tinta y pluma pa volar

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viernes, 16 de diciembre de 2011

Revolución mental.

Qué sería de la raza humana si no hubiera gente llena de ideales, de principios. Gente que no se calla, que no teme decir lo que piensa, que lucha por lo que cree, que da guerra por lo que quiere, pero que no hace la guerra; que no se deja llevar por el montón, que tampoco quiere pertenecer al montón, que está convencida de que todo puede ser mejor, que no se conforma, que interviene por convicción, que persevera por la igualdad, que no se piensa más ni menos, que está segura de lo que sostiene, que apuesta a la juventud, que considera la posibilidad de concretar sus sueños, que se mueve para alcanzarlos. Esa gente aventurera que no se pasa la vida detrás de una caja boba o una computadora, aquellos que se alimentan de las ansias de recorrer el mundo aunque sea tan solo con una mochila a cuestas, los que se informan y sacan sus propias conclusiones, los que no ponen el dinero a la misma altura que la felicidad, los que piensan verdaderamente en los demás, los que hacen y no sólo dicen, los que apuntan a dejar una huella cuando ya no estén, los que desean estrafalariamente, los que se distinguen del resto, los que quieren propagar lo que piensan, los que quieren la verdadera Revolución, los que cuidan la naturaleza, los que sienten el fervor de la vida en cada una de sus venas. Para los que admiran, los que no se quedan quietos, los que no viven por inercia, los que mueren dignamente, los que la pelean hasta las últimas instancias, los que arriesgan sus vidas. A los que se les llenan los ojos de brillo, los que están orgullosos de lo que son, los que no se esconden, los que son transparentes, los que no piensan en el que dirán, los que van de frente, los que creen que la justicia pertenece al plano sensible y no inteligible, los que usan sus manos para hacer caricias y no para golpear, los que no corrompen las leyes para el beneficio de unos pocos, los que no mienten ni distorsionan la verdad para su conveniencia, los que tienen fé en el amor, los que se hacen cargo de las consecuencias, los que piensan en el pueblo, los que estudian, los que se interesan por la educación, los que tienen ganas de crecer progresivamente, los que nunca quieren dejar de aprender, los que respetan, los que no juzgan, los que ayudan y los que no dudan en pedir ayuda, los que no piensan con el bolsillo, los que no discriminan, los que sienten, los que tienen corazón.

 A cada uno de ellos les doy gracias por haberme nutrido desde el alma.

Esa es la clase de personas que le hace falta a este cosmos.
Esa es la clase de persona que espero llegar a ser.

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