tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

martes, 5 de agosto de 2014

Enamorarse y enloquecer, recta línea que separa un abismo de otro abismo.
Fina es la división entre un precipicio y un acantilado.
Clavos que se clavan muy hondo, pienso, maldigo.
¿un clavo saca otro?
¿o un clavo empotra con más profundidad al anterior?
Te comparo y está mal. Te comparo porque es inevitable.
Te comparo sin tener piedad del comparado que siempre sale perdiendo.
No me importa y eso es cruel, es egoísta.
¡Vaya faceta vengo a descubrir por vez primera!
Y es que intento, señorito. Hago el esfuerzo de mirar a mi alrededor pero los hombres de mi vida son todos tan insulsos, tan simplones, tan básicos. Ninguno tiene el corazón tallado a mano como el tuyo, tan artesanal y rústico como el mío.
Es brutal y hasta inhumano que me tenga que tragar hipócritamente todo lo que me pasa. Convivo con vos sin estar bajo el mismo techo. Ni siquiera me dejaste compartirte un poco de mi contenido, me lo dejaste todo para mi. Fue como si me dijeras -arreglátelas sola, y procurá no pudrirte con tanto amor adentro.
Yo pensé mal, como siempre que supongo, que el amor me iba a florecer y ahora sé que me marchita de a poquito con la llegada de la primavera. Mi efecto es el contrario, me arruino.
¿Y cuál es la solución? ¿El tiempo? No lo creo, a no ser que me arrebaten los recuerdos y la memoria será imposible porque tu existencia es indeleble, como lo que me gusta de vos, que es tu consistencia de torta de ricota: contundente y dulce, incapaz de empalagarme. Lo que más me gusta de vos, es tu nerviosa sensibilidad, desequilibrada y hasta excesiva.
Y si es cierto el mundo y es falso lo espiritual me gusta el absurdo de que no te guste.
Soga que me ata impunemente a un recuerdo inconcluso.
Cortala de raíz. Plantate
pero en otro bosque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario