Un día me presentaron al amor. Yo le estreché la mano y salí casi despavorida. Ni mucho menos que simpática, me encerré bajo llave en mi habitación. Pasaron los días y con los días, los meses, y él seguía persistente del otro lado, a la espera. Esperándome.. Con el transcurso del tiempo la puerta dejó de estar herméticamente sellada para pasar a estar mínimamente entornada. Y así fue como, en un descuido, se infiltró el temido amor.
Ahora, con tu perfume obstruyendo mi pecho, me dedico a morir impregnada de tu adiós. Más a desear tu proximidad asesina para seguir enamorándome de tus cambios. Es que Febrero sabe más que vos, y es el mes más corto del año.
Ahora, con tu perfume obstruyendo mi pecho, me dedico a morir impregnada de tu adiós. Más a desear tu proximidad asesina para seguir enamorándome de tus cambios. Es que
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