tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

viernes, 24 de febrero de 2012

Entre tanto tren que viene y va..

Ella llevaba un libro de García Márquez. Él, uno de Juan Villoro. 
Ella llevaba zapatos rojos. Él, zapatillas negras.
Entraron apenas se abrieron las puertas. Ella se sentó, él quedó de pie frente a ella.

Él miró de reojo el libro de ella, y le gustó. Ella miró de frente el libro de él, y le gustó. Media estación después, él puso su zapatilla junto al zapato de ella, tocándolo por la punta. Ella no movió el pie. Y un calor determinante empezó a fluir desde el dedo del pie hasta las manos, desde las manos hasta los libros y desde los libros hasta el aliento. Si un sobresalto lo hacía separar el pie, lo devolvía de inmediato a su posición deseada.

Así anduvieron los lectores: los ojos clavados en el papel, el pie clavado en el piso, seis estaciones completas, con un romance de solapas y sin verse nunca el rostro.

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