tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

sábado, 4 de octubre de 2014

Cual fuera el hombre que no tuviese pánico al llorar en público, el que no temiese verse infenso y uno entre los otros. Reconociéndose, volviéndose una bocanada más y perdiéndose en el viento. Maldito el ser que tiñe de superioridad el acto mismo del amor, quien no renuncia a destrabar puertas y dibujar ventanas, el que cree en lo innato y lo congénito. Algún día, los que ahora son menos serán mayoría y la búsqueda dejará de ser condición permanente, algún día se pensará menos y se hará más. Tanta filosofía barata que huele a impostora tensa hasta al hilo más resistente. Tanto bosque en la nube de la galaxia propia y ajena, tanta niebla cada mañana al despertar, dentro del uno, y afuera en el todo. Si decimos 'no' es por orgullo y es eso lo pecaminoso.
¿Qué pasaría sin anduviésemos desnudos por ahí, desprovistos (linguísticamente)?
Es la lluvia la que limpia, la que lava y cambia el ropaje, ese que vestimos siempre.
Quiero volverte ojo sin pestaña, mano sin muñeca y amor sin emoción.
Quiero volverte posible.
Quiero volverte punto y coma, una pausa, un silencio merecido al que, armónico, le sigue el resto de la oración. El tiempo, en estas circunstancias, es más bien continuidad que una ruptura.

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