Yo no creo en la justicia, solamente en el Karma.
Esa energía, que no se ve y no se toca, pero que de alguna manera está y también se siente. Esa Ley de causa y efecto. “Todo vuelve” porque cada uno cosecha lo que siembra.
No se llama yeta, ni tampoco se define como suerte.
Algunos ganan y naturalmente otros pierden en la ley del Karma, y justamente ahí reside la importancia de ser buena persona, de proponerse tratar de mejorar un poco a diario, desafiarnos a ello, porque al fin y al cabo, vamos mutando constantemente y por ende no somos más que lo que hacemos día a día. Entonces más tarde o más temprano, finalmente, todos consiguen lo que merecen.
Vivir ahora y sin un por qué constante. Las cosas simplemente pasan y a cada uno le llega lo que le corresponde, aunque a veces no seamos del todo conscientes.
Por eso no tengamos miedo de seguir nuestras ideas, de abrir la boca y opinar distinto porque no estamos de acuerdo, de romper las reglas que van contra nuestros principios, de arriesgarnos para alcanzar lo que queremos; sólo si realmente tenemos la convicción de lo que hacemos, si estamos seguros y tenemos las cosas en claro. No tengamos miedo de vivir nuestra vida envueltos en el después de las consecuencias..
No hay comentarios:
Publicar un comentario