tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Pienso en el cielo abierto, en lo vasto del cosmos,
en la pequeñez del ser humano y en sus delirios de grandeza.

Pienso en lo escaso del ser solitario, en su pobreza y su miseria;
en la inmensidad de la libertad,
en el amor que rellena y en la competencia que vacía.

Pienso en lo que aprendí y en lo mucho que todavía me falta aprender.

Las lecciones de una energía divina que, con esporádica frecuencia, capto con el alma que no estoy segura de habitar.
Las verdades que se esconden en cada estrella aguardando ser develadas.
Están, siempre, están, como el amor en cada sonrisa vertical
que se lanza llana hacia el infinito del tiempo,
sin prisa,
sin paraguas ni piloto,
instantáneas para ser devueltas.

En una sentencia impersonal, se dice que la comunicación es la única llave para la transmisión de las verdades. Múltiples y multiformes las verdades que alberga nuestro lenguaje,
aunque con los años parezcan que se olvidan,
ellas están ahí, aunque no se ven,
la creencia sobre la ciencia
como la carne debajo de la piel,
para reescribirlas, para volver a leerlas,

como una historia que, en apariencia, cuenta siempre lo mismo
y que, sin embargo, en la interpretación se cobija la diferencia.

Y entonces,
sólo entonces,
crece y se multiplica para transitar otro sendero.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Y si lo tomo por sorpresa él grita retruco quiero vale 4,
no le contesto la mirada porque suena bajito, es casi un susurro que se pierde en el epicentro de la timidez. El punto álgido es siempre es el punto máximo, y se sube para luego emprender la bajada.
¿Qué piensan esos movimientos, cuál es la fuerza motora que los sucede tan perfectos los unos a los otros? La palabra penetra en el hemisferio derecho y en el corazón se traduce en afecto, en el más sublime de los amores y en el más glorioso de los instintos que, todavía, no pudieron ser amputados contra natura. El control remoto bajo los mantos que impiden seguir avanzando en línea recta. No todos los caminos son derechos, los hay izquierdos e incluso torcidos que me encuentran con la brújula sin batería, porque no hay viento, no hace frío. La brisa no existe.
El rostro ajeno se desdibuja y la nitidez deja de ser.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Las cosas parecen y se parecen entre sí,
se reproducen siempre iguales y distintas a si mismas.
Un tú y un yo que se funden en dos tactos,
un cuerpo y una silueta que se confunden
como la sombra con la representación.
Vos brillo y yo destello,
yo acá y vos allá,
pugnando por elevarnos hacia lo sublime,
surcando un cielo gris, navegando mares rojos de luna llena.
Las palabras se pronuncian enteras y en la historia está la posibilidad
en vos está el azar y en mi la coincidencia imperfecta que aúna en la lejanía.
El futuro por detrás y el pasado por delante,
sólo se ve en el microsegundo aquello que se ubica en el hueco del ahora.
Y las caricias se fragmentan en pedazos que hay que pegar una y otra vez,
estímulos que fueron recortados
los bordeo por tu torso y te vuelvo a encontrar en mi cintura.
La vida se reduce a historias por contar,
y cada frustración es un aprendizaje
así como cada infortunio implica una reflexión

que solo después,
se vuelve luz en el tiempo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Se tiembla cada vez que un Uno se le acerca a un Dos.
Se tiembla, también, cada vez que nos atraviesa un hálito inseguro de porvenires.
Temblamos cuando sentimos la posibilidad machacándose en nuestros rostros y cada vez que rompemos un espejo en mil pedazos. Si escucho un arpegio bien hecho, yo también tiemblo.
Si escribo, mis dedos tiemblan pero si canto mis pies me bailan. Sentada o en la cama, muevo la cabeza al ring rang.
Soy como aquel que hace los coros ahí en el fondo: ecos de mi propia vida. Cantos de otra historia y versos de un cuento que no es el mío. No te dejes condicionar por la música, o serás un ser también sensible a la plástica y al cine, al arte y al amor. Serás un ser que tiembla al abrazar a otro ser, alguien que busca una incógnita por develar, y serás por eso un hereje. Pero, sin embargo, en tus cabellos las trenzas se agigantan hacia abajo y se empalidecen desde arriba.
¿Por qué es tan necesario gozar?
A algunos radicales

El espíritu, la dignidad mundana,
el arribismo inteligente, la elegancia,
el traje a la inglesa y el chiste francés,
el juicio tanto más duro cuanto más liberal,
la sustitución de la razón por la piedad,
la vida como apuesta para perder como señores,
os han impedido saber quiénes sois:
conciencias siervas de la norma y del capital.

lunes, 17 de noviembre de 2014

No me disputes la hegemonía.

Un conflicto implícito,
frío,
no declarado,
pugna por apoderarse de mi quietud.
Yo me resisto y firmo tratados explícitos para evitar el impacto,
pero no hay caso,
es la inminencia de tu ataque
lo que me obliga a no pensar en otra cosa que en el rearme.
Estar preparada por si acaso, como en la guerra.
Estoy harta de ser vulnerable a tus misíles
yo también quiero arrinconarte con mis más poderosas armas de seducción.
Uno y uno son suficiente para pensar en una disputa,
 que de tu lado propone una transmutación del orden establecido que,
apenas me revoluciona,
me corta la cara develándome su preeminente faceta conservadora,
privándome de la posibilidad de continuar con la transformación
guillotinando y cercenando mi dulzura en un estallido nuclear.
Para vos es el fin, para mí es el inicio.
Llena de contradicciones esta guerra sucia.
Todos los habitantes de mi cuerpo piden a gritos que plante bandera blanca en tu tierra,
que me rinda,
porque ya perdí el rumbo hace tiempo y ya no sé a dónde es que vamos.
Me dicen que tu política no instauró otra cosa que una cadena de montaje en mi cerebro,
que sólo produce imágenes tuyas.
Una mecanización en mis anhelos
en pos de una mayor productividad en mi rendimiento sexual,
al cual no disfrutás, al cual te empeñás en vender al mejor postor.
Necia y estúpida tu negligencia mercantil,
masivos tus bienes de consumo que me descubren consumista si se trata de tu amor.
Y será porque en mi mercado, el laissez faire no es más que retórico
porque tu intervencionismo me amputa constantemente la libertad de emprender cosas nuevas.
No puedo elegir.
Tu régimen es casi una dictadura.

Verborragia mental.

El vacío estructural es aquello que sostiene lo que está por encima del vacío.
Es cuasi paradójico que pretendamos que algo no se caiga, si los cimientos están hechos a base de plumas. Y uno, a pesar de todo, lo intenta.
Lo fragmentario y lo superficial, lo frívolo y lo masivo, desconocen todo lo exceda al brillo de lo llamativo, a la impetuosidad del ahora. Es la imposibilidad de un futuro seguro lo que hace que amemos a la exaltación de la novedad. La respectiva curiosidad, que tan poco tiene de natural, es lo artificial que cobija cada uno de nuestros poros y nos hunde en un mar de inciertos.
Te sonríe y detrás de esa sonrisa hay millones de no-dichos, de silencios oscuros que carecen de pragmatismo. Silencios que están y uno no sabe por qué. Silencios no-funcionales que ocupan espacio inútilmente.
Asociar el vacío a la nada es un lugar común. Lo difícil es saber cómo es que en el vacío pueden caber tantas cosas amorfas e indescriptiblemente pesadas hasta el punto de que tal contradicción nos hace dudar constantemente de su existencia. Dudamos de ellas por incorpóreas. No las visualizamos y damos por sentado que deben ser producto de nuestra neurosis.
¿Pero cómo construye su realidad un ciego, un sordo?
En el hueco virtual se esconde lo que se refugia en lo más profundo y recóndito del ser: es la nada, otra vez, que no se corresponde con ningún término de nuestro lenguaje desidencial.
La nada es el impulso que nos convoca cada día a hacer un esfuerzo por descifrar lo indescifrable. Es un acertijo permanente, cuya solución no encontramos en el reverso del juego de un crucigrama. Tal vez la nada sea lo propio, tal vez nosotros no seamos nada y tal vez, por eso mismo, sólo podamos ponerle etiquetas y nombres a lo ajeno, a lo otro. La necesidad de amalgamar lo más disímil en un mismo concepto, como cuando guardamos en un tapper muchos restos inconexos de sobras de comida.
Siempre marcando una distancia insoslayable entre el nosotros y el ellos: una segunda persona del plural que se separa, a partir de una brecha dimensionalmente inconcebible, de la tercera persona del plural. Tan cerca y tan lejos simultáneamente la segunda y la tercera ¡Las personas sí que son paradójicas!
Es que el otro es el único parámetro posible, lo único real, porque lo otro es lo que se percibe, es lo tangible y lo absoluto, aquello a lo que puedo ponerle un límite. El otro es una especie de valor aproximado trazado desde un parámetro unilateral: el mío.
Será que no es otra cosa que el debilitamiento de la certeza lo que nos lleva a buscar en lo otro lo que dudamos de que exista en lo propio. La lucha por compartir algo que no es nuestro. Porque el concepto de propiedad no puede manifestarse si no es en lo otro. Por eso es que la diferencia se erige sólo si hay un otro del cual diferenciarse porque yo soy mía, y no hay cárcel por fuera de mi cuerpo. Y todo lo que me supera no es otra cosa que libertad ¿Es el otro, entonces, libertad?
Cuando se llega a un estado de cosas semejante, el límite se torna difuso, híbrido; y la verborragia del pensamiento no hace más que acelerar el proceso catárquico de la desesperación parida con el único afán de hallar una respuesta.

viernes, 7 de noviembre de 2014




Un auto y un carril.
Y cinco minutos después, el mismo auto atravesando el mismo carril. Otra vez.
Pero ni un hombre se zambulle en el mismo río dos veces, ni un auto vuelve por el mismo carril. Al menos no de la misma forma.
La situación es la misma, la circunstancia no.
Lo que regresa no vuelve del mismo modo. Si vuelve, lo hace siempre diferente.
Original y perturbador el regreso.
Igual a sí mismo y, a su vez, tan desemejante, tan no-él.
Tan inflado de expectativa, tan gordo que no cabe en la realidad.
Y en el hueco del tiempo, una película en la que no transcurre nada, o en la que transcurre todo. Descifrar para comprender qué es el cotidiano, qué es eso que une a todos los hombres y los hace parte de una misma especie. Lo que anula las particularidades, lo que homogeneiza, eso es la angustia: el factor común. La vida misma.

domingo, 2 de noviembre de 2014

No sé por qué no te animas a despegar.

El amor es un vínculo azaroso, es una cadena de sucesiones que se superponen en eslabones no lineales.
El amor es el ejercicio cotidiano por descifrar lo que raras veces sucede en la vida. El amor es la capacidad de perpetuar lo efímero, de conservar lo que es en apariencia perecedero.
El amor es una gama de interpretaciones disímiles, porque al amor se lo entiende sólo cuando se lo mira en retrospectiva.
En el ahora, la perspectiva se pierde, se confunde.
En el ahora, el amor abandona su racionalidad y escapa a la lógica de lo cognocible.
El amor no se disipa en el verbo gerundio, en el 'te estoy amando'
Al amor se lo entiende desde el propio lenguaje, solo en la propia distancia.
El amor es bruma y claridad, no sabe de lejanías o cercanías.
Tal vez el amor sea simplemente estar.
El amor no es fácil, es un juego cuya regla fundamental es la de perseverar aun cuando las cartas no parecen estar dispuestas a favor. Y si es un juego, en el amor se pierde o se gana.
El amor es la llegada, no el punto de partida.
El amor es como una casa porque se construye: tiene sus cimientos.
El amor es suicidio y en el suicidio está el nacimiento del amor. Lo que germina es orgullo y altruismo, es quererme y es quererte a la vez. Por eso el amor es simultáneo.
El amor son dos y tres, y cuatro y cinco. El amor es un círculo de infinitos puntos.
Multiforme, el amor.
El amor es táctica y estrategia, dijo Benedetti.
Es superación cuando se es capaz de dejar de lado la vanidad, aunque lleve su tiempo... Por eso el amor es un proceso, es una ecuación a despejar. Pero el amor no es una fórmula matemática.
El amor es una ciencia no demostrativa. El amor es una ciencia inductiva que se infiere a partir de sus supuestos, arribando así a una generalidad a la que hay que falsar continuamente. El amor es el esfuerzo de poner a prueba, empíricamente, aquello que en su origen es pura conjetura.
El amor tiene sus premisas en lo particular, pero sus axiomas se ubican en lo universal.
El amor es omnipresente, se lo aprecia en sus infinitas configuraciones y en sus manifestaciones más capilares. El amor es microfísico: lo reproducimos en un gesto, en una miga de pan.
El amor es ying, el amor es yang, es la perfecta unión de los opuestos. Es hacer que dos piezas informes encastren sin más sentido que el de encastrar. El amor es abrazarse y permanecer en la quietud, cuando nada pasa, y todo pasa. El amor es entonces Ser. Es la manera que tiene el hombre de abstraerse de la esfera temporal, es el único medio para sentirse eterno.
El amor es escribir poemas que nadie lee, es la capacidad de mantener vivo lo que parece estar muerto.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Al café le falta la leche,
a la galletita el dulce,
a la literatura le faltan mis días,
al peso los cinco.

Días que son tránsito puro,
días que sobran pensamientos
días a los que les falta la paz.
Noches que son puertas entreabiertas
que no animan a cerrarse
ni a desprenderse del cielo,
como cometas a medio remontar.

El medio.
Y después
el miedo,
seguido de un silencio primordial.

Y los caminos a medio surcar por caminantes que dubitan seguir andandolo
se bifurcan en lo pantanoso del abismo,
en el vacío que se llena de cigarrillos que se consumen intermitentemente.

Mientras tanto, desperdigar entusiasmo
como si fuera una cucharada de azúcar que se disuelve paulatinamente.
Creyendo que la juventud es eterna
desperdigando, otra vez,
muchas cucharadas de entusiasmo.

Tal vez solo se trate de eso, de la falta, de llenar lugares vacíos.
Tal vez se trate más del como que del por qué.

miércoles, 29 de octubre de 2014

suena sin voz y en el silencio
se ancla en la tierra
en el piso de la eternidad
en la contractura, todo lo que sus labios no dicen
en los músculos, tensan las emociones que se mojan sin paraguas
las emociones que permanecen
esas que no se lavan con el agua
y no se secan con el aire

lo que permanece oculto
sale de cuando en vez espiando un rayo de libertad
y el dolor es el único medio posible
es el transporte más intenso que encuentra el músculo
que se contrae a cada paso,
que se instala en el talón haciendo del paso un sacrificio
dejandolo todo inmóvil
quiero
a la espera

y mientras tanto los pájaros vuelan, se alejan
sin bandada, sin V
en el cielo se anclan con sus alas
se despiden de lo terreno, mirando desde lo alto lo perecedero

Despierta en el dolor un sonido de libertad
que emanan sus poros y entibian sus huesos.

lunes, 27 de octubre de 2014

Ser lo que era.

El foco se detiene, y él derrocha simpatía. Congelo su imagen, la capturo en un microsegundo que es para mi la eternidad. Esa imagen tiene sonido y es experimental. Como una mezcla de sabores que concluye en final feliz y con el hambre saciada. Es justo como un ocaso fortuito a la luz del mediodía: imposible. Y si es posible es inesperado, como un choque violento cuando esperaba transición ordenada.
Perfección.
Directo como una avenida doblemano, prohibido como una calle en contramano. Así es como se pierde en el barrio de sus abismos; círculos que nunca llegan a ningún ángulo, círculos que no son más que infinidad de puntos sucesivos, círculos que nunca concluyen, círculos que se siguen automáticamente. Y el círculo gira, es blanco, límpido, misterioso. Amo el círculo porque es todo lo que yo no puedo ser, es inmortal y también inmoral porque no debería existir, porque yo lo digo.
Gira el círculo, gira él, pero no se ven, cada uno rodea su órbita y se mantienen equidistantes.

domingo, 26 de octubre de 2014

Se regenera con la lluvia y se lava con el sol.
Una causa que conspira en primavera para dar motor a lo estático,
para mover los estantes de su biblioteca,
para desempolvar esos libros llenos de contenidos fastuosos,
 que, sin embargo, se aburren apiñados en el rincón último de la estantería.
Yo lo leo, yo te leo en el libro.
Tu filosofía encarna lo universal. No hay voluntar por encima de tu Yo.
No hay contrato posible entre tus súbditos. La libertad se suprime y queda absorbida por el uno que es el espejo del otro. El uno que es el reverso del otro. Un mismo papel, uno y mil a vez.
Puedo verte a cada imagen, a cada frase,
 puedo ver tu luminosidad pugnando por surgir y resurgir,
 por emerger a la superficie límpida como una flor que se abre por la mañana.
No sé cómo y no sé por qué pero se regenera y se transforma en algo más, en algo superior
Y me pregunto si eso es el progreso.
Progreso es dinamismo, es la fuerza del desorden, que es la fuerza de la multitud, de las pasiones que se empalman con la racionalidad.
La fuerza de la revolución es, a su vez, la paradoja de una contrarrevolución,
es un nuevo concepto que florece en tus ojos que buscan la estabilidad pero lo nuevo sólo puede traerte cambios. Y te sucede la lucha por la hegemonía de tu interpretación, la lucha por la soberanía de la representación de ese concepto que debe ser eso y solo eso.
Quedarte quieto o avanzar,
ir o no ir.
Para mi concluye y para otro, la revolución continúa.
Mi punto final es tan solo la coma de otro.
Quiero imponer mi voluntad, pero también quiero que seas libre.
No quiero ahogarte.
Mejor me domestico a mí misma y ahogo mis contradicciones con crueldad.
Un sorbo de vino y me perdí tinta.

Separarse de la especie por algo superior: no es soberbia, es amor.

El medio es el transporte, y el fin es la línea de llegada.
Cuando no hay combustible el coche se traba, no avanza.
El zapato se estanca y empieza a girar con la rueda.
Si supieras que bastaría con desatarle los cordones para liberar esa tensión.
Si supieras que a veces, simplemente, no hay superación dialéctica,
sino tan solo opuestos incompatibles que no conjugan los verbos de forma adecuada.
No podemos construir  ni una sola oración aceptable.
Pero si la oración se logra, ahora es incoherente.
Ya no tiene sentido, las cosas han cambiado un poco.
Ya pasó el tiempo en el que esas palabras eran necesarias, ahora, sólo dos sílabas: so-bran.
Ahora, sí, ahora, quiero escribir algo nuevo,
quiero agarrar los lápices y pintar con colores,
 enchastrarme las manos, la cara,
maquillarme de alegría.

Los labios rojos sedientos de amor.
La piel morena como si fuera propiedad del sol.
Hoy ya no soy yo,
 hoy ya no sos vos.

Lo maquiavélico es siniestro y es perverso,
tu aura inicua se despidió con un beso flotando
y yo no te espero.
Mi cuerpo no te espera,
mis ojos no te esperan.
Por el contrario, mis ojos quieren jugar desafiando la juventud:
miran y se posan sobre los ojos de otros,
se aferran a las pupilas azules de un nuevo transporte
y se posterga el fin y no se llega nunca a la línea fatal.

Ahora, sí, ahora, el elemento inhóspito se abre de par en par para no caer en el reduccionismo binario.
No hay sólo dos posibilidades.
Entre el SI y el NO, hay una amplia gama de matices que coquetean entre lo híbrido y lo indefinido.
Es como un punto y coma,
es un hasta luego.
Sabemos que es incierto,
que puede que sí
pero
que
también

puede que no.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Una flor,
una flor.
Otra flor.
Un maestro,
una causa,
un efecto.

¿Quien sabrá el valor de tus deseos? ¿Quien sabrá?

Gira el sol.
Gira el mundo.
Gira Dios.

Energía misteriosa,
resplandor
al soltar mi cuerpo en remolinos,
resplandor.
Otra flor

Paraíso,
zona pura.
Perfección,
florecer mirándote a los ojos,
perfección.
Florecer mirándote a los ojos,
perfección.

Florecer los dos,
florecer.
Florecer los dos,
florecer.

en trance

Entró prepotente, pidiendo permiso a duras penas. Se envainó mi consentimiento y no me resistí.
Eran momentos en los que yo, todavía, no había atravesado el Río Babel. No dejé que mis membranas lo fagocitaran fácilmente, pero la excepción a la regla se impuso única.
Ahora me doy cuenta, de que tenía miedo a cantar sin micrófono, en hacer acapella. Mi voz es el refugio, es la guarida de mis días y mis anhelos, mis oscuridades y penas. Mi todo, mi refugio. Era peligroso dejarlo entrar a mi casa, a mi cuerpo, a mi misma. O tal vez me era más difícil salir de mi misma, abandonarme por un instante, dejarme caer sobre lo prístimo por miedo al vacío. El tiempo cambió, los amores también lo hicieron, y con ellos cambió el día y la hora inexacta de la noche. 
Permití llevando el cambio a los ojos, dibujando sin lapiz, bebiendo sin moderación. Quise el límite, un primer piso es vértigo y un cuarto es un millón de años luz de la realidad. Tan cerca del cemento y tan rehacia a caer, me daba pánico que unos brazos más fuertes que los mios me tomaran, que unas manos me acariciaran sosteniéndome en su amor.
¿De qué color tiño ahora mi existencia cuando hay correspondencia? ¿Cuál será la nueva búsqueda, el nuevo motor, el nuevo desvelo, el nuevo llanto? ¿Y si no quiero que haya llanto? En un trance, aunque no más sea efímero, quiero que me ames.
Te correspondo la invitación, aunque nunca se lee en tu librería ni se deba beber de tus aguas. Digo sí.

lunes, 13 de octubre de 2014

Efecto.

La pureza es una energía misteriosa,
 abrirse es florecer.
Una vez abierta,
 tu perfección me invita a ser mejor.
Siempre mirándote a los ojos,
siempre buscándome en tus ojos,
no sintiendo nada,
sintiendo todo.
Perdiéndome muy dentro mio,
alejándome de la vida y del sol.
 Nunca supe jugar sin lastimarme,
 nunca supe ignorar mis miedos.
Me envuelven adentro,
muy adentro,
y perforan mi otro yo
me arrastran y me absorben en la noche.
Siempre sola la noche,
siempre la luna casi llena.

Llegará a tiempo.

La paciencia se viste de diablo, la tostada cae matemáticamente del lado de la mermelada.
Si algún día es, será calma. Y si no, no será nada. Quebradiza, endeble, frágil mi calma.
Si es, no será prematuro ni desafortunado, será exacto y, por eso mismo es que habrá que cuidarlo. Regarlo todas las mañanas, pasearlo por las tardes y mimarlo por las noches.
Porque llegará y será de algodón, cálido, indefenso.
Ya no habrá ropaje para esconderse porque no habrá nada que disimular. Nos vestiremos de verdad. Estaremos desnudos de luz. Tendremos mil brazos para abrazarnos, y nos elevaremos como un cometa. Seremos futuro y presente.
El pasado se extinguirá en la inmensidad vacía de palabras.
El pasado será retrospectiva, una nítida sucesión de actos casuales.
Lloverá y se irá deslizando mi cuerpo y mi alma por tu cuerpo y tu alma. Uno y uno serán dos.
Las guerras se librarán manchadas de rouge, y la bandera blanca será la de la eternidad.
Veremos, a lo lejos, pretextos cortados como el cristal.
Veremos, de cerca, que estamos muy cerca del amor.


domingo, 12 de octubre de 2014

Dios de la adolescencia.

Ella solo intenta ser feliz
tropezando está.

Nadan hoy sus ojos entre el rimel,
su mentira, ya se hundió
en la hiedra

Ves, en su abismo
con sus enaguas quiere escapar
de la bruma.
Tan apurada está
que atropella el viento en la avenida.




Hoy su inútil pétalo secó
por su soledad
y con las campanas se divierte
pensando que son de aquí
de la muerte

Ah, si pudiera...
si ella quisiera abrirse del ser
y la nada,
tal vez podría ver
que su Dios está en la adolescencia.

Correrás al fin con frenesí
por tu libertad,
pero ni bien una lágrima caiga
mil estrellas juzgaran que es en vano,

ya que Dios es un mundo
en el que amar es la eternidad
que uno busca.
Y no lo pienses más
que tu mueca está tan despintada.
Caminando entre colores secundarios,
buscando objetos perdidos, 
salando ríos, 
endulzando mares. 
Vos venías de un largo viaje, con la espalda curva y las palabras lisas. 
Las dejaste salir, desatragantándote. 
Las vomitaste sobre la cocina y yo, como no tuve más remedio, me las comí crudas.
Todo este largo y pesado tiempo, iba caminando y era un espejismo, 
era una quimera. 
La mentira de plumas, liviana, sobre la que descanso.
La verdad invisible ayuda a mantener los ojos cerrados. 
Interpretando, viendo siempre una parte y nunca el todo. 
La tristeza me ahogaba por no encontrarme en otra persona, 
me ahogaba porque estaba cerrada, 
duramente cerrada.
Y todo lo que tengo adentro,
no encuentra ni un sólo poro abierto por el que salir.

viernes, 10 de octubre de 2014

Ficción de terciopelo
me acaricia rasguñándome la piel
me dio pero me quitó
me abrazó pero me soltó.
Cuando se cerró la puerta,
la luz se apagó
y con ella,
se esfumó la sombra de la proyección.
A veces me parece que este lapso fue
un destello en la oscuridad
una chispa en la penumbra
un sorbo dificultoso de tragar.
Otras veces me siento agradecida
por la experiencia
pero resentida por los resultados.

lunes, 6 de octubre de 2014

Miro a través de un cuadradito de ventana, asomo los labios rojos que me pinté y le hago una mueca a la vida, le susurro con un suspiro todo lo que anhelo. Le ruego al viento que me traiga una brisita que me haga brillar los ojitos.
Soy chiquita, y allá afuera los pulpos son gigantes y malvados, siempre se comen a los más pequeños, a quienes no pueden con su dulzura. A nosotros, los más débiles, no hay nadie que nos proteja y por eso casi siempre quedamos al descubierto; para que los demás se escondan bajo el velo del misterio. ¿Cuál de las multiformes voces debería haber oído? me pregunté mirando la nube más blanca.
Los actos condescendientes y altruistas levantan mis sospechas, mi alma no puede ni quiere creer nada de lo que ve a través del cuadradito de ventana. Tengo mis serias dudas de que eso sea la realidad. Pero estar dentro mio, es como dejar de estar en el medio, en el centro del vertiginoso más o menos, en el seno de la duda; es como refugiarme de los peligros que alberga el afuera. Ahora las líneas se desdibujan, se pierden con los círculos. Ya no los veo. Y vuelve lo complicado de la línea torcida que llueve junto al viento y se levanta con el 'yo'.
Y mi esencia pequeña estará siempre dándole otra forma a mis días,
ocupando de otra manera el espacio,
habitando y errando el mundo
y los afectos.

sábado, 4 de octubre de 2014

Cual fuera el hombre que no tuviese pánico al llorar en público, el que no temiese verse infenso y uno entre los otros. Reconociéndose, volviéndose una bocanada más y perdiéndose en el viento. Maldito el ser que tiñe de superioridad el acto mismo del amor, quien no renuncia a destrabar puertas y dibujar ventanas, el que cree en lo innato y lo congénito. Algún día, los que ahora son menos serán mayoría y la búsqueda dejará de ser condición permanente, algún día se pensará menos y se hará más. Tanta filosofía barata que huele a impostora tensa hasta al hilo más resistente. Tanto bosque en la nube de la galaxia propia y ajena, tanta niebla cada mañana al despertar, dentro del uno, y afuera en el todo. Si decimos 'no' es por orgullo y es eso lo pecaminoso.
¿Qué pasaría sin anduviésemos desnudos por ahí, desprovistos (linguísticamente)?
Es la lluvia la que limpia, la que lava y cambia el ropaje, ese que vestimos siempre.
Quiero volverte ojo sin pestaña, mano sin muñeca y amor sin emoción.
Quiero volverte posible.
Quiero volverte punto y coma, una pausa, un silencio merecido al que, armónico, le sigue el resto de la oración. El tiempo, en estas circunstancias, es más bien continuidad que una ruptura.

Veo veo

Veo la vida, la propia y veo
una mirada posándose en el espejo
vestida de negro, vestida de azul
como de gala, para lucirse en el epicentro del tiempo.
Miro en perspectiva y la veo
adueñándose del sueño y abdicando a cada paso la jurisprudencia,
no sé si es alta, ni sé si es baja
sólo sé que está 
y que crece sin la piedad de un ortodoxo.
Rebelde como ella sola, 
se aniquila de un balazo el sentimiento, 
pone pausa y se abstrae del sentido
de lo probable, de lo esperable.
No importa cómo, 
ella siempre viene
va y vuelve, 
acurrucándose en la vida y en el borde de un silencio. 
No importa dónde, 
ella anhela y se promete 
un lugar grandilocuente,
para que se tope con la casualidad de que llegue siempre en el mismo instante
en el que justamente, no hay simetría y metro presente
porque la otra ya se encuentra en el punto cúspide de la tierra.
¿Quién es? se dice ella cada día.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Te siento y camino.

Existe un círculo radiante en el centro mismo de la tierra.
Es un hábitat donde podemos elegir
entre el arriba y el abajo,
entre estar solos y estar acompañados,
entre estar y tener
entre tener y ser.
Y en el centro mismo existe un color
y cada color es un símbolo,
un vehículo, un puente, una unión
entre dos formas disimiles de dialogar.
A los colores hay que escucharlos con un vaso en la pared,
espiarlos en su más íntimo detalle,
hacerlos añicos,
con un vaso, a partir de la tierra.
Cuando siento mis pies anclados, siento mi realidad de piedra,
la camino y me siento a mi
tan frágil que tengo que transformarme.
Te siento aquí, te camino allá, y te movés conmigo.
Te arrastro, cerrando los ojos, abriéndome paso a paso
entre el hueco que queda entre vos y yo.

viernes, 26 de septiembre de 2014

ELLA

Ella anuda hilos entre los hombres
y lleva de aquí para allá la mariposa profunda
 -ala del paisaje y del alma de un país, con su polen... 
Ella hace sensible el clima de los días, con su color y su perfume... 
a su pesar, muchas veces, como bajo un destino. 
Testimonio involuntario, ella, 
de un cierto estado de espíritu, de un cierto estado de las cosas, 
en que la circunstancia da su hálito. .. 
Pero se dirige siempre a un testigo invisible,
 jugando naturalmente con la tierra y el ángel, 
el infinito a su lado y el presente en el confín... 
Mas es el don absoluto, y la ternura, 
ella que es también el término supremo y la última esencia 
con las melodías de los sentidos y los símbolos y las visiones 
y los latidos 
para el encuentro en los abismos... 
Mas tiene cargo de almas, y es la comunicación, 
el traspaso del ser, "como se da una flor", en el nivel de los niños, 
más allá de sí misma, en el olvido puro de ella misma... 
Y no busca nunca, no, ella... 
espera, espera toda desnuda, con la lámpara en la mano, en el centro mismo de la noche...

jueves, 25 de septiembre de 2014

Miradas.

Hay miradas que acaloran, que queman y que encienden,
hay miradas que enfrían, que mitigan y que extinguen.
Hay miradas que hablan, que discuten y dialogan
hay miradas que silencian, que reprimen y que omiten.

Miradas, si las habrá, que esconden y disimulan,
que llaman a ser interpretadas pero nunca reveladas.
Las miradas son misterio indescifrable, son materia abstracta,
son lo explícito y lo implícito.

Hay miradas que asustan, que acobardan y amedrantan,
hay miradas que empujan, que incitan y estimulan.
Muchas son las miradas que luchan por conquistar, seducir y cortejar
pocas son las que lo consiguen.

Hay miradas que transmiten cosas buenas, cosas malas.
Hay miradas con las que se ama, hay miradas lanzadas para odiar.
La forma de la mirada es múltiple y disforme. La mirada es una larga línea discontinua.
Las hay tantas como personas, pero jamás pueden haber existido dos miradas iguales.

El poder de la mirada es un poder absoluto que tiene un ser sobre otro ser
y ese poder dura lo que dura el instante que dura una mirada,
puede ser ínfimo y no valer nada, o puede ser ínfimo y eterno, inestimable.
Hay miradas que penetran, hay miradas que no se olvidan, miradas que calcinan.
Con una mirada se comunica, con una mirada se expresan
tantas cosas
como miradas.

Luisa

Hubo un corto tiempo en el que Luisa despegó sus pies de la tierra para adentrarse al cielo. En un lapso de 5 años se volcó al cultivo de sus artes liberales, todo lo que ella había sido, o mejor, todo lo que ella había creído ser, se le había escapado de las manos en un microsegundo.
El realismo práctico se había apoderado de ella, la había moldeado a su forma dejándola rígida, casi sin movimiento. Y Luisa ahora volaba. Como nunca antes lo había hecho se había arrojado a la travesía de la belleza más pura que se refugiaba en las nubes. Tan pronto quiso abrir el paracaídas el botón le falló y quedó suspendida por un breve intervalo en la inmensidad de la ruina. ¿Qué voy a hacer ahora? pensó. Ahora que soy un poco más consciente reúno mi vida entera en un globo.
Lo único que se le ocurrió fue encomendarse a todos los seres divinos en los que nunca creyó, recitar todas esas plegarias que sin saberlo ya sabía de memoria desde antes de morir. Respiró hondo, trató de tranquilizarse pero fue inútil. Dióse cuenta de que su sentido de la realidad era tan aritmético, tan cuadrado y perpendicular que, por un momento, no creyó en lo que estaba sucediendo. El sentido de su existencia había sido hasta entonces exacto, simétrico. El mismísimo equilibrio de la racionalidad encarnado en sus huesos, hecho carne. Toda su vida el corazón encerrado en un sótano, relegado a un sinfin de nulidades que se acumulaban una encima de otra porque no hay ni hubo espacio para el amor en el hall de su casa. Así fue que Luisa mandó a guardar a todos y cada uno de sus sentimientos al recinto más alejado de su vista, para no pensarlo, para que se fuera a llenar de polvo junto a todas esas posibilidades abstractas. No, ella había querido siempre ser una mujer honorable y respetable, había seguido canónicamente el deseo de los demás, porque volar siempre le estuvo prohibido, no estaba consentido en su mundo y por ende, ese lapso no era más que una parte aun no experimentada de su representación cuasi real.
Pero como ustedes podrán imaginarse, cuando el paracaídas se abrió, ya era tarde para Luisa.

martes, 23 de septiembre de 2014

Nocturno.

Descúbrete en los velos, solo guíame entre las sombras.
Descúbrete a ti mismo y descúbreme a mi misma.
Te pido que te saques el saco y te vistas de luz.
Te pido que cambies tu lenguaje, que cambies tus sonidos
que saques el sol a pasear y me libres de esta oscuridad
que adoptes formas más concretas, más sensibles
porque no te puedo captar en este mundo simbólico.

Me ahogo y no hay salvavidas que me rescate de este mar de preguntas
de posibles, de quizás, de veranos eternos a la espera de calma y montaña.
Tan precioso tu paisaje, tan quieto tu río, tan claro tu espejismo
que ahora solo quiero pasear por tu flora y meterme en tu fauna
como una fiera salvaje colonizando un terreno virgen.
Me siento transitando un retroceso a mi primitividad más pura,
sacando lo más limpio de mi, conociendo lo más auténtico de ti.
Y en el fondo, allí, se oyen los tambores de este rito táctico,
de este rito tácito que se forma cada vez que nos rozamos la noche.
Y se cae el sol, el sol se cae, y el día transmuta en misterio,
pero en la luna llena y en los campos vacíos y, otra vez, solos vos y yo.
Buscandonos, llenándonos de silencios aturdidos de carencias que son presencia
silencios que ocupan un espacio sin palabras,
silencios que perduran aun cuando creemos que el misterio se despeja.

Vos+Yo

Yo la tesis,
vos la antísesis,
pero vos y yo
juntos
hacemos la síntesis.

Yo sola, un menos
vos solo, un menos
y menos por menos, es más.

Pero nosotros juntos
¿más o menos?
Masomenos.
Eso no lo sé.

Un paréntesis abierto a la espera,
una superación envuelta en suspenso.
Y todo paréntesis se abre para ser cerrado,
pero una vez abierto el paréntesis ha de ser llenado,
porque no se lo puede dejar abierto,
vacío inútilmente.

Todo lo superfluo debe morir,
como todo lo innecesario ha de perecer.
Pero, una vez más,
vos sos necesario para mí
entonces no me queda más que decir
que esto ha de permanecer,
intrastocable.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Cuando pienso en el amor pienso en Lennon.

El amor es realidad 
la realidad es amor 
el amor es sentir 
sentir amor, 
el amor es querer
ser amado. 

El amor es tocar, 
tocar es amar, 
el amor es alcanzar 
alcanzar el amor, 
el amor es pedir 
ser amado. 

El amor sos vos, 
vos y yo, 
el amor es saber 
que podemos ser. 

El amor es libre, 
la libertad es amor 
el amor es vivir, 
vivir el amor, 
amor es necesitar 
ser amado.

Fui al río.

Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
- ¿Era yo la que regresaba?
en la angustia vaga
de sentirme sola entre las cosas últimas y
secretas.

De pronto
sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos
apenas estrellados.


La escritura.

La escritura se ha tornado mi fiel amiga, ella no me juzga y tal vez sea por eso que me sienta tan cómoda. La creo a cada instante, a mi gusto. Y es maravilloso saber que nadie me dicta de qué manera operar; quizá sea el único campo en mi vida en el que monopolizo el control. La soberanía fragmentaria de los miembros de mi físico se concentran en mis manos, ahora cualquier desplazamiento ha de ser fiscalizado por mis manos. Circulan ellas, y luego, me muevo yo. Algo así como en una partida de ajedrez, respetamos nuestros respectivos turnos y es magnífico ver que cada día brota una forma distinta de jugar el mismo juego.
Mis yemas se entrenan a cada frase, mis dedos se mueven a la par de mis pensamientos.
Es un baile entre las palabras y yo. Las miro fijo y las saco a bailar, y en esa danza nos trasladamos a la par. Como en un valls. Ella me toma por sorpresa y yo me dejo sorprender, le digo que sí moviendo la carita hacia un costado porque ya no existe lugar alguno para el recelo; ahora cada parte de mi encuentra su tonalidad exacta.
Así, la hechura me regocija en el espectro oscuro de mi ser, y en ese recoveco hay espacio para una grieta que segrega un entusiasta vigor. Me seduce y, finalmente, me persuade de seguirle el juego.
No es otra cosa que la vitalidad que expulsan mis manos cada día: transforma paralelamente mi forma de habitar el universo y yo lo transformo a él. Nos moldeamos mutuamente porque no soy otra cosa que el desarrollo de su propio movimiento.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Ciclos.

Se esfuman las flores marchitas para dar origen a un nuevo comienzo. Cambian de color antes de abandonar su nido, cambian de forma antes de desprenderse y una vez que lo hacen, los pétalos que caen con un halo de tristeza de su madre flor, se posan en el piso con dulzura y hasta delicadeza pero con la convicción de que un amor se posará en sus ramas queridas.
Las hojas se van con una tierna calidez, para dejar un lugar disponible para que las ramas de la madre que los cobijó hasta que fueron rojas las hojas puedan albergar otro ser.
Dejar un espacio.
Y los pétalos que vendrán son un ciclo que se abre hacia el final del comienzo. Y, sin embargo, no podrían haber nacido antes. Cada ciclo tiene sus tiempos y la inexorabilidad no sabe de caprichos porque no contempla excepciones.
Así, esta primavera, las hojas rojas se marcharon como cada solsticio. Inevitable es que la tierra gire alrededor del sol, e inevitable también es la caída de las hojas en invierno.
Algo se va y deja un espacio, el espacio es ausencia
pero esa ausencia duele.
Porque la nada duele más que el todo.
Pero, si tenemos suerte,
con el tiempo esa ausencia se dilata y se va cerrando. Se vuelve más etérea, toma otra forma...
Y las hojas rojas vuelven a caerse y el ciclo se repite.
El lenguaje del cielo,
en mi piel.

.

La predestinación hizo su entrada y mostró los dientes una vez más. Me arrebató de un santiamén todo el cúmulo de ateísmo, todo sucedió de repente, en un sacramental sacudón. Me redimí de secularidad, para volver a arrojarme a los brazos de la fe individual. De mi espiritualidad, poco puedo acotar, más que un vaticinio que me dice que entregue al incierto mi corazón, y así, desprovista de sosiego, transito mi camino.
No sé qué tipo de fuerza natural te arrastrará hacia mi, como una ola que llega a mojar la orilla para retirarse mecánicamente hacia sus adentros. Tampoco sé si convergeremos en una realidad más sensible que la fantasía, si lo hacemos, espero sea un algún recóndito espacio galáctico y diáfano.
Y mientras cada hombre se enfrente a su ruina, a su miseria, más se alejará de su pureza.
Abrirse, abrirme y abrirte. Se busca y, las menos de las veces, se encuentra. ¿Por qué?
¿Dónde están los hilos de mi destino? ¿Acaso alguien los posee? Intento con ahínco tomarlos de un extremo, con la frugalidad de un niño y la sonrisa de un eterno. Se me escapan de las manos, se me escapan de los cognoscible, de este mundo y de este cuerpo. Se me escabullen para mostrarme una vez más el tamaño de mi ingenuidad al creer que no soy más que un árbol en un bosque, un grano en un desierto, una nube tratando de ocupar un espacio en el cielo.
Acercate a mi ¿podés escuchar gritar al destino?

viernes, 19 de septiembre de 2014


Quiero entrar al paraíso con esta canción.

Creer en la creencia.

El equilibrio de las percepciones es de lo más insostenible que el hombre ha tenido que mantener intacto, por su bien y por el de la humanidad. Lo justo está en el medio. Ni tan tan, ni muy muy.
Y hoy el Universo es cuadrado, cuasi mitológico. Ha habido una regresión cósmica porque el mundo está al punto del abismo ¡Nos vamos a caer de la Tierra! Desde el precipicio izquierdo me sostengo de la galaxia frenética y mientras espero, veo con mi ojo de cíclope la forma en que los principios newtonianos se hacen un bollo para luego ser arrojados a la basura. Entonces hace su entrada triunfal la teoría copérnica, despotricando alaridos de vanidad, con el afán de instalarse en nuestras vidas, de apoderarse de nuestras mentes: hombres se encuentran atiborrados de mujeres, y mujeres atiborradas de hombres. Flotamos los unos alrededor de los otros, nos mordemos el labio y exhalamos un rugido disfrazado de suspiro.
Un verdadero intercambio recíproco de personas que se circundan las unas a las otras. Y las experiencias se suceden dando lugar a un desarrollo histórico-genético. 
Entra un jugador a la cancha y sale el otro para postrarse en el banco de suplentes. La espera de la eternidad que siempre llega tarde. La eternidad cuya pila del reloj falla matemáticamente cada vez que la necesitamos. Sale de la cancha un hombre para pasar a habitar un planeta inmemorial, ese que se cobija en el recuerdo.
En el intercambio los fragmentos son alterables, podemos componerlos y descomponerlos como en un rompecabezas. Todo se vale en este juego, la inversión es parte de la dinámica de lo absurdo, de lo lúdico. Tenemos el pleno control de la imagen. Ya no hay esencias ni inmutabilidades: todo puede ser cambiado en esta fiesta. Es la frivolidad hecha dogma, hecha ética de santos, una verdadera moral posmoderna. Los sentimientos se congelan y el individualismo se manifiesta en su apogeo. Es el auge del Yo, del I, ME, MINE: son los derechos inalienables del hombre ilustrado. Tiro pero no cedo. Empujo pero no interfiero en la caída, me desentiendo como un actor de su personalidad cotidiana.
En la historia de las revoluciones nunca ha habido tal trastoque de valores como en la era actual, leí en un libro y lo creí.
De lo común a lo privado, nos retrotraemos como un boomerang que no va, que sólo vuelve. No culpemos al perro que no sabe como volver, aunque sepa cómo alejarse. Seamos piadosos pero castiguemos al animal sin remordimientos porque, aquí, se ha infringido una regla.
La esfera propia, la íntima es la que prevalece. No hay lugar para dar sin recibir. Se trata de reciprocidad, ¿no lo ves? ¿acaso sos tonto? ¿qué has hecho con tu razón pequeño retrógrado?
No sientas culpa porque el otro pase a ser un efecto secundario del desborde humano. Una mano invisible que nos hace bien a todos, que actúa por colateralidad y nos libra de la responsabilidad. Tengo lo propio y quiero lo ajeno. No se puede con ese deseo que empuja a lo lascivo, al pecado de querer y no poder.
Nos desesperamos por probar un poco de la miel que anida otra abeja en un panal que no es el nuestro. Y por esa miel no hay nada que no haríamos. Queremos y queremos, probamos y nos ahogamos en la dulzura por un placer efímero. Le creemos a una abeja reina que nos promete perpetuar su dinastía con nuestra miel. Un bombón de dos capas simultáneas: la miel y, un poquito más abajo, la amargura. Nos obnubilamos y nos identificamos con el juramento y la promesa. Nos volvemos una frase, un conjunto no aleatorio de letras haciéndose pasar por palabra.
Creemos en la creencia.
Queremos creer en esa creencia
¿Podemos creer en esa creencia?

Estar presente.

Me desperté con una certeza. Una certeza que en este mundo desprovisto de seguridades, es un refugio, es una mano que te sostiene, un amor que te empuja. La certeza de seguir avanzando hasta encontrar la línea correcta, o al menos para mí.

Buscarme.

La búsqueda es constante. La búsqueda es como una bicicleta que ha perdido los frenos, la búsqueda se detiene sólo cuando nos morimos. Y la vida es una búsqueda, es pura posibilidad, es incertidumbre. Y la única verdad que arrastramos en esa búsqueda es la duda constante, casi agobiante, que presiona hacia abajo con sus preguntas a martillazos que quieren clavarnos más hondo la idea de la pregunta... Pero al fin y al cabo esa misma duda es la certeza más preciosa. La certeza de estar vivos. La certeza de estar buscando, de que todavía no me morí.

Estar presente y ser consciente del ahora, que no es sinónimo de la anulación del deseo.
Proyectarnos es inevitable, pero proyectarnos en el presente más inmediato es más saludable que inventarnos una proyección al futuro a largo plazo. Me di cuenta de que quiero evitar el dulce espejismo de verme reflejada en un otro para encontrarme. Mi búsqueda no es encontrarme en otro, no señor.
Aprendí que los sueños se vuelven chicles que nos mantienen sujetados sin dejarnos ser, cuando se vuelven la razón última de nuestros actos. Entonces, en ese preciso instante, puedo reconocer que un sueño en vez de proveerme de alas, me las corta, me paraliza, me detiene, me mantiene en el piso, en la cadena quejumbrosa de la obstinación, en la nula obsesión que tan poco creativos nos vuelve.
El deseo hecho obsesión nos anula como individuos. Es así.

Y ahora que sé lo que no quiero voy en búsqueda de lo sublime. Sé lo que busco pero tengo muy en claro que puedo vivir sin encontrarlo. Es tan solo un anhelo, una sonrisa que me motiva esporádicamente.
Creí que encontré una vez lo sublime en el amor. Creí que lo encontré por segunda vez también en el amor. Pero no... lo único que encontré fue una razón por la que relajarme en mi búsqueda y saber que quería morir por mi obsesión. Como si dijera "listo, ya está, ahora me siento menos culpable por dejarme morir" Y por qué morirme como un útero? Yo no quiero vivir midiéndome con las miradas que ven a mi cuerpo como un sinónimo de reproducción. Yo soy mucho más que eso.

Yo quiero ser otra mujer.
En mi búsqueda me construyo, y me proyecto primero conmigo misma y después con otros.
Estos días estuve pensando ¿qué mujer quiero ser? Yo me construyo y por más que hay días en los que mi libertad se me vuelve insoportable, sé que puedo elegir. Y es la capacidad de elegir la que me da miedo.
 Estoy grande. Creo que debe ser eso lo que me aterra y me desespera: antes tenía otros que elegían por mí. Me libraban de mi responsabilidad frente a la vida. Me libraban de mi existencialismo. Darme cuenta de que soy Yo con mayúscula, de que estoy siendo a cada momento, eso es lo que ahora tengo que asumir. A veces me parece que esa es la línea divisoria entre un adulto y un adolescente. No se trata de la edad que figura en el documento, ni de tener barba o pechos. Se trata, más bien, de la realización y de la toma de conciencia de que somos nosotros los que hacemos nuestro destino. Y todo ese peso que recae en nosotros en forma de responsabilidad nos llena de miedos. Y la incertidumbre de las elecciones se combina con la realidad del desamparo. Un cocktail que nos lleva al llanto.

Quiero dejar de ser la medida de todas las cosas, pero soy persona y eso es imposible, porque no puedo dejar de tomarme como referencia. No puedo evitar ponerme en el centro. Lo único que se puede hacer es juzgar menos y confiar más en lo que siento. Y yo, lo elijo, lo persevero. No quiero mantenerme cerrada a la vida.
Una vez me dijeron que tener los brazos cruzados era una postura hacia la vida. Y es cierto.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Estandarización.

El idealismo penetra en cada vértebra, recorre la columna y se clava en mi nuca.
Una vez adentro le suministra su información a mi sangre, y paulatinamente me vuelvo eso que una vez estuvo fuera. Eso que antes podía discernir como una válvula de seguridad, regular el 'aquí' y el 'allá'
Ahora donde está todo eso?
Somos convicciones alimentadas de discursos. Pero yo no quiero ser nadie, y mucho menos un discurso. Quiero ser yo, quiero ser Ilenia. Quiero construirme en una era en la que las personas salen como maniquíes en serie, chocolates que se olvidan del ingrediente especial de la abuela. La diferencia se aniquila, la uniformidad es llamada, es querida y hasta demandada!
Nos damos cuerda a nosotros mismos, dejamos que el discurso se internalice y una vez adentro, ya no hace falta un castigo o una coacción exterior. Para qué? Si alcanza con que reproduzcamos en el uno lo que se desea que se extienda al todo.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Las preguntas más fundamentales no tienen respuesta. Pero, sin embargo, nos seguimos haciendo las mismas preguntas, una y otra vez. Seguimos, con terquedad y hasta obstinación, la misma línea, el mismo círculo y nos perdemos en la circunferencia sin llegar a ningún lugar.
No puedo evitar hacerme siempre las mismas preguntas, es tonto, es estúpido. Si quiero llegar a nuevas conclusiones tengo que, necesariamente, cambiar las preguntas.
Y si no quiero hacerlo? yo quiero encontrar la respuesta a esa pregunta que me hago desde tiempos inmemoriales, que me hago desde siempre.
Es como un amor imposible. No voy a cambiar de persona sólo para que me sea más accesible.
No tiene sentido. Los elementos no son todos tan intercambiables como nos quieren hacer creer. No da todo lo mismo. No me da todo lo mismo.
Yo sigo creyendo en lo único. Si, si, soy chapada a la antigua. Me gustan las pausas, la lentitud, el sabor, las presencias que logran permanecer.
No me gusta lo descartable, lo que no tiene un fin, un sentido.
¿No es suficiente ya con la gran responsabilidad de dotar de sentido a toda una vida como para obstaculizarnos con cosas inútiles?

Nunca fue fácil, pero creo en tus ojos, 
es tan frágil depender de todo. 
Y cómo explicarte, desde el encierro, 
cuanto miedo da salir a ese mar de dudas.

 
Ya no hay más que hacer, 
sos tu propia ayuda, 
ahora andá y viví... 
yo siempre amé tu locura. 

viernes, 12 de septiembre de 2014

Donde no se lee.

Mi escribir es un acto profano, no está investido de fe ni de magia.
Perdí todo.
Todo lo perdí.
Como en un juego de palabras, perdí el hilo y me volví incoherente.
Perdí la consecuencia, perdí la razón y perdí el motivo.
Mi forma de escribir no es más que eso, una forma perdida entre tantas.
Ya no me siento especial, ¡hasta eso lo perdí!
Soy un cuerpo entre tantos, un alma en un cementerio de amor.
Una persona meditando en la vorágine.
Y la monotonía del día a día es el tedio que opera eficazmente junto a la falta de abrazo.
Es un resorte que me arrastra hacia abajo.

Mi nombre es un tinte oscuro: ya no la acompaña lo místico, lo magnífico y lo grandilocuente de la fe. Fe que también perdí mirándome al espejo. Tratando de decirle a mi sombra que vuelva, que no me deje ella también.
Y si me encuentro escribiendo esto, es porque creo fehacientemente que escribir es la fuerza de lo imposible. Escribir es la fuerza de lo absurdo, de querer recuperar en estrofas lo que perdí en el silencio de la realidad.

El corazón se me voló en la esquina una tarde de aire y junto al corazón, perdí el deseo.
Y ni a lo uno, ni a lo otro pude volver a encontrar.

Anhelar plasmar en palabras lo que a nadie le importa, con la ínfima esperanza de que a un alguien le importe.
Eso es, es eso.
Las palabras llegan empujadas por el afán del recuerdo, de la inmortalidad, las ansias de ser alguien, de ser alguien solo para mi.
Y es el egoísmo lo que otra vez me hizo perder.
Y yo lo único que quiero perder es a él.
Es como ser humo sin sonreir.
Evaporarse, quiero que todo se evapore.
Es como escribir y que la pluma no esté cargada de tinta.
Pero cada vez que escribo siento que es una especie de negación absoluta. Una especie de negación que me convence de que a medida que escupo palabras logro dejar de ser, y a su vez, sigo siendo.
No consigo librarme de mi carga, de mi peso.
Luchar contra lo imposible, desear lo imposible.
Eso genera arrugas y curvas en la espalda.
Tener la pesadumbre de la certeza del saber. La claridad de un sabio y la oscuridad de un ignorante, es bicolor, es simultáneamente blanco y negro.

Ser una vela empotrada en un portavela, iluminar efímeramente para consumirse súbitamente después.
Otra vez la inutilidad en su máximo exponente, la flor del esplendor hecha vacío.
Así es como se está pero no se está en ningún lado.
Así es como se transita este camino, haciendo cosas que a nadie le importan, o mejor aún, que solo a uno mismo le importan. Y tratamos de engañarnos. Pretendiendo al mismo tiempo escuchar sin ser escuchado. Hablar sin hablar.

Todos pero ninguno. Ninguno pero todos.

Con pero sin.

La sal con el azúcar es contradicción y esa contradicción es la nada.
Es, una vez más, vana y estúpida.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Ver y no ver

Visión romántica de la vida esperar siempre algo mejor, aguardar el progreso, primero material y luego espiritual. Una inversión de órdenes que a menudo nos lleva a obnubilarnos en una cosmovisión consumista. Tengo y eso soy. 'Porque tengo, entonces soy'
Tengo amigos, tengo una casa, tengo un título, tengo un novio, tengo una familia.
El poseer se exponencia al cuadrado y esta forma de pensar se traduce en una forma de actuar.
Te tengo y como te tengo, te ahogo, te posesiono, te pongo una etiqueta, un rótulo. Porque necesito contarle al mundo qué sos vos en relación a mi persona.
El lenguaje nos acompaña fiel a todo este trayecto que nos entorpece como mundo, como sociedad.
El lenguaje cristaliza formas de habitar un espacio, formas de relacionarnos.
El lenguaje nos acerca y nos aleja.
Somos como protones y neutrones, cargados enérgicamente, atrayéndonos y rechazándonos. Manteniendo siempre un equilibrio equidistante entre nuestros cuerpos, entre nuestras almas. Corremos el telón y del otro lado ya lo estamos cerrando.
Mostramos pero escondemos.
¿Hay algún momento en el que mostremos todo?
No, no y no.
Te pienso pero no te lo digo. Pero no es que no quiera hacerlo, no te lo puedo decir porque ni siquiera a mi misma me lo digo.
Nos peleamos con el resto cuando estamos peleados con nosotros mismos, con el orden aleatorio de las cosas, con la espontaneidad y lo azaroso de la existencia. Nos peleamos cuando hay cosas que nos sobrepasan, que nos exceden como sujetos y, como no podemos estar al volante, conducirlas, canalizarlas y encauzarlas como queremos, como tanto nos gustaría, nos empecinamos como un perro con su hueso. Y no vemos que además del hueso, hay alimento balanceado para perros.

Tela de juicio

El relativismo de la tibieza no es otra cosa que la imprudencia hecha dogma, estandarizada, oficializada. La duda como piedra de toque de todo el sistema.
No hay seguridad con los sentidos, solo habitamos una tierra plagada de subjetividades, de 'quizás', de porcentajes... una tierra que desborda en posibilidades y aproximaciones. Con las percepciones, con los ethos que se construyen y deconstruyen, no tenemos más que eso: parcialidades.

¿Dónde está la verdad?

La ropa que vestimos, la música que escuchamos, la forma en que nos expresamos, los alimentos que consumimos, los estereotipos que utilizamos para comunicarnos ¿hablan de nosotros? Yo creo que, en realidad, nosotros hablamos con ellos; los utilizamos como un canal.
Suelo creer que existe un diálogo ininterrumpido entre las cosas que decimos y las cosas que 'en verdad' somos. Nosotros hablamos de ellos y ellos hablan de nosotros a partir del lenguaje simbólico. Un guiño y un gesto son interpretados por cada uno y, a su vez, ¡qué poco margen le damos a la libre expresión corporal! porque la cargamos de significados. Sabemos qué dar para recibir tal cosa. Encasillamos las cosas y no la dejamos ser.
También creo, de una manera muy foucaultiana, que los detalles microfísicos dicen más que lo macro. Pero también, los actos ausentes de palabras, los actos más silenciosos, dicen más que largas oraciones y palabras finamente premeditadas.

La nada es todo y el todo es la nada.

Será por eso que no me importa tu nombre,  poco me interesa conocer tu edad; simplemente porque eso no me dice nada, porque todas estas cosas vos no las elegiste. Esas cosas te suceden.
En cambio, tus elecciones me hablan más de vos que las informaciones clásicas que brindamos al conocernos y que puedo encontrar en cualquier documento.
Lo mágico es que uno suceda a las cosas y no ellas a uno.
Tal vez sea por eso (la incógnita hecha adverbio y encabezando nuestras vidas, otra vez) que lo irracional de lo humano es a veces más fuerte que todos los argumentos que se pueden esgrimir acompañando un 'no'
No importan los motivos si no los sentimos.
La negación del sentir: eso sí es ir contra-natura. Es casi un atentado contra uno mismo.

miércoles, 3 de septiembre de 2014


¿cómo puede el mundo decir que los pies son la parte más fea del cuerpo?

Hoy.

Hoy no puedo ni escribirte.
Hoy estoy dolida, y tan sórdido es el dolor que ni siquiera puedo dormir. Me aturde.
Hoy quiero que tus cenizas se vayan de mi alma.
Hoy quiero barrerte, necesito barrerte.
Hoy ya no soy yo, hoy ya no sos vos.
Hoy nuestra composición orgánica se alteró químicamente y ya no hay vuelta atrás.
Hoy dejamos de existir de una vez y para siempre nos perdemos como un eco en la inmensidad.
Hoy quiero dar vuelta de página, necesito dar vuelta la página.
Hoy quiero disipar la bruma de mi mente.
Hoy te borro porque sé que no te importo.
Es como si hubiese estado esperando este día para que darte una buena excusa para hablarme, pero más bien la excusa era mía...
Paradójicamente la excusa hoy la tengo yo, pero de una forma menos poética.
Tengo la excusa para terminar algo que nunca empezó.
Hoy decido que se va algo que nunca llegó.
Hoy se va la oscuridad que tan poca luz me dio.
Hoy no sé nada, porque no existe nada.
Hoy ya no queda espacio para el 'nosotros'
algo que ya no se proyecta, porque es mi decisión, porque yo no quiero que se proyecte.
Hoy soy yo, otra vez.
Hoy soy yo, sola.
Ahora ya no puedo ni escribirte.
Sólo puedo llorarte.

viernes, 29 de agosto de 2014

comete las letras

Desde algún pronombre indefinido te escondés,
 en el rincón derecho del último cuarto del piso más alto. 
Subo rápido a ver si te encuentro,
 pero lo único que encuentro es al cobarde y valedero de tu coraje, 
al que no querés desperdiciar, 

¿es el incierto acaso el que te seduce, 
o será, 
tal vez, 
el temor al mimbre? 
No quiero anularte, pero no me dejás otra opción, mi querido.
No me revuelvas en la sopa, 
no vas a encontrar nunca más las letras de mi nombre. 
Tragate la sopa
solo, 
comete las letras, 
golpeate la paleta izquierda con la cuchara y sentite solo por no poder compartir esa inocente risa conmigo.

Comete cada una de las letras de mi nombre 
una y otra vez, buscalas en la olla
y meditá, mi amor, cuál es el sabor de mi cuerpo, 
cuerpo al que no conociste,
cuerpo que siempre estará abierto para vos
pero cerrado si decidiste no entrar.

No quiero desecharte pero no quiero seguir guardándote, ocupás espacio inútilmente 
cargo tu peso
también inútilmente
¿para qué? ¿para que te sigas llenando de polvo dentro mío, junto a todos los recuerdos que ya no son?

miércoles, 27 de agosto de 2014

Sedición

El orden o la subversión,
 el deber ser o el querer ser.
El cambio o la permanencia,
 el recuerdo o el porvenir.
En cualquier caso: opresión versus liberación.
Cambian los actores pero la obra es siempre la misma: los poetas del mundo, en su dramaturgia, se disputan el discurrir de cualquier alba. Quieren captarme, quieren captarnos.
Cierro los ojos y despierto en el campo, rodeada de flores que hechan humo bajo el puente. De repente, un súbito pensamiento se aleja fugaz de mi consciencia.
"Vivimos como vive cualquier hombre, con un laurel de pena y un pétalo de alegría"
Todas las mujeres cautivas de las vueltas persistentes y todos los hombres que no conocen el sexo de su dama. A todos ellos les hablo. Al género humano dividido por un órgano. Hoy, acá, anulo su diferencia y aúno sus desemejantes formas. Por arte de magia, sólo si creés...
Entonces ¿creés?
No tiene sentido levantar muros por doquier, pero tampoco tendría sentido derribarlos ahora, una vez edificados.
¡Cuesta tanto trabajo caminar desnudo por las calles de la ciudad!

sábado, 23 de agosto de 2014



Ella quería amar
a un cisne de agua y sal


ella quería volar
junto al cisne hasta el mar

Es todo piel y honestidad.

Ademán
de tocar tu piel
resplandor
dulce contraluz
las desdichas del mundo no están
quiero entrar donde espera el sol.

Vida siempre así
trastocando mi ser
despertándome
vida siempre tan sola
siempre espera,
vida siempre
siempre es amanecer.





Oración
derredor de luz
abismal lago de quietud,
las noticias no penetran aquí
es todo piel y honestidad.

Vida siempre así
trastocando mi piel
conociendome
conociendo la suerte de los días.

Vida siempre
es amanecer. 

viernes, 22 de agosto de 2014

Futuro

Si fuera un acorde, hoy sería La menor.
Si fuera una guitarra, hoy sería una acústica.
Porque ando melancólica, hoy sonaría nostálgica
como un tango
porque odio pensar siempre más en lo que me falta
que en lo que tengo
siempre 5 para el peso,
nunca un margen de distensión.
Porque me gustaría separar mi mente en compartimentos
y manejarlos guarecida en mi cabina
desde un control remoto,
para que no me superen
para que no me desborden los pensamientos.
También sería una goma de borrar
para limpiar el papel y dejarlo blanco
como cuando no existías
como cuando todo era futuro.
Hoy el futuro es cierto
y por eso no es futuro,
es un ancla frustrada en el presente
con la proyección del pasado
queriéndose hacer pasar por mañana.
Pasará el verano, los trabajos, la gente,
se irán aquellos a los que creía mis amigos,
otros se quedarán.
Las horas se quemarán y los minutos se medirán a contrareloj,
a partir de su dulzor.
Una cuenta regresiva que tocará la campana el día que bese tus labios,
el día en el que las palabras se plasmen en hechos,
el día en que mi memoria albergue un nuevo recuerdo,
el más tierno quizás.
Hay un espacio, desde siempre, que espera a ser llenado con tu presencia.
Y mientras tanto, una vez más,
la espera.
Vos aquí
yo allá.
Distancias que no alejan,
así como hay opuestos que son complementarios.
Prefiero creer que somos ángulos que se necesitan mutuamente,
como el limón y la sal,
como la la mermelada y el pan,
que somos 90 y 90.
Yo aquí
vos allá,
seguramente estemos contemplando un mismo atardecer,
un mismo sol que se va,
una misma luna que llega
pero
(porque siempre hay un pero)
desde posiciones disímiles

estamos interpretando el presente
de formas opuestas, tal vez.
¿Pero
(porque siempre hay dos peros)
qué me decís si al porvenir lo miramos juntos?

sábado, 16 de agosto de 2014

el fin de amar

Palabras profanas
pendulan sobre un nosotros.
Actos herejes
se quedan así,
flotando en el tintero.
Voy y vengo
entre lo eléctrico del movimiento
y lo sincrético del silencio.
Besos amarillos
se tiñen de negro
al desteñirse de tiempo.
Obscenidad triangular
subyuga la posesión de la tenencia
y la libertad del aprisionamiento.
El octogésimo aniversario del adiós
y la pervivencia aun persevera
por aquello que encontré en la lucha
y por aquello que perdí en tus ojos.

miércoles, 13 de agosto de 2014

El mundo es de estaño, juega entre eras de bronce que se pierden por la falta de cobre. Y las lágrimas se vierten sin fundirse en metales preciosos. Es lo material que opera como símbolo del honor. Signos y mensajes directamente encubiertos por la gestión de la discreción. Lo sublime va contra el muro de lo bello y lo estético se refugia en los ojos que no permiten que penetre lo que no llega si no con el tiempo, con la distancia. Bebo un poco más de esa agua de la miseria que saca de mi el peor de los sufrimientos y las catarsis que se puedan esperar de un cuerpo de carne y hueso. Un cuerpo que es un sexo, un cuerpo que es fe, que es esperanza y anhelo. Puro deseo de eternidad, ante lo etéreo e imperceptible del mundo que nos cobija. ¿Vendiste tu amor? Me pregunto sin la piedad de un misericordioso. Me pregunto sin pensar más que en mi y en mis preocupaciones. No me amás y por eso no debo amarte. Me inclino ante mi servidumbre, ante mi deseo que es tu deseo. Y una vez más me doy cuenta de que sigo a tu merced, que soy un espejo falso que está a tu disposición. Que estoy amarrada, sujeta a tus caprichos, a tu ser. Indescifrable como la escritura Lineal A, silábica y única, tan antigua como los enemigos persas.
El viento que existe desde siempre en mi vida, sigue diciendo tu nombre y mi corazón sigue y seguirá latiendo muy fuerte. Así.

Recuerdos.

El papel en blanco comparece como un hombre con carácter. Dice ¡aquí estoy! para que me escribas.
Me acuerdo de aquel que fuiste, de aquella que fui. Nos recuerdo, juntos.
Pienso, en lo que se fue, en lo que vendrá. En todas las ciénagas doradas que compartimos, todos los pasos que perdimos por la ciudad, todas las huellas que se borraron físicamente, todas las huellas que quedan espiritualmente. Sólo eso me queda, pienso, y pienso también que no sé a quién busco, y que te encuentro sin buscarte, y que te quiero sin quererlo. Que permanecés como una mancha de tinta que descompone la blancura del papel, una mancha que aclara y no perturba. La excepción a la regla, mientras pasan otras cosas, transitan otros cuerpos y el techo no se cae; no desaparece. Sigue allí. Como lo que se digiere con el tiempo, que se mastica... y como en un rumiante, vuelve a subir el alimento de nuestro amor perdido, nuestro amor sin brújula. Nuestro amor que llora eternidades que se desvelan por un momento más. Tengo el registro de tu cuerpo, por fuera del mío, como una periferia que me contiene
allí es donde está tu recuerdo.

viernes, 8 de agosto de 2014

Intempestivo como el frío un día de verano,
extemporáneo como el kiwi en invierno.
Adjuraciones de personas,
días y horarios
transplantados a la cotidianidad.
Sortear lazos por inconvenientes
por carentes de fe.
Empecinarse en conjugar a pesar de la inoportunidad,
en ir
a pesar de la adversidad,
en andar
a pesar del dolor sórdido.
Empeñarse en un hecho fortuito
para transmutar lo temporal en infinito.
Apresurar sin tener en cuenta los lapsos pautados.
Atrofiar de velocidad la pausa, la lentitud.
Descreer en las convenciones y, sin embargo,
crear convenios subjetivos que terminan por preconcebir lo azaroso.
Arruinarlo todo a partir del deseo,
y volver a crear, una vez más,
desde el barro.

jueves, 7 de agosto de 2014

Aguardar, algo, que no se sabe si llegará.
Permanecer, quedarse,
empotrado como un placard,
dentro de una pared,
dentro de una habitación.
Viviendo el mientras tanto,
como si el único horizonte fuera
 lo que sucede a la espera.
La trama se torna secundaria,
lo que se anhela es el desenlace.
Y pienso que, de algún modo, esperar es aguantar.
Unos meses, un año...
 y si perdura,
entonces,
todo este tiempo habrá tenido un sentido,
habrá sido un tiempo teleológico.
El coito del mientras tanto es vacío,
es instinto e indistinto.
 No importa con quién,
 no importa cuánto dure,
 es un durante,
un entretanto andrógino.

miércoles, 6 de agosto de 2014

La historia

Estos momentos son los que me empujan a seguir adelante, estos momentos hacen que deje de replantearme mi cotidianidad, mi diario, mi día a día, el por qué me levanto cada mañana a leer, a concurrir a un espacio que a veces me es impersonal y ajeno. Una Universidad que es planteada y propuesta como a un mundo desconectado del mundo.
Momentos como este hacen que el estudio no se convierta en un contenido vacío e inhumano, que el estudio no se quede en los libros, en palabras disparadas por alguien, editadas por otro y finalmente consumidas por unos pocos. La recuperación de la identidad de un nieto hace que cada aprendizaje, que cada clase se llene de amor, porque hay un objetivo. 
¿Qué es lo que yo quiero hacer con lo que incorporo, qué es lo que hago con lo que hicieron de mí? Momentos como estos hacen que se ilumine el futuro para ver por un instante con claridad. Si hay una meta, entonces hay perseverancia, hay ansias, hay ganas. Las dudas se disipan para convencerme de asumir una responsabilidad, una muy grande. Una obligación mía para con el resto, responsabilidad insoslayable que muchos rehúyen acorazándose en sus pequeñas ambiciones y anhelos individuales.
La historia no es sólo ente académico, la historia no es repetir discursos,
la historia es de todxs, la historia está ahí para abrir los ojos, para despertar del letargo de la ignorancia que muchos de arriba procuran mantener a las masas, sólo para dominarlas y negarlas. 
Que los hechos nos lleguen a la sangre es reconfortante, porque sólo así el conocimiento es posible de ser catectizado realmente y así ser utilizado para el verdadero bien común. Porque es ahí cuando nos hacen sentir que todos somos parte de eso que se escribe. Que las cosas no se escriben solas de una forma mítica religiosa.
 El nudo en la garganta, hoy, hace que me de cuenta de que no quiero ser parte de una jerga que permanece en su burbuja intelectual, lejos de los hombres y mujeres de carne y hueso.
Estudiamos para ayudar a construir un espacio más humano, para hacer del mundo un lugar más habitable; y sentir que la acción de cada unx de nosotrxs no es vana, ni es una pluma sin peso en el discurrir de los acontecimientos es abrir los ojos, es tener repentinamente el corazón y la cabeza llena de una certeza pesada y no por eso menos bella. 
La historia la hacen los hombres, siempre.
Y eso hace que no me sienta vacía, porque en algún intersticio de algún rincón 
habrá otro hombre u otra mujer que piense como yo.

martes, 5 de agosto de 2014

Enamorarse y enloquecer, recta línea que separa un abismo de otro abismo.
Fina es la división entre un precipicio y un acantilado.
Clavos que se clavan muy hondo, pienso, maldigo.
¿un clavo saca otro?
¿o un clavo empotra con más profundidad al anterior?
Te comparo y está mal. Te comparo porque es inevitable.
Te comparo sin tener piedad del comparado que siempre sale perdiendo.
No me importa y eso es cruel, es egoísta.
¡Vaya faceta vengo a descubrir por vez primera!
Y es que intento, señorito. Hago el esfuerzo de mirar a mi alrededor pero los hombres de mi vida son todos tan insulsos, tan simplones, tan básicos. Ninguno tiene el corazón tallado a mano como el tuyo, tan artesanal y rústico como el mío.
Es brutal y hasta inhumano que me tenga que tragar hipócritamente todo lo que me pasa. Convivo con vos sin estar bajo el mismo techo. Ni siquiera me dejaste compartirte un poco de mi contenido, me lo dejaste todo para mi. Fue como si me dijeras -arreglátelas sola, y procurá no pudrirte con tanto amor adentro.
Yo pensé mal, como siempre que supongo, que el amor me iba a florecer y ahora sé que me marchita de a poquito con la llegada de la primavera. Mi efecto es el contrario, me arruino.
¿Y cuál es la solución? ¿El tiempo? No lo creo, a no ser que me arrebaten los recuerdos y la memoria será imposible porque tu existencia es indeleble, como lo que me gusta de vos, que es tu consistencia de torta de ricota: contundente y dulce, incapaz de empalagarme. Lo que más me gusta de vos, es tu nerviosa sensibilidad, desequilibrada y hasta excesiva.
Y si es cierto el mundo y es falso lo espiritual me gusta el absurdo de que no te guste.
Soga que me ata impunemente a un recuerdo inconcluso.
Cortala de raíz. Plantate
pero en otro bosque.

domingo, 3 de agosto de 2014

Nuestros ojos atraviesan la muchedumbre y se chocan de repente.
Se encuentran para hacerse visualmente el amor,
para aniquilar de un santiamén el fervor acumulado.
Nos mordemos el labio, cada uno en su boca.
Nuestras sonrisas se intercambian,
de costado,
tímidamente.
Jugamos un juego del que sólo nosotros sabemos las reglas,
porque nosotros nos las inventamos, aunque el juego sea de muchos.
Me seguís, te sigo, te provoco, me provocás
me acerco, te acercás
es una especie de chat de mensajes corporales bien correspondidos
una coreografía de seducción.
Fumo de costado y te miro de reojo,
espero encontrarte, sé que voy a tropezarme con tu observación de un momento a otro,
es sólo cuestión de tiempo,
vas a caer en la red,
y entonces, en ese momento,
yo actúo sorprendida al toparme con tus ojos en mi,
me regocijo en silencio, porque es lo que quería.
Gran performance, pienso.
Esto es el teatro de la vida,
jugar a poner una excusa, 'me voy al baño' digo en voz alta,
rozándote el deseo, incitando tu masculinidad.
El pretexto funciona a la perfección, el plan es todo un éxito.
Nos devoramos en la intimidad.
Y seguimos actuando, al salir al mundo,
con la excesiva discreción de quien oculta
pero con la complicidad de los que saben.