tinta y pluma pa volar

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miércoles, 22 de febrero de 2012

Ying yang y pensamiento mágico.



El pensamiento mágico es una de las estructuras mentales que conforman a las mujeres, junto con el pensamiento real. El hombre, en cambio, posee una única estructura que es la del pensamiento real.
Entonces, a simple vista queda claro que este tipo de pensamiento (el mágico) es antinatural y retorcido, es decir no es inherente a todo ser humano ¿Por qué? Porque se va desarrollando a lo largo de nuestra infancia, mientras vamos creciendo; se alimenta de los cuentos de hadas, las historias fantásticas, tales como "Blancanieves", "La Bella Durmiente" o "La Cenicienta". Todos estos relatos tienen patrones o factores comunes que son el rol de la mujer y el rol del hombre o príncipe salvador. Siempre, en cada una de dichas narraciones, la protagonista principal aparece en una postura absolutamente denigrante, llevando una vida algo así como medio muerta, sin vida, sumamente infeliz, oscura, subordinada. Y mientras tanto, alrededor de ella coexisten otras mujeres, como es la madrastra en La Cenicienta o la reina en Blancanieves, que son causantes de su infortunio y mala vida, portadoras de sentimientos funestos y horribles, como la envidia, la injusticia, la crueldad y la malicia. Y casualmente, también, en todas estas historias aparece mágicamente un hombre que las saca de esa situación, que las rescata de esa vida sin sentido e infeliz que sostenían.
Ahora transportemos esto a nuestra vida real.
¿No es de lo más patético responsabilizar a otros por la infelicidad o felicidad propia? Esa idea de externalización que tenemos al alegarle al otro nuestro estado de ánimo es de lo más penoso. Es como si le estuviéramos echando la culpa a nuestro alrededor de lo que nos pasa por dentro, sin hacernos cargo del peso que tenemos nosotras mismas en este proceso. Creemos inconscientemente que la felicidad viene de afuera y es por eso que ni siquiera hacemos el esfuerzo de buscarla en nuestro interior. Nuestra propia felicidad nos es totalmente ajena. Lo cierto es que estamos, la gran mayoría de las mujeres, exentas de internalización, porque es más fácil imputarle al otro lo que nos pasa en vez de hacernos cargo nosotras mismas.

Es así que vamos creciendo, rodeadas de historias irreales que parecen ingenuas y soñadoras, pero a la larga esta inocencia se paga, porque nos va forjando como seres que anulan el pensamiento real para reemplazarlo por el pensamiento mágico.
No vemos que lo que gobierna es el pensamiento real, el concreto, el que tenemos y no el pensamiento mágico.
Exigimos que los hombres cumplan con las expectativas generadas en estos cuentos de hadas (a mi criterio altamente patológicos) Ésta es la explicación de por qué el golpe es tan duro cuando se choca con la realidad y los defectos del hombre real. En los cuentos nunca existió  príncipe alguno con mocos (o al menos hasta ahora no nos enteramos de ellos) Bueno, las personas reales tienen mocos, sería meternos en la idea de kitsch decir que no los tienen. Es un ejemplo vulgar, pero es claro. Estos cuentos suprimen los defectos, no los muestran… lo que nos lleva a pensar de manera inconsciente y más cuando somos pequeñas, que estos no existen. Pero que no se mencionen no quiere decir que no existan eh.
Díganme si no es absurdo que millones de mujeres tengan en la cabeza exactamente al mismo prototipo de hombre ideal. Un solo y único hombre con las mismas características. Es por eso que cuando llega un hombre a nuestras vidas, uno REAL, lo comparamos con lo que quisiésemos que fuera, con ese príncipe dador de vida que habita en nuestro inconsciente.

Las expectativas son la base del pensamiento mágico. Si no se cumplen, aparece la frustración, la infelicidad. Las expectativas, en este formato, no son sanas, al contrario, son enfermizas.
Investigando un poco encontré que son la causa principal de las quejas constantes y de la ansiedad que se puede manifestar en infinitas conductas compulsivas, así como fumar, comer, beber, gritar, llorar, etc. (obvio que no quiere decir que escabiar, por ejemplo, es sinónimo de ser una mina con dificultades para distinguir estos dos polos)
Hay que darnos cuenta de que éste pensamiento mágico es una magia inalcanzable e imposible de realizar, y por lo tanto imposible también de ser satisfecha, por lo que ese hombre no existe y es inútil que estemos como unas bolas tristes a la espera, pacientes de la sorpresa, de lo impensado, esperando algo así como la salvación en esta (estúpida) postura ovular.  
Tenemos que reformular las definiciones y conceptos interiores por los cuales nos rigimos, porque cuando estas ideas son no tienen defecto alguno, es claro que no siempre (casi nunca, diría yo) encajan con la realidad.

Conclusión: Lo real es boicoteado por lo mágico. Y así se nos va la vida, los momentos y las personas lindas.

¿Vale la pena enfermarnos tanto?

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