tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

jueves, 27 de octubre de 2016

La apriencia se disfraza bajo un velo superficial,
se desnuda seductora de sus ropajes accesorios.
La mirada atisba su pose artificial en lo que se ve,
por un instante el jardín de sus sentimientos florece
acto siguiente, cada hoja se marchita antes del invierno infortuito.
El mundo está loco, los trajes nos enamoran,
los pájaros cantan a la noche y el sol ya no sale a la mañana.
Pero los sabios prefieren amarrarse a la belleza inmutable que morir junto a lo inútil y perecedero.

martes, 18 de octubre de 2016

El tiempo.

El tiempo es dualista. Bendito y maldito. Profundo y liviano. Espeso y etéreo. Relativo y absoluto. Fugaz y eterno. El tiempo es y no es, existe y no existe, acontece y en un instante se detiene.
El tiempo es un todo finito, nace para morir, muere para volver a nacer. Lo bueno y lo malo mutan en su centro, desenvolviéndose hacia su periferia.
En el tiempo discurre el movimiento y la quietud, lo amorfo y lo insustancial se transforman hacia la densidad de la experiencia.
El tiempo es un viaje para navegar las lágrimas y hasta naufragarlas, es una sonrisa efímera que deja ecos en el mar.
Al tiempo hay que vivirlo porque no hay tiempo para pensarlo. En el pensamiento agoniza el resplandor y la magia pierde su vuelo aterrizando para estancarse abruptamente.
El tiempo es una copla de silencios, un destello de sonidos maquiavélicos.
Al tiempo le fascina jugar con lo perecedero, con el frágil instante en el que es vida y con el delicado acto que se suscita desprevenido.
El tiempo amanece y se acuesta despeinado, con el grito atascado, con los labios despintados.
El tiempo es mundano si se vuelve cotidiano. Y cada mañana, nos mira en el espejo y deja entrever en su mirada un atisbo de intensidad. Intenso-extenso-excelso.
Nos observa para pidiendo ser rescatado y virar hacia la luz, para ser quitado del infierno del día a día y ser arrojado al acto no premeditado.
El tiempo sueña pero quiere que lo despierten y lo lleven de paseo, que lo arreglen si está roto.
El tiempo es la gran metáfora. Es abierto, un ventanal con las cortinas corridas. El tiempo es todo lo que mi imaginación quiere que sea. Es mío y es de todos, es singular y es plural.
Por eso, si fuera un animal sería uno salvaje, indomable.
El tiempo es inaprehensible, inalcanzable, inabarcable cuando lo intentamos atrapar.
Como si fuera la cima de un cerro, se ve  cercano pero se siente tan lejano ¿o al revés?
Por eso intento fijarlo, escribiéndolo al tiempo. Es el tiempo en el que escribo, escribiéndome en el tiempo.