tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

lunes, 13 de mayo de 2013

La ceniza se veía desde su cigarro como inmaculada, estática, virginal, quieta.
Calma.
Como todo últimamente, pensó...
Como los árboles otoñales de allá afuera, que parecen inmunes al paso del tiempo.
Atemporales; no envejecen así como tampoco crecen. Y en cuanto hacen un ademán de movimiento, son podados con el objetivo de mantener el orden.

Y mientras los días se sucedían cíclicamente, sus escasas ramas invitaban a treparlas, a arrancarles un jugoso durazno no perecedero. Con el temor de que quizá ese fuese el último que daría.
Y así fue como guardó, para comer de postre, un durazno en la heladera.
Y así fue como fue posible buscar en la heladera un durazno inexistente.
Éste mayo es para cambiar pensaba, pero lo que se ve quedará como los ojos son capaces de captarlo en este instante.

Efímero y eterno.

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