabla un amor efímero con la nube de algodón. Se enamoran en la distancia poco cuantificable entre el mar y el cielo.
Como el pez vuela muy alto; la nube colisiona con el mar, negocia con él para tornarse agua y estar un poco más cerca del pez. Pero la nube se olvida de que en el agua ella no es más una nube, sino que se vuelve una ola trivial de marea. La nube hace el sacrificio de cambiar su hábitat, y todo por amor.
Los días grises, la nube ya no es posibilidad de lluvia, ya no es el amparo de los hombres ante el sol.
La nube lo cambia todo por su amor. Mientras el pez sigue nadando con su cardumen, sin percatarse del sacrificio de la nube.
Un día el sol se enoja con la nube, la acusa de haber traicionado a los astros y a los cielos por un caprichoso romance estacional. Y la nube llora, llora gotas de lluvia en el mar salado. Y esas gotas de lluvia se pierden en el océano.
Todo está muy triste entre los dos. El pez quiere a la nube y la nube quiere al pez, pero se quieren de una manera distinta.
Así, como cualquier día, diéronse cuenta el pez volador y la nube, que era mejor seguir cada cual su destino: ella en el cielo y él abajo, en lo profundo del mar.

lunes, 9 de diciembre de 2013

A mis tiempos.

Cuando lo más chico se va agrandando, lo más grande va haciéndose más chico. Eso que añejo nos parecía gigante, ahora, va tornándose paulatinamente insignificante, como una mosca en el espacio. 
Y lo más pequeño es como un quiste que se ancla en nosotros, que duele y condensa las sensaciones. 
Pero es un dolor especial, de esos que reconoceríamos a la distancia. 

Sentir es más arriesgado, pero también menos aburrido. 

Somos un dassein arrojado ahí, despojados de toda certidumbre, con la única esperanza de conseguir alguien u algo que nos brinde una mínima cuota de seguridad. Tenemos la libertad y la consciencia de nuestras acciones, pero siempre tratamos de rehuirlas, de depender de fuerzas mayores e inciertas. Tratamos con vehemencia de escaparle a la idea de que todo es consecuencia de nuestro errar y acertar.
El destino, las energías... Existen, claro. Pero no todos nuestros actos y cobardías pueden ser delegados a esas fuerzas mayores. Hagámonos cargo, seamos responsables de nuestra vida. Y no intentemos apaciguar la tristeza de lo que no  pudo ser con el "por algo será" ¿Por algo será? Por algo será que el que no arriesga no gana. Simple.
Últimamente me he dado cuenta de lo rebuscados que somos. Como un ovillo muy muy enredado, en el cual el hilo va dando vueltas y vueltas y los nudos son grosos.
Bueno, empecemos a buscar la punta del hilo, la punta de ese bendito caos. 
Acomodarse, de a poquito
Con los tiempos propios. Pero teniendo esa consciencia del tiempo.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Lago en el cielo

Un lago en el cielo,
quiero ser suave,
para evitar tu dureza.
Apago tu fuego,
enciende mi agua
y puede que no haya certezas.

Vamos despacio
para encontrarnos
el tiempo es arena en mis manos.
Sé por tus marcas
cuánto has amado
más de lo que prometiste.

Hoy te apuré
(estaba tan sensible)
son espejismos que aumentan la sed.
Y si adelanté,
no me hagas caso,
a veces no puedo con la soledad.

Vamos despacio
para encontrarnos
el tiempo es arena es mis manos.
Sé por tus marcas
cuánto has dejado
para olvidar lo que hiciste.
Sentir, algo que nunca sentiste

Sos el paisaje más soñado
y sacudiste las más sólidas tristezas
y respondiste cada vez que te he llamado.

Vamos despacio
para encontrarnos
el tiempo es arena en mis manos.

Un lago en el cielo es mi regalo
para olvidar lo que hiciste
Y sentir algo que nunca sentiste.

Hacerte sentir algo que nunca sentiste.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Palabras.

De  acuerdo... todos se jactan de que es mejor decir las cosas para no ser etiquetado de hipócrita.
Pero ¿hasta qué punto podemos escaparnos de "los buenos modales"? ¿hasta qué punto podemos ser francos con una persona sin rozar el descaro? ¿Se puede serle fiel al propio cólera sin lastimar al otro? ¿cuánta sinceridad podemos tolerar? ¿cuál es el grado de transparencia al que puede llegar una persona socialmente tolerable? ¿Es posible hacerle llegar al otro las palabras que genuinamente surgen de nosotros sin que se malinterpreten? ¿No es una utopía pretender que el mensaje se mantenga intacto entre los interlocutores? ¿o, más bien, ante el pasaje por el canal de transmisión, el mensaje se desfigura y algunos de sus fragmentos constitutivos se quedan en el aire?

¿Es que es mucho exigir relaciones sustentadas en la franqueza?
Quizás, ante la imposibilidad de manifestar las palabras que nos gustarían, las mismas se vuelven hacia nuestros adentros para volver a aflorar con inusitada violencia una próxima vez.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Por?

http://www.youtube.com/watch?v=o8p1CqbbKsE

Cabezotas.

Cada minuto que perdemos es una chispa que se apaga,
cada indecisión es un tren que se va,
cada impulso reprimido es la antesala de una futura inhibición.

De nada sirve decir de la boca para afuera,
de nada sirve la reflexión sin práctica.
De nada sirven todas esas chácharas atestadas de palabras inútiles y crédulas
porque las cuerdas vocales son sólo uno de los órganos de nuestro cuerpo.
Hagamos uso de nuestros sentidos.
Si tenemos tacto para tocarnos
y ojos para vernos.

Y sin embargo lo único que usamos es nuestro cerebro.

Tenemos nuestros oídos anulados,
porque no nos escuchamos más allá del más allá
porque oídos tenemos, pero no,
no escuchamos.

martes, 26 de noviembre de 2013

La mirada del amor.

¿Desde dónde miramos cuando nos enamoramos?
¿Qué observamos en el otro? ¿Por qué?
Cuando nos enamoramos no miramos con los ojos, miramos con el corazón. El amor es, en un primer momento, irracional y ciego. Primer momento en el que lo que observamos son las partículas, los átomos imperceptibles a la vista que, sin embargo, flotando están entre la atmósfera que se inmiscuye entre los enamorados. Enamorarse es aspirar ese aire que corta la respiración propia y la respiración ajena.
Cuando nos enamoramos lo hacemos de infinitas maneras. Una de las más triviales es enamorarnos de lo que no tenemos. Por eso enamorarse es, ante todo, una caricia al Ego. Me enamoro de vos porque sé que tenés lo que puede llegar a faltarme. Me enamoro de vos, pero ¡ojo! no me enamoro de tu integridad, del total de tu persona. Me enamoro sólo de la parte que veo en vos que creo que me falta. Enamorarse implica, a la larga, desencanto. Ustedes dirán que si no es total, entonces, no es amor, que eso es sólo un capricho. Bueno, la única diferencia entre el capricho y el amor es que el capricho dura un poco más.
Si yo me enamoro de usted, es porque usted tiene aquello que me atrae porque me falta. Pero ¿qué es eso que me atrae? Eso que me atrae de usted es una cualidad a la que le confiero el adjetivo axiológico de virtuosa. Es por eso que muchos, sin la menor consciencia, dicen: "estoy buscando pareja" La buscan porque saben cuales son los defectos propios, y por lo tanto, buscan en algún otro las virtudes que creen que los auto-completan. Nos da miedo ser imperfectos y por eso, al enamorarnos, buscamos nuestra propia perfección. Perfección que anhelamos encontrarla en el otro. Porque es lógico que nadie busca aquello que no sabe como es. Por lo tanto, si buscamos, es porque sabemos qué esperamos encontrar. Una búsqueda en el amor, está condenada al fracaso. Y por eso, también, es que buscamos "la media naranja" (nótese que el lenguaje coloquial está imbuido de psicología inconsciente)
Buscamos la media naranja porque nos creemos incompletos. Buscamos esa media naranja para sentirnos más fuertes, con más vigor, para sentirnos capaces de todo: para sentirnos invencibles.
El amor es una sensación, es una percepción de nuestra mente (o si no les agrada el pensamiento de iluminista, podríamos decir del corazón. Al fin y al cabo el individuo es indivisible) El amor unívoco no existe, porque pasado ese primer momento nos damos cuenta de que la media naranja, después de exprimirla, no tiene más jugo y como todo lo que ya no sirve: se la tira a la basura. Y la absurda búsqueda recomienza.

Nada.

Es como el letargo del silencio que culmina en el escupitajo de una maraña de oraciones. Sí, de repente tengo muchas cosas para decir. De repente las palabras llegan a mi para ser devueltas al papel.

Por el negocio la gente no pasa. Esto parece todo menos un trabajo.
Estamos a fin de mes y los bolsillos están secos como un desierto.
Mercantilismo incipiente de una mujer de 20 años.
¿Cuántos mates me habré tomado en lo que va de la mañana?
Incontables sorbos amargos llevo tragados en apenas 4 horas.
Es ley de Murphy, voy al baño y entra gente al local.
¿Por qué pasan esas cosas?
Si la libertad ha sido la bandera de los pueblos que buscaban deshacerse de las opresiones que ejercían sobre ellos entidades que se autoproclamaban como superiores, ¿por qué nos encontramos rehuyéndola cada vez más masivamente? La civilización posmoderna se esconde detrás de las sumisiones a líderes y personalidades autoritarias que se enorgullecen de quitarnos la conquista más preciada por la que numerosas generaciones han peleado: la libertad. Hoy la tenemos. Hoy, siglo XXI, somos libres. Y también, hoy, tratamos de deshacernos de ella porque le tememos a nuestros actos no convencionales. Buscamos amparo en la masa para sentirnos menos solos y reconfortarnos en una tonta comunión. Delegamos nuestras decisiones y elecciones en Otros. No queremos saber nada con eso de hacernos cargo de nuestros actos. El existencialismo sartreano se corta las venas y se ahoga en lágrimas ante la falta de ideales que caracteriza el período que nos ha tocado a vivir. Las grandes guerras han dejado secuelas somáticas en nuestras personalidades. Nos escondemos y en el automaticismo no le damos sentido a esta vida que no tiene sentido per se. No queremos entender que la libertad no es nunca un estado de completud. Por el contrario, la libertad, lejos de ser una condición absoluta, es una condición potencial que nos permite ir en busca de un anhelo más ancho, más abarcativo y amplio. Libertad implica carecer de algo y por esa misma carencia es por la que se lucha. Si se lucha, hay libertad aunque más no sea un creación individual. Libertad es ser capaz de elegir lo que uno quiere, aun si esa elección va en contra de los otros. Libertad implica "perder" para ganar: sacrificar algo. Libertad es estar dispuesto a recibir la coacción que conlleva la ruptura de las convenciones. Yo soy libre, libre para amar de otras formas que no son las convencionales. Nada en mi biología me impide actuar de otra forma. Soy libre para hablar de formas no convencionales. Sólo si estoy dispuesto a soportar las consecuencias de mis actitudes, entonces, sólo entonces, seré Libre, Libre con mayúscula.
Contra qué luchamos hoy? Contra el sistema? De qué manera? Acoplándonos en mayor o menor medida a él? No me vengan con esa mentira de que al sistema se lo lucha desde adentro, porque al sistema se lo combate desde afuera. Si estamos adentro, cooperamos en su reproducción. Si estamos afuera, cooperamos en la producción de algo alternativo. Cómo se manifiesta esa Libertad actual en la multitud? Con los fanatismos hacia líderes políticos que poco se interesan por el bienestar de las mayorías? Nuestra ceguera es cada vez más negra y el mundo cada vez más deplorable. La consciencia ya ni se disipa en una era tecnológica. Dentro de un tiempo pensarán por nosotros los robots. Ya nada es natural, ya la natura ha sido devastadada por el hombre y su cultura. Hasta la luna hemos ensuciado con nuestros pies! Ni al planeta Marte dejamos tranquilo en nuestro afán por el descubrimiento y la expansión de nuestro raciocinio. Basta. Esto no puede seguir así. La caída es inminente. No olvidemos que los grandes cambios y las revoluciones que han marcado formas que llegan hasta nuestros días, han tenido siempre como protagonistas de dichas hazañas a locos libres.

Escribir.

Desperté con la sórdida certeza de que llovería a media mañana. El olor de la lluvia era insoslayable, tan concreto que se me hizo tangible apenas abrí las ventanas. Tomé una bocanada de aire y subitamente me encaminé hacia el metro que me llevaría hasta el trabajo. Cuando camino hacia la parada me siento parte de un sueño, como si todavía no me hubiese despavilado lo suficiente como para andar. La pizza de la noche anterior estaba ácida en mi estómago; podía figurarla de un color verde rancio, casi en proceso de descomposición dentro mio. Esa imagen se plasmó en mi mente y me dio náuseas. Era un día más, mientras esperaba el transporte atestado de las 7 de la mañana vi a dos niñitas de secundario y las sentí añejas. ¡Con qué facilidad se olvida uno de lo que fue, hasta el punto de parecerle extraña una rutina que perduró años en su vida! Así las miraba, hasta con la ternura de una señora que ya es muchos años mayor. ¿Me estaría volviendo grande? No, no lo creo. La noche anterior, desde mi terraza, me había perdido entre las formas de las nubes, atolondrandome de sosiego como cuando era pequeña. Tal vez, con el correr de los años, la experiencia vivida me estaba tornando más sabia. Pues había aprendido a callar; había comprendido la importancia del silencio tanto como la de las palabras: ya no tenía la frenética necesidad de hacerle saber todo a todo el mundo. Supe que a veces son más inteligentes las mujeres que saben callarse ciertas cosas, y con esa idea, esa misma tarde, había podido reprimirme el impulso de pelear con mi madre. No es fácil hacer un bollito con las palabras y mandarlas a guardar quién sabe a donde, pero, con esfuerzo, no es tampoco imposible. Me pregunté si habría dentro mio una especie de sótano en donde estuvieran guardadas todas las cosas que no dije, todas las broncas que me hube tragado desde que tengo consciencia de mi ser y del mundo tan ácido que me ha tocado vivir. Me imaginé un lugar oscuro dentro mio, en mi lado izquierdo, como en un rincón: todo aquello que callé estaba apelotonado, y si me descuidaba y abría demasiado la puerta del sótano, todas aquellas cosas guardades se caerían como una avalancha sobre mi. Si, necesitaba prudencia cada vez que quisiera abrir ese portal.
Recordé mi tarde de ayer.
Si bien era feriado, a muchas personas se les había ocurrido salir a caminar. Era un lunes, pero en verdad tenía el color de un domingo. Muchos abuelos habían sacado sus sillas a la calle y habían salido a tomar un poco de aire, por más que en la calle el aire fuese tanto o más sofocante como el de adentro. Niños andando en bicicleta por la vereda que jugaban carreras de esquina a esquina. Jóvenes agraciados despatarrados en un cordón derrochando risas. Y yo, caminaba. Un poco sin rumbo pero con la poca espontaneidad de alguien que no se descuida de irse muy lejos porque sabe que luego deberá caminarse la vuelta. Noté que mis auriculares llamaban un poco la atención por su tamaño, si a eso le sumabamos que iba canturreando no tan suavemente, definitivamente mi presencia llamaba la atención.
Con un poco de melancolía añoré la presencia de un compañero. El último año mis deseos de ser madre se habían agigantado. Varios días al mes me sorprendía el instinto materno que afloraba dentro mio. Me asustó y al mismo tiempo y con la misma fuerza, eso me tranquilizó. La esquizofrenia de mi madre había hecho germinar en mi la semilla de formar un familia ¡Oh, mi madre! La fuente de mis turbulencias y mis más preciados aprendizajes indirectos. De ella había aprendido todo lo que no quería para mi vida y me había proyectado en la maternidad casi en un sentido opuesto al que ella había ejercido sobre mi. Supe que, en ciertas circunstancias, es más fructífera la falta de que la presencia de. Me dejaba perpleja el hecho de haber aprendido más cosas de alguien que se equivoca más a menudo que de alguien que vive acertando. Definitivamente, el contacto con el mundo nos moldea enormemente y nos pone alerta acerca de nuestra propia existencia. Cada vez más, los libros se volvían mi inexorable compañía, que tal vez por no poder emitir opinión, me era la única tolerable por estos días. Ellos nunca me habían defraudado, su fidelidad me desoló al punto de creerme una ermitaña antisocial. A fin de cuentas eran los únicos que no me hacían pescar rabietas; por el contrario, habían sido siempre mi calmante ante situaciones de enervación y poca lucidez. Cada vez que me encontraba desequilibrada, al sumergirme en una de sus páginas, me daba a mi misma la posibilidad de realizar una catarsis y de pensar en frío. Lo mismo me venía sucediendo con la música. Realmente estaba preocupaba sobre mis pocas aptitudes para con las otras personas. Ultimamente todos me parecen tontos y despreciables. Veo en toda nuestra especie humana un halo despreciable que se hace más fuerte que todas las virtudes que puedan contrarestarlo. Esta reclusión en libertad está atormentándome, pero siempre escribir me ha ayudado a ordenar mis ideas y a purificarme, aunque más no sea galácticamente.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Simone de Beauvoir (1908-1986)

"Siempre habíamos mirado lejos. ¿Sería necesario aprender a vivir al día? Estábamos sentados uno al lado del otro bajo las estrellas, rozados por el olor amargo del ciprés, nuestras manos se tocaban; por un instante el tiempo se había detenido. Se echaría a correr otra vez. ¿Y entonces? ¿Acaso yo no podía trabajar todavía? ¿Mi rencor en contra de Philippe se desdibujaría? ¿Volvería a asaltarme la angustia de envejecer? No mirar demasiado lejos. A lo lejos estaban los horrores de la muerte y de los adioses; estaban los postizos, las ciáticas, las invalideces, la esterilidad mental, la soledad en un mundo extraño que ya no comprendemos más y que continuará su curso sin nosotros. ¿Lograré no alzar mi vista hacia esos horizontes? ¿O aprenderé a percibirlos sin espanto? Estamos juntos, ésa es nuestra posibilidad. Nos ayudaremos a vivir esta ultima aventura de la cual no regresaremos. ¿Eso nos la volverá tolerable? No sé. Esperemos. No tenemos elección"

viernes, 22 de noviembre de 2013

Histórico devenir

Viene dado por la coincidencia de las múltiples historias que se encadenan, el destino.
Un destino que no es innatamente nada, o tal vez, sólo sea innatamente incierto.
Cuando leo a esas grandes figuras que han emancipado su pensamiento del de la multitud, me recogico de admiración. Algunas escriben sin saber que en sus obras se halla el germen del anhelo a la ambición de grandeza de cientos de hombres que van forjando sus rumbos al leerlos. Una grandeza que nada tiene que ver con el estatus económico, ni con el advenimiento de una comodidad burocrática que nos asegure el porvenir. La grandeza está dada, por el contrario, por la lucha de los amos contra los esclavos. Amos que desean imponer su deseo, a costa del sometimiento de sus esclavos. Esclavos que desean trascender el deseo de sus amos y liberarse. La historia se funda en la lucha de los deseos. Y la razón es el arma moderna por excelencia. La violencia cae al filo de un siglo que logró, aunque no sin dificultad, deslegitimarla como medio para llegar a un fin. Es la historia teleológica la que nos permite descifrar los móviles ocultos que se disfrazan en la prédica que se hace de una acción. El hecho está ahí, moviendose unidireccionalmente. Pero lo que cambia es el conocimiento que hay sobre esos hechos, las interpretaciones que de un mismo hecho se hacen.
Hoy, más que nunca, saber es poder.
La mente, el raciocionio, ha hegemonizado en la praxis retórica. Quien ostente la razón más convincente impondrá su deseo y hará de sus esclavos títeres de expansión y reproducción ideológica.
Pocos grandes hombres han logrado imponerse, los otros, casi siempre y sin saberlo, han contribuido a una u otra cosmovisión. Porque somos SUJETOS, sujetos que desde antes de nacer han sido sujetados.
Entonces, cabe preguntarse ¿libertad? La respuesta es afirmativa. Somos libres en tanto y en cuanto seamos conscientes de nuestra coyuntura, del pasado y de los discursos que intentan persuadirnos. Sólo así podremos superar esta etapa posmoderna que nos agobia: carente de valores máximos, de exaltación de relatos estupidizantes sin sentido. Sólo así volveremos a caminar con el afán de un futuro indudablemente mejor. Para confiar en el legado de nuestros hijos, de la descendencia, que es la prolongación de una lucha que emana de una entidad superior.

jueves, 21 de noviembre de 2013

A-partir

Aquí estoy
recuperando la felicidad
borrando cobardías
embriagándome de literatura y poesía.

Allí no estoy
oscura y quieta como un sedimento
profunda como una cloaca
podrida como las sobras que han quedado en la heladera.

Aquí voy
con mis energías puesta en la ruta
con el amor aferrado a mis seres queridos
con la sonrisa constitutiva de la alegría.

Allí no voy
a enredarme en pensares poco fructíferos
ni a bailar porque tenga que bailar
ni a comer porque sea la hora del almuerzo.

Será un verano memorial
será lo que yo quiero que sea
será lo que tenga que ser
será un buzón de historias que nunca imaginé.


Il cuore

Ya nadie graba
en las paredes
en los troncos
       Luis y María
         Raquel y Carlos
           Marta y Alfonso
junto a dos corazones
enlazados

ahora las parejas
leen esas vetustas
incómodas ternuras
en las paredes
en los troncos
y comentan
¡qué ñoños!
antes de separarse
para siempre.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Ellas.





Ella también se cansó de este sol,
viene a mojarse los pies a la luna.
Cuando se cansa de tanto querer,
ella es tan clara que ya no es ninguna.
Sube a las hojas y cae hasta el mar
¿cómo es que puedo tocarle las manos?
¿De dónde vienen quienes al nacer
llueven y llueven y en ella se juntan?
Yo me recuesto y ella en el final,
viene a dormirme movida de estrellas.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Cementerio club

Su nombre empieza con E.
En esa E, yo me escondo.
Porque es místico esconderse.
Lo anónimo intriga,
la clandestinidad excita,
la cobardía del sentimiento seduce hasta el punto cínico de la actuación.

Igual, aunque vos no sepas de la existencia de este secreto, yo te nombro en todas mis canciones. Así te tengo más presente. Así te volvés palabra, melodía, riff...
Así te (me) volvés un poco más tangible.

Y lanzo una carcajada, porque no sabés nada!
No tenés conciencia de nada, no te imaginás siquiera que protagonizas una historia.
Es el colmo de lo absurdo.
Yo te amo, Rodolfo.
Y vos no tenés cara.
Sos un signo de pregunta flotando en el aire.
De quietud a impaciencia.

No soporto el sometimiento de mi ética.


Conclusiones

Llega un punto, al cual llegamos casi siempre sin saberlo, en el que la mente dice basta dice: ¡Ah, basta de pensar! Para todo hay una canción, y para toda felicidad hay un lamento  consecuente. Como todo es un eslabón en la cadena parte de un todo mayor, las cosas se entrelazan... Y es así, es ley de vida. Y contra las leyes de la vida, ha quedado empíricamente demostrado, uno no puede.
No nos queda más que esto. La duda y la ambigüedad rutinariamente latentes. Y, por más que vaya al mercado en busca de seguridad, nunca me alcanza el dinero para comprarla. Siempre 5 para el peso, siempre. ¿Qué hacer con tanta diferencia? ¿Qué hacer cuando uno reivindica la diferencia? Eso es lo que me distingue de los demás, justamente, el hecho de ser diferente en el medio de un mundo indiferente. No me da igual. Lo grito, lo escribo, lo escupo, y lo hago póster.
No soy una de esas personas ni, de las que no se sabe si están felices o están tristes. De las que ocultan todo. De las que hay que inferir conclusiones poco probables. No me gusta pescar conclusiones.
Me gusta que las conclusiones me las den a entender, que me guiñen un ojo con las conclusiones, que me las sugieran. Oh! Quiero embriagarme de conclusiones y de implícitos. Que me seduzcan las palabras, los gestos. El juego de la competencia paralingüística llega a su fin. Fue efímera, linda mientras duró.
Hoy creo que yo también arribé a  una conclusión: no te vuelvo a ver.

sábado, 19 de octubre de 2013

Nostalgia.

Nostalgia, no me toques la puerta, por favor, que nunca soy tan fuerte como para no abrirte.
De verdad, te lo ruego, hoy no me visites.
Nostalgia, siempre fuiste más fuerte que yo. Siempre lograste que mis acciones estén a merced de tu desquiciada voluntad.
Nostalgia, no me dejes perderme en añoranzas.
Nostalgia, no te vuelvas mi deidad, que ya demasiado complejo es sin tu presencia mi cosmos politeísta .
Nostalgia, te lo pido con vehemencia, no me dirijas la palabra, ni me dejes ahogarme en el silencio.
Nostalgia, siempre tenés la dosis exacta para convencerme.

Pero te advierto, esta vez, nostalgia, que cambié el cerrojo de la puerta.
Andabas caminando de la mano de tu cordura. Vos con sombrero y ella de pollera corta, tan corta que se le veían hasta las injurias. Como una alfombra que esconde la tierra que hay debajo, te enorgullecías de tu languidez y benevolencia, cuando por debajo de esa piel lo único que había era bronca y desazón.
Tu espalda, alta y erguida, se revestía de lunares desposeídos.
Tu sonrisa minusválida vaticinaba el fin de la era en la que todo era globos y colores.
En tu relicario de huesos un estigma: la promiscuidad de tu columna vertebral aventuraba tu postura poco erecta.
Es que debajo de lo que yo siempre vi, en mi ingenuidad por creerte, oculté tus móviles de acción  y tus verdaderas intenciones. Ante esto, no queda más que la separación. Vos a la derecha y yo a la izquierda.
No quiero seguir caminando de la mano con un cínico. 

Naturaleza ¿dónde estás?

Asumo la palabra y me torno garante de mi discurso.
¿Pienso y luego existo? ¿Dudo de todo menos de que estoy dudando, o al contrario, existo y luego dudo de que existo? Si fuera como decía Descartes (ergo propter hoc) no habría posibilidad alguna de equivocarse, el margen de error no sería tan grande a veces como para haber provocado atrocidades humanas tan mezquinas y guerras tan anchas a lo largo de nuestra ominosa historia. Por eso, sin duda, existo primero, y porque existo, luego dudo... ¿cómo podría dudar si no existiera?
A veces creo que todo lo que está en los libros es un mero divagar sin sentido, un camino sin retorno hacia la neurosis... pero después, justamente cuando dudo hasta la embriaguez, me doy cuenta de que la locura es un estado permanente, un ovillo que siempre está a punto de desenredarse. Cuando creés que estás por encontrar la punta del hilo, ¡pumba! otro requete nudo. Y es así, ¿viste? Seguro que a vos te debe haber pasado lo mismo: yo estaba muy tranquila hasta que el criticismo me invadió. Hasta que la inmunda cultura me convirtió en homínido. El día en el que la Cultura avanzó sobre mi naturaleza, me volví loca.
Hasta ese día, yo no andaba preguntándome todos los por qués, fluía y no encontraba objeciones ni satisfacciones. Todo el mundo era una bellísima y absurda masa amorfa.
Y si, mi querido amigo, todos queremos encontrar la vuelta a la infancia. Dulce anhelo el pasar aniñado no contaminado de ideas. Pasar en el que los problemas no eran más que una noción esporádica y un tanto difusa, de la cual no sabíamos su forma, su dimensión o de su naturaleza constante. Pero no queda otra, ya siendo un adulto culto hay que ensanchar el pecho, llenarse de aire, y atravesar el campo de batalla y en lo posible salirse invicto de él.
PERO POR FAVOR!!! ¿Qué es lo que leen mis ojos?
¡No! Te juro que no te miento, mirame a los ojos. MIRAME. Sé transparencia, y no uses la boca para enturbiar esa pureza que emana de tus ojos. Callate la boca, porque la boca ensucia y mancha la blancura de tus sábanas. Escuchame a mí, por una vez, escuchenme todos: se acabó lo que se daba.
Oscar Wilde escribió con toda razón de cínico un aforismo que decía que la pose más difícil es la natural.
Bueno, basta, basta, adiós Wilde y todos esos filósofos dementes. A la mierda las poses, a la mier-da. Lo que es natural no es pose. La pose es mentirosa, es un engaño, y la naturalidad se opone fehacientemente a esos términos. Así que dejemos de converger en incompatibilidades. Sigamos el buen camino. Si vamos a jactarnos de seres naturales, tengamos el coraje de no convertirlo en una pose más. Pero en realidad basta con entender que jactarse de algo es el paso previo a la pérdida instantánea de nuestra naturalidad.

lunes, 7 de octubre de 2013

Canto nupcial.

Me he casado
me he casado conmigo
me he dado el sí
un sí que tardó años en llegar
años de sufrimientos indecibles
de llorar con la lluvia
de encerrarme en la pieza
porque yo -el gran amor de mi existencia-
no me llamaba
no me escribía
no me visitaba
y a veces
cuando juntaba yo el coraje de llamarme
para decirme: hola ¿estoy bien?
yo me hacía negar

llegué incluso a escribirme en una lista de clavos
a los que no quería conectarme
porque daban la lata
porque me perseguían
porque me acorralaban
porque me reventaban

al final ni disimulaba yo
cuando yo me requería

me daba a entender
finamente
que me tenía podrida

y una vez dejé de llamarme
y dejé de llamarme
y pasó tanto tiempo que me extrañé
entonces dije
¿cuánto hace que no me llamo?
añares
debe de hacer añares
y me llamé y atendí yo y no podía creerlo
porque aunque parezca mentira
no había cicatrizado
solo me había ido en sangre
entonces me dije: hola ¿soy yo?
soy yo, me dije, y añadí:
hace muchísimo que no sabemos nada
yo de mí ni mí de yo
¿quiero venir a casa?

sí, dije yo

y volvimos a encontrarnos
con paz

yo me sentía bien junto conmigo
igual que yo
que me sentía bien junto conmigo
y así
de un día para el otro
me casé y me casé
y estoy junto
y ni la muerte puede separarme

Susana Thénon

sábado, 5 de octubre de 2013

Un horizonte con sombrero.

Hoy voy a tomarme un tereré bien frío, hoy no voy a pensar en mis vacaciones, simplemente porque ellas no existen. No hay distinción alguna entre dos meses y el hoy. El hoy se yergue ante todos los días indefinidos, ante todos los pretéritos, perfectos e imperfectos,simples y compuestos.
Hoy, si tengo sueño voy a dormir.
Hoy no voy a rugir, ni a ladrar, ni a morder. Hoy quiero callar.
Hoy voy a aceptar y a edificar con los herramientas que tengo. No me importan si son pocas, no me importa si son muchas.
Hoy voy a deconstruir esquemas mentales y representaciones, voy a demolerlos de un solo hachazo por ser tan convencionales que la gente ya ni se percata de su uniformidad. Hoy, no querré parecerme a nadie, porque nadie es nada. Ni yo soy nada, ni el otro es nada. Nadie es tan original en esta vida como para que yo quiera parecérmele. Hoy no pienso en qué ganas tendría de que sus brazos estuviesen aquí. Hoy no voy a darle cabida a los seres ficticios que perturban mi calma. Hoy nada de eso.
Hoy sólo hoy.
Vamos, volvamos a lo de antes.
Venga, que el tiempo es sólo una subdivisión mental que subjetiviza la categoría del tiempo.
Vamos, que podemos imaginarnos un pasado de florcitas y caramelos
venga caracol col col que saca sus cuernos al sol.
Quedate un ratito más,
quedate y mientras andá yéndote.
Así no me doy cuenta...
y en un futuro imperfecto, vas a ser sólo una reconstrucción sin sentido,
un verso vacío, una estrofa sin versos,

una rima asonante
una rima consonante. 
¿Te gustan esos raros peinados nuevos?
Sí, me dijiste

y te dije adiós para siempre.
Te gusta lo extravagante, lo exótico,

te gusta el sinsentido
y por eso te gusta esta vida llena de sabores insípidos.

Me gusta lo imposible, me gusta el chocolate
y me gusta tu temperamento.
Tu carácter ecléctico, tu andar enigmático.

Quiero un poco de eso y un poco de aquello,
quiero algo de razón y algún que otro grito que matice mis locuras. 
Te gustan los coros, y los solos.
Te gusta ser el cantante de mi banda. 
El ombligo es el centro del mundo y todos lo detestan por eso
¡ay pobre ombligo!
En cambio, los ojos, 

musa de las transparencias, 
son en realidad la más mezquina dualidad de las apariencias.

Y vos, tan amplio sin ojos ni nariz,

crecés, desprendiéndote de las hojas otoñales.

Vos, hoja del árbol,

caés en primavera y nacés en invierno.

Vas contra las reglas,

vas contra la naturaleza.

Vas contra el mundo. 

lunes, 30 de septiembre de 2013

Un día viajaré sola.
Un día sobrevendrá de una vez y para siempre la claridad.
Un día ella aflorará y la oscuridad se sumergirá.
No entiendo muy bien qué quiero decir con todo esto, 
y es factible que si no me auto-entiendo nadie me moto-entienda. 
Pero el pensamiento no es más que una masa amorfa, 
y por más que busque librarme de las palabras, 
ellas volverán hacia mí como un boomerang,
ellas siempre aparecerán en las tinieblas de mi mente 
y me arrastrarán con ellas.
Y yo me ahogaré con ellas, 
reivindicando el vaticinio inútil 
de haber sabido eso que iba a pasar.

Un yo sin un tú.

Yo (te) digo que no te soporto.
Yo, sujeto enunciador, asumo la total y completa responsabilidad de mi enunciado. Tú, la otra polaridad de los sujetos (porque si hay un yo necesariamente ha de haber un tú) te digo que hay momentos en los que prefiero perderte que encontrarte.
Vos calcás mis reflexiones, y yo calco las tuyas. Nos mimetizamos y perdemos la autenticidad que habíamos conseguido, es la triste y clásica disjunción de perder lo que antes era propio.
Puedo entender que no sos consciente de tus palabras, pero hay veces en las que te sacaría los ojos con los alfileres como Edipo Rey de Sófocles. Hay momentos que me surgen ganas de golpearte. Hay momentos en los que me encuentro tan sedada y tan relajada que olvido la enervación que la mayor parte del tiempo me causás.
Hay algo no lógico en mi postura hacia ti. Hay algo siniestro en tu mirada hacia mi.
Hay algo místico entre entre ti y mi, entre vos y yo, entre tu y este ser. 
Es probable que mi discurso monologal quede reducido al virtualismo de un blog, o es probable que además de mis palabras, deje toda mi bronca en este espacio. Es probable también, que el que me lea se haga una imagen violenta de mi. Eso no me importa.
Indistintamente vos, tu, usted, tratará de reconstruir mi discurso a partir de inferencias poco consistentes y lo logrará, efectivamente, aunque nunca sabrá con certezas a cuál de los tu estoy apelando yo.
Dejeme decirle, además, que esa elipsis que usted trata de interpretar, ese vacío que está tratando de llenar, no es más que una hipótesis conjetural y no una teoría institucionalizada, por lo que, sus esfuerzos, mi querido, serán ante todo, vanos.
Por eso le digo sin descaro, so pena de incurrir en enemistades, que no sosporto su mirada etnocéntrica, su visión todopoderosa del mundo, su positivismo cósmico, su palabra justa para todo. No soporto al EGO escindido en dos, y por eso no lo soporto a usted. No hay un yo, sin un tú y por lo tanto usted desaparecerá con mi yo.

Aquí y allá

La pluma deja filtrar la subjetividad en un papel o cualquier otro formato que nos provee este siglo.
Hemosle abierto los ojos y hasta nuestros brazos al nuevo milenio.
Cómplices de un centuria guerrera en donde el amor se ha vuelto mera bandera discursiva.
Superficialidad y ostentación hoy comen de la misma mesa. Nosotros, seres descarados, causa y efecto de lo verborrágico, nos ubicamos en el centro de referencia, en la cúspide del desarrollo cultural.
Hemos alcanzado la civilización, ¿pero a qué precio? Seguimos siendo esos salvajes, pero ya no en su estado puro de libertad y bondad, sino que hemos sido corrompidos por el lujo y los artificios de lo material.
Necesitamos hacerle saber al otro que leemos a Cortázar, a Borges, que visitamos Museos, que nos pasamos los fines de semana en Museos y en otros inmundos espacios de la elite.

Luchamos por lo popular, pero en cuanto nos vemos en el aprieto de vivir sin todos esos lujos y artificios, somos incapaces, no podemos. Es más fuerte que nosotros.
Hemos naturalizado la sociedad, hemos incorporado sus tiempos. Comemos a determinadas horas pautadas por vaya uno a saber quién. Hemos economizado nuestros tiempos y hemos instaurado la categoría futuro por delante de nuestras narices, olvidándonos de la unidireccionalidad temporal que no es más que una continuidad en el espacio, esto es: nos hemos olvidado de la ctaegoría presente.
Decimos tantas cosas inteligentes y hacemos tantas cosas estúpidas.

Somos contradicción, nuestras células evidencian ese antagonismo primitivo. Es una carrera, la estructura mundana es una pista de Fórmula 1: quién llegue primero se llevará el mayor premio que es morir en medio de una asquerosa condecoración. Ya los espermatozoides son el ejemplo inobjetable de que la inauguración de una nueva vida supondrá, necesariamente, la competencia con el otro. Pues un espermatozoide es la antesala de la vida, del niño, y es la inevitable consecuencia de una vil carrera desmesurada por la vida, que se disputa ni más ni menos que a costa del fracaso del otro.
Las dicotomías son contantes en nuestras evaluaciones: ganadores y perdedores, ricos y pobres, buenos y malos, blancos y negros, altos y bajos, y así sucesivamente.
Qué pena me da ser parte de esta basura atómica.
Repito, se ha escrito tanto... ¡pero se ha incorporado tan poco!
 

domingo, 8 de septiembre de 2013

El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta.
Que fluya, como el agua cuando está la canilla abierta. 
Que se caigan las superestructuras y que quede sólo la estructura.
Que se pudran el tiempo, los horarios y las obligaciones.
¡Muerte al complejo de ansiedad! ¡Muerte a las agujas del reloj!
Que viva la improvisación, la sonrisa, la lluvia y el sol.

Que existan los viajes, los besos y los paseos australes y boreales.
Que los tesoros sean las bibliotecas y las monedas de chocolate.

A desestructurar,
a des-
es-
truc-
tu-
rar.
 

viernes, 6 de septiembre de 2013

Te encontré, más de casualidad que a la vereda a la vuelta de la esquina.
Te encontré alta y hermosa,
y a pesar de tu falta de sol, 

llena de luz y de poesía.

Te encontré y no dormías,

tu vida nunca se des-encendía.
Te encontré y tus columnas me dieron un místico sostén, 

te tropecé y un lugar en donde darle cuerda a mi fantasía hallé.

Te encontré y todavía no sabés mi nombre,
Te encontré y todavía nunca me dirigiste la palabra.
Te encontré y todas mis historias no te importan...

¡¿qué más da si soy una imbécil o perspicaz?!

Te encontré abriendo tus puertas de par en par, sin renegar de cortesía. 

Te encontré atiborrada de papeles que aún me intrigan la esencia de tu mirada.
No conozco tu ideología, ni tu materia preferida,
pero sí sé bien de tu rutina.

Vos no tenés familia y mucho menos ascendencia,
no conocés el sentido de la palabra soledad.
Te encontré y me incorporaste de inmediato a la magia tu vida,
y vos ya sos parte de la mía. 


                                                                                                                  Puán

martes, 27 de agosto de 2013

école

"Lo que pasa es que se creen sabios -dice de golpe-. Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido.
Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas (...) En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento. Mirar, por ejemplo, o comprender a un perro o a un gato. Esas son las dificultades, las grandes dificultades."


Julio Cortázar 

domingo, 25 de agosto de 2013

Somatizo.

Es cínico vivir actuando. Es insano someterse a un personaje ficticio que no es sino la fachada de una manzana podrida. No comprendo de dónde es que sale tanta oscuridad, pues el negro ni siquiera es un color, y no existe fuera de nuestra imaginación como un color natural, como podríamos considerar al verde.
Somatizar es un síntoma agudo de esa oscuridad, es la evidencia de un rastro pasado, presente y posiblemente futuro. Y por ende, caer enfermo es una advertencia de nuestro cuerpo pero también de nuestra mente. Por lo que teorizar sobre lo que me pasa, no es un lujo sino una necesidad.
Qué clase de alivio encuentro penando virtualmente, no lo sé. Qué clase de pésame es la opresión del pecho que me acuña desde que despierto hasta que me acuesto, tampoco lo sé. A qué clase de naturaleza pertenecen esa masa amorfa y despiadada de pensamientos a la que le doy forma con palabras, eso siempre será un enigma.
Me preocupa el desgano, la falta de incentivo y la excesiva dejadez que he tenido últimamente. No es propio de mi dejarlo todo en manos de un laissez faire existencialista. Siempre me consideré una persona mañosa, que buscaba la vuelta de tuerca aunque ésta no apareciera de movida.
Hoy estoy en un campo vacío, sin árboles que me brinden oxígeno para respirar ni zanahorias que se desprendan de un cultivo como fruto de su madurez.
Hoy me encuentro sola en ese campo, con la facultad psíquica y fonética del lenguaje, pero sin la capacidad de usarla.

Asimilo y somatizo, 
asimilo, muero en vida


somatizo.

sábado, 24 de agosto de 2013

Por momentos tengo ganas de borrarme, otras de desdibujarme,
para volver a tomar forma y que algún niño me llene de color.
La vida es en relación a los demás. Somos sujetos, sujetados a lo social. A vivir con el otro.
Nadie nos preguntó si estábamos de acuerdo con el mundo al que arribábamos, nadie nos consultó si queríamos llegar ¿Dónde está el derecho a la libertad individual? No me vengan con mentiras disfrazadas de verdad, si desde el primer momento en el que salimos a este cosmos, llorando a gritos de desesperanza, nuestros derechos ya fueron violados y pisoteados desde ese primer momento. No se nos escucha y nunca se nos escuchó. Y parece que nos fueran acostumbrando para que toda la vida sea así.
Ese ser que se oculta en nuestro interior, que se ahoga, que es callado y reprimido por nosotros mismos, ese ser no es más que el germen de un posible cambio que nunca devendrá.
Cuánta razón tenía Rousseau cuando dijo que el hombre en su tendencia natural era solitario y que la sociedad era una circunstancia y no un instinto.
¿Quién cree en el amor en el siglo XXI? En una era efímera, el cariño también lo es. Se vuelve esporádico, un bien más para comercializar dentro del mercado. Los valores son oportunistas y se pueden llegar a cambiar, los ideales son más construidos que adquiridos y nuestra seguridad es como las casas de los 3 cerditos: propensa a desmoronarse.
Hace tiempo que dejé de creer en lo eterno, lo único que me queda por hacer es encarnarme en la esperanza de que el circuito existencial sea circular y esperar a que cuando vuelva, sea en una tribu de las islas Fidji a mediados del siglo XVIII.
Hay días en que mi cabeza se llena de basura y hasta no pase el camión, no puedo hacer otra cosa que escupirlas.


Au revoir.
Uno es lo que es, porque no es lo que no es. Tan fácil es como el ponendo ponens.
Por definición, somos lo que somos porque no somos lo que no somos.
Tomémoslo como premisa para una futura revolución copernicana: uno se forma por oposición y asociación.
No quiero ser como vos. Me gustaría ser como vos, como él. Quiero ser alguien.
Y nos olvidamos que ese alguien ya está dado, que nos ahorramos el trabajo de formarnos autónomamente, independientemente. Entre tanto relativisimo, nos olvidamos que no somos la especulación de nadie.
Muy grande es el error de ignorar todo lo que nos ha antecedido, o más grande es aún incorporar lo dado como Verdad Absoluta, como paradigma, como incuestionable. Hemos perdido generación tras generación esa tela de juicio, esa capacidad socrática, esa bendita mayéutica.
En nuestro altar n
os creemos los únicos, los pioneros, los fantásticos creadores y trascendentales hombres, los que quiebran límites inimaginables. Sólo nacimos y caminamos sin tropezar.
Nuestro problema social radica en la dimensión de nuestro ego. Muy lejos de lo que nos trastoca esa mentirosa ilusión y de lo que quiere hacernos creer, jamás innovamos con lo que hacemos, no somos los precursores de nada. Más triste aún es tener la certeza de que somos prolongación, continuidad, inmutabilidad.
La historia ya está escrita, somos un punto efímero en una línea infinita. 
Entendámoslo de una vez y para siempre que sólo somos un reflejo mutilado de la hazaña estrepitosa de un otro sin duda más grande.
U
n adverso y un transverso al carbónico de ese ser más genial que vivió en una época disímil y arcaica a la nuestra. Me pregunto por qué la gente estudia tanto y reflexiona tan poco.
La clave para desprenderse de la mediocridad es simplemente saber que aplicamos principios económicos en la administración de las ideas, que no son más que recursos escasos, mientras nosotros, los seres humanos inmersos en la refinabilidad y amplitud de la procreación ciega y desquiciada, nos topamos con el problema de la racionalización.
Me pregunto quién habrá sido el genio que inventó el sistema...







"Formándose en la atmósfera de lo que se ha dicho anteriormente, la palabra viene determinada a su vez por lo que todavía no se ha dicho, pero que viene ya forzado y previsto por la palabra de la respuesta."
Mijail Bajtín


lunes, 19 de agosto de 2013

Un feriado con sentido.

San Martín cruzó Los Andes enfermo, en una camilla de campaña, tirada por una mula.
La camilla aún se conserva en el Museo Histórico de Parque Lezama.
Después, al pelotudo de Bartolomé Mitre le pareció más lindo lo del caballo blanco...
Pero la realidad es más poética que la ficción.

[17 de Agosto]

sábado, 17 de agosto de 2013

Cuando era chiquita

Cuando era chiquita no me daba cuenta de cómo funcionaba el mundo, hoy analizando el proceso de mi vida a la luz de los años lo entiendo todo muy clarito.

Cuando nací, lloré ¡Y qué cosa controvertida es el llanto que a través de él podemos expresar múltiples sentimientos y manifestaciones espirituales! Lloramos de alegría, de conmoción, de felicidad, de tristeza, de dolor, de rabia... Y hasta podríamos llorar porque estamos vivos, pero queridos amigos, el absurdo no está contemplado en un cosmos racional.
La cuestión es que no me destaqué ni mucho menos por ese acto de desasosiego ante la irrupción en un mundo al cual nadie me preguntó si quería llegar. Y lo que es peor, la filosofía existencialista fue siendo disfrazada con lujos ostentosos, caprichos satisfechos. Ellos te muestran que vale la pena crecer, que la vida es un disfrute continuo, que, a lo sumo, lloramos porque mamá no nos compró ese juguete que tanto queríamos. Y así llegamos a grandes: mirá a dónde me fui de vacaciones, mirá el auto nuevo que compré, mirá yo tengo lo que vos no tenés y vos tenés lo que yo no tengo. Yo quiero y no necesito lo que vos tenés, vos querés y no necesitás lo que yo tengo. Siendo burdos, la cosa es más o menos así.

Fui creciendo.
Con el tiempo las preocupaciones fueron mutando hacia cosas más complejas como el hecho de no perderme mi dibujo animado preferido, o en su defecto, si Fulana de tal quería ser amiga y en casos extremos, cuando volvía a casa después de un largo día de... nada, mi atención se centraba en tomar la leche y mojar en ella mis galletitas favoritas y cuidado con que se me rompiera una dentro de la taza, en esos casos el escándalo era inminente.
Hace un tiempo ya que empecé a ver que el cascarón estaba permeado por otros seres sociales que muy a menudo discrepaban conmigo, otros que tenían otra vida, otras formas. Fui constituyendo y objetivando como pude al "otro"  porque ya no se trataba del nosotros, simplemente porque no podía haber un nosotros si había primero un otro que se anteponía.

lunes, 12 de agosto de 2013

http://ctcqom.wordpress.com/2012/11/20/adios-mundo-cruel-170-indigenas-se-suicidaran-de-manera-colectiva/

Pero la muerte no es sólo desaparición física, también se "mata" a un pueblo cuando se desconoce sus valores, sus creencias, y en definitiva, se niega su cultura. Es es lo que la literatura antropológica llama etnocidio, que como dice el antropólogo francés Pierre Clastres es la muerte del alma de un pueblo.

miércoles, 17 de julio de 2013

Masa

Los rótulos, las etiquetas, las expectativas, lo que esperamos.
Ese esquema mental que tenemos en nuestras cabezas de nosotros mismos y del otro: del padre, la madre, el amigo, el hermano, el novio, la novia ideal.
Lo ideal es tan recóndito, tan imposible, tan poco terrenal. Es absurdo y hasta contradictorio que un mortal quiera lo que es ajeno a su propio plano de caducidad, que aspire a lo abstracto, a lo eterno, a eso que flota en un cielo superior.
Eso mismo es lo que le pone trabas a la alegría individual. Es eso lo que ofusca la libertad colectiva.
Lo que se supone que debiéramos hacer nosotros para los demás y los demás para nosotros. Esos hechos sociales, esos modos de obrar, de pensar y de sentir autónomos que están escritos con anterioridad a nuestra llegada al mundo. Eso que no nos es posible elegir y que sin embargo, es por lo que optamos.

¿Quién dijo que un buen novio tiene que decirte muchas veces te quiero? ¿Quién dijo que una madre cariñosa es la que da muchos abrazos? ¿Quién dijo que el amigo incondicional es el que está siempre?

Cuando una de estas condiciones, cuando uno de estos presupuestos falla y no se cumple, es ahí que cuestionamos al ser real. A esa persona que nació antes que novio, amigo, amiga, padre o madre, nació en condición de ser humano. Único y por ende irrepetible. Ese mismo ser que ahogamos desde que es un recién nacido y que subyacemos vilmente a la voluntad divina de una poderosa máquina de coerción.
¿No es una paradoja que todos hagamos lo mismo en nuestro rol de buen amigo, novio, padre siendo todos seres "distintos"? ¿Por qué, entonces, si somos todos distintos, esperamos, sin embargo, las mismas cosas de la vida? ¿Dónde está ese hilo conductor? ¿Fue construido o por lo contrario es ésto un engaño, y fue otorgado más que obtenido?
Quizás el secreto sea tan sólo aceptar, palabra corta, de sólo 7 letras y a su vez tan difícil de comprender. Comprender desde esa unicidad e irrepetibilidad que es cada uno en tanto genética y moralmente que no hay motivo alguno por el que marchar solos bajo la tutela tácita de una fuerza que nos manipula a todos.
Por algo hay hombres que matan, por algo hay asesinos: porque no tienen la misma representación, idea de lo que es lo bueno y qué es lo malo. Y no hay razón alguna para tenerla y mucho menos para compartirla. Por algo hay novios que golpean. Por algo hay madres que abandonan.
No se malinterprete mi mensaje como una apología o defensa a lo establecido como mezquino, a lo cruel, a lo patológico. Ni mucho menos es lo que pretendo. Lo que pretendo es, simplemente escribir.
Escribir para aclarar, para acomodar el desorden cavilatorio que hay en mis neuronas. Escribir sólo para eso.
Quizás, tal vez, nos esforcemos tanto en cumplir todos esos requisitos para ser aceptados como alguien que no somos. Y por eso, al fin y al cabo, más tarde o más temprano mostramos la hilacha, porque nuestro ser irrepetible, sometido e imposibilitado de aflorar, se hace de una vez por todas presente y manifiesto. Y ahí es cuando llega la desilusión, el fracaso. La tristeza, la decepción de que el otro no actuó como nosotros esperábamos, como nosotros queríamos. Como se supone que debía actuar. Y ahí es cuando ponemos en tela de juicio a un ser que creemos particular, único pero que en realidad no es más que una copia barata de cuantos andan sueltos por cualquier lado.
¿Qué es el egoísmo entonces? ¿Una suerte de respecto hacia el Yo, o un estorbo para el mantenimiento homogéneo y manipulable de las relaciones sociales?
Somos irreductibles, entendámoslo de una vez y para siempre que no somos masa, no somos sociedad, no somos asociación.
Somos algo así como una manada que trata con ahínco de funcionar coordinadamente en contra de su propia naturaleza.

martes, 16 de julio de 2013

Hay violencia a cada paso, 
doblo la esquina y hay violencia.

Miro para mis adentros y hay violencia.
Miro hacia afuera y el mundo es violencia.

Escucho tus palabras y hay violencia,

y cuando callás, tu silencio está plagado de violencia.

Si me mirás a los ojos hay violencia,
y si me apartás la vista, en tu indiferencia también hay violencia. 

A veces, que en realidad son muchas,
¡cómo me gustaría hacer un bollito con todo eso y tirarlo al tacho!
O.. ¿por qué no? 
hacer un gran fuego para usarlo todo como madera 
o, en su defecto como material plástico inflamable 
y finalmente desaparecerlo... quemarlo.
Pero (y siempre está el pero que pudre todo lo bueno)
lástima que parece que todos estos pensamientos son reciclables

y vuelven  hacia mí como un boomerang 
y me dan en la nuca, porque estoy de espalda.
Y la nuca me duele, a cada golpe, un poquitito más.

Vacaciones maniqueístas

Estoy entre quedarme e irme,
entre la blanca línea que hay sobre la mesa y la realidad.
Estoy entre romper los vidrios de un grito seco e inmortal 

o entre ahogarme en un silencio espeso. 
Estoy entre el proceso permanente, y entre la liberación repentina.

¿O será que simplemente estoy?

Libertad es esa palabra con la que se llenan la boca los hombres. Quizás lo más importante sea justamente eso, que es sólo una palabra.
La libertad forma parte únicamente del lenguaje, 

es una construcción simbólica, arbitraria, que no existe extra anima. 
La libertad entonces queda recluida in anima (dentro del alma) simplemente porque no hay nada Universal fuera del intelecto, ya lo decía Ockham con su nominalismo lógico.
Y si la libertad pertenece al plano mental, y no existe en una forma material, se explica entonces el motivo de su endeble condición, su frágil y promiscua estructura que tan propensa es a quebrarse. Y a menudo tantas veces se nos quiebra.
Por eso de un día para el otro podemos borrarla de nuestras ideas, podemos arrancarla de la mentira de la que cuelga y escupirle a la tomada de pelo que nos juega el mundo haciéndonos creer que la libertad es una condición que nos abarca a todos por igual.

Estoy entre la eterna contradicción. Soy libre, y estoy controlada

¿Acaso éstas dos condiciones pueden darse juntas?
Tus ojos fijos en los suyos,
los míos fijos en los tuyos,
los nuestros fijos en los de ellos,
y los de ellos fijos en los de cualquiera.
Pero nunca fijamos nuestros ojos en los propios.

viernes, 28 de junio de 2013

Depende.

Se puede escaparle a la rutina, o puedo uno abrazarse a su condena.
Se puede ser libre tras las rejas o se puede estar preso en libertad.
Se puede ganar perdiendo, o se puede perder ganando.
Se puede ser feliz un día de lluvia, o se puede estar triste un día de sol.
Se puede tenerlo todo con escasos recursos, o se puede tener nada en la materialidad más brillante.

Se puede llorar por inmensidades, o se puede reír por pequeñeces.
Se puede aprender equivocándose, o se puede acertar sin aprender nunca nada.
Se puede proyectar hacia el incierto, o se puede buscar la receta que nos redima del futuro.

Se puede adoptar uno u otro modo.
Lo cierto es que se vale todo en esta función que es a ensayo y error...
Y por deducción, si A es igual a B,
entonces,
se puede todo.


Mirame volar alto,
porque me das vida

como a una mariposa. 
 

sábado, 22 de junio de 2013

Hoy es sábado pero se siente como si fuese domingo.
Me he preguntado muchas veces ya, qué es lo que tienen los domingos que uno puede reconocerlos con el sólo tacto del dedo índice en la pava a muy tempranas horas de la mañana. O tal vez, sólo con pispear a través de la ventana con el ojo derecho (sin siquiera salir de casa) el caminar lento y despreocupado, informal y sereno, tranquilo y despiadado, hasta inconsciente y pesado de los hombres que circulan por el vecindario emanando aire cálido a pesar del estrepitoso frío del vigésimo invierno que me ha tocado vivir. Por qué será que por los domingos uno se formula una pergamino repleto de planteos existenciales, propiamente catárticos y hasta un poco frívolos tal vez, sabiendo muy bien que no se los plantearía un lunes.
El hombre es racional y por ende sabio. Conoce muy bien las consecuencias de hacerse preguntas complejas un lunes por la madrugada: cargaría pues, por el resto de la larguísima semana con la onerosa cuestión existencial, no dormiría el martes, ni el miércoles, ni el jueves y menos que menos el viernes... no descansaría exento de perturbaciones si no fuese por la consciencia que lo atañe con pecados y culpas que lo persiguen hasta en su lecho crematorio. Por eso ha de hacerse preguntas filosóficas, ha de divagar, y ha de aprovechar los domingos jugosos por la tarde para tender un puente con la Grecia Antigua, lugar al que se transporta y vuela con la imaginación con boleto de ida y vuelta en el mismo día.
El hombre llega allí con su apología escrita en un trozo de papel, un poco arrugado ya de tantos titubeos y dudas.
El hombre se levanta al otro día, satisfecho con la inverbe certeza que inaugura su infeliz semana:
nuestro hombre material ahora sabe que el hombre en general es un ser cobarde, lleno de mentalismos y estrategias que le inhiben su pulsión, sus deseos e instintos animales.
Nuestro hombre, y el hombre en general, es un represor experto.
El hombre es la policía de su propio ser.
Hierbas que flotan en la yugular, 
se pudren en agua sucia 
y nos bañamos en ese agua, 
en ese río, 
a su vez, 
de espaldas al río. 

Tomamos una bebida caliente, 

nos enfriamos recíprocamente a cada sorbo. 
Vivimos envueltos en supuestos
hasta congelarnos con el viento sur.

Esa capacidad inmensa 

de saber brindar soledad y compañía simultáneamente
es tan turbia 
como la imagen mesíanística de Dios. 

Tiene un tinte oscuro, 

siniestro 
y yo hago una ensalada
mientras vuelco lo que escrupulosamente pienso. 

martes, 18 de junio de 2013

Georges Duby







 "La maxima atención debe presentarse entonces a lo callado
...el peligro estaría aquí. en interpretar el silencio como una ausencia"

                                   

                                                                             Georges Duby

sábado, 15 de junio de 2013

Arte.

Hoy me pidieron que defina Arte y si creo que contribuyo a él, entonces de qué manera o desde qué lugar lo hago.
Me tomé unos segundos para contestar. No quise ser cómplice de un inconsistente parafraseo de inercia, por lo que no quise caer en la bajeza de definir siempre al Arte esquemática e irreflexivamente.
Bueno, hoy me pareció que era
 ya tiempo de, aunque no descartar lo clásico, reestructurarlo y darle un tinte un poco más moderno. 
Tiempo de desempolvar la estantería y reubicar los libros alterando el caduco criterio de organización.
En vez de cambiar las respuestas, es necesario reformular ahora nuevas preguntas


¿Entonces qué es el arte? 


Arte es todo producto de la actividad humana desinteresada egocéntricamente, pero no humanísticamente. Por el contrario, el Arte es ente creacional que emana espíritu desestabilizador, espíritu de revolución, ruptura, cambio. Arte es quiebre. El Arte despierta.
Es un aporte que parte de un Yo, de uno mismo, hacia el mundo y se proyecta hacia él. Un granito de arena que se deposita en el más vasto desierto artístico.
Es un concepto tan abarcativo que sería inconcebible encasillarlo en una pintura, una partitura musical o una escultura. El arte carece de circunscripción y no conoce tampoco de academias. Es imposible concebirlo como el cemento fresco que tapa un agujero.
Arte es amar sin rostro, amar el interior. Por eso, el acto mismo de amar es un arte.
No incluye en nuestra categoría de Arte todo aquello que sea efímeramente verdadero y en consecuencia, temporalmente falso. El arte es eterno, omnihistórico. El arte en general jamás puede ser contra-emanado, es decir, proscripto o retraído del mundo. Entra en él para quedarse. El arte nace de la subjetividad, de la gestación de un Ser
 único e irrepetible que encuentra su lugar en la cotidianidad. Una vez lanzado con la fuerza de un misil, las balas nunca pueden volver al interior de éste. Se instala firma en las conciencias y hace efecto dominó, contagiando al entero porvenir. El Arte es ejercicio, pues estimula aunque sea un mínimo mecanismo de sinapsis.
El arte es aspiración a lo específico, contribuye a las ideologías individuales (que son siempre colectivas) por las cuales nos representamos el mundo. Es fragmentario y parcial sólo en tanto el resto de los hombres viven bajo el predominio de la dimensión particular.
Dicho de otro modo, arte es todo aquello que contribuye a humanizar al mundo.
El arte es un poder transformador, es el único arma que construye.