una mirada posándose en el espejo
vestida de negro, vestida de azul
como de gala, para lucirse en el epicentro del tiempo.
Miro en perspectiva y la veo
Miro en perspectiva y la veo
adueñándose del sueño y abdicando a cada paso la jurisprudencia,
no sé si es alta, ni sé si es baja
sólo sé que está
y que crece sin la piedad de un ortodoxo.
Rebelde como ella sola,
se aniquila de un balazo el sentimiento,
pone pausa y se abstrae del sentido
de lo probable, de lo esperable.
No importa cómo,
ella siempre viene
va y vuelve,
acurrucándose en la vida y en el borde de un silencio.
No importa dónde,
ella anhela y se promete
un lugar grandilocuente,
para que se tope con la casualidad de que llegue siempre en el mismo instante
en el que justamente, no hay simetría y metro presente
porque la otra ya se encuentra en el punto cúspide de la tierra.
¿Quién es? se dice ella cada día.
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