tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

jueves, 20 de febrero de 2014

Taciturno

Nos cruzamos y fue un encuentro simétrico, casual, justo, racional.
Nos cruzamos y fue exacto, insuficiente.
Quisimos ser cuadrado y acabamos dando vueltas a la redonda.
Nos cruzamos y fue profundamente vacío, como un precipicio precoz, como una sopa sin cuchara.
Sí, nos cruzamos y fue absurdo, indiferente.
Nuestros voluptuosos ojos se quedaron sin carne mucho antes del asado. Porque nuestro diario no tenía más hojas cuando llegamos al final de nuestra historia. Nos quedamos sin escribir, sentados, desencontrados, como un naranjo sin flor, como una ciudad menudita, sin edificios. Así, tristes.
Porque desde ese día, la pollera no se me levanta con el viento de la esquina. Desde ese día, el Sol sale de abajo de la Tierra y mis pies están más cerca de las manos. Desde ese bendito día las ojeras que tengo que andar maquillando procuran hacerme la vida imposible. Porque desde ese día juego a la bella durmiente, desde ese maldito día, no logro conciliar el sueño y tomo cafés desvelada, me baño desvelada, me acuesto desvelada ¡y hasta me duermo desvelada! Porque últimamente empeño cada una de mis horas en ordenar lo físico con la esperanza de que se me acomode, a su vez, lo espiritual. Mi sexo se retuerce de angustia ante los pájaros que ya no cantan pero igual forman nidos,
y aun así, mi sexo no consigue volar.

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