tinta y pluma pa volar

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domingo, 2 de noviembre de 2014

No sé por qué no te animas a despegar.

El amor es un vínculo azaroso, es una cadena de sucesiones que se superponen en eslabones no lineales.
El amor es el ejercicio cotidiano por descifrar lo que raras veces sucede en la vida. El amor es la capacidad de perpetuar lo efímero, de conservar lo que es en apariencia perecedero.
El amor es una gama de interpretaciones disímiles, porque al amor se lo entiende sólo cuando se lo mira en retrospectiva.
En el ahora, la perspectiva se pierde, se confunde.
En el ahora, el amor abandona su racionalidad y escapa a la lógica de lo cognocible.
El amor no se disipa en el verbo gerundio, en el 'te estoy amando'
Al amor se lo entiende desde el propio lenguaje, solo en la propia distancia.
El amor es bruma y claridad, no sabe de lejanías o cercanías.
Tal vez el amor sea simplemente estar.
El amor no es fácil, es un juego cuya regla fundamental es la de perseverar aun cuando las cartas no parecen estar dispuestas a favor. Y si es un juego, en el amor se pierde o se gana.
El amor es la llegada, no el punto de partida.
El amor es como una casa porque se construye: tiene sus cimientos.
El amor es suicidio y en el suicidio está el nacimiento del amor. Lo que germina es orgullo y altruismo, es quererme y es quererte a la vez. Por eso el amor es simultáneo.
El amor son dos y tres, y cuatro y cinco. El amor es un círculo de infinitos puntos.
Multiforme, el amor.
El amor es táctica y estrategia, dijo Benedetti.
Es superación cuando se es capaz de dejar de lado la vanidad, aunque lleve su tiempo... Por eso el amor es un proceso, es una ecuación a despejar. Pero el amor no es una fórmula matemática.
El amor es una ciencia no demostrativa. El amor es una ciencia inductiva que se infiere a partir de sus supuestos, arribando así a una generalidad a la que hay que falsar continuamente. El amor es el esfuerzo de poner a prueba, empíricamente, aquello que en su origen es pura conjetura.
El amor tiene sus premisas en lo particular, pero sus axiomas se ubican en lo universal.
El amor es omnipresente, se lo aprecia en sus infinitas configuraciones y en sus manifestaciones más capilares. El amor es microfísico: lo reproducimos en un gesto, en una miga de pan.
El amor es ying, el amor es yang, es la perfecta unión de los opuestos. Es hacer que dos piezas informes encastren sin más sentido que el de encastrar. El amor es abrazarse y permanecer en la quietud, cuando nada pasa, y todo pasa. El amor es entonces Ser. Es la manera que tiene el hombre de abstraerse de la esfera temporal, es el único medio para sentirse eterno.
El amor es escribir poemas que nadie lee, es la capacidad de mantener vivo lo que parece estar muerto.

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