La añoranza florece amarilla,
súbita,
sin dar explicaciones,
sin decir por qué.
Al asombro le sigue el vacío y el vano intento por comprender el
nuevo pétalo emergente, que desafía las reglas de lo conocido.
Inmediatamente la
nostalgia se vuelve café y se la toman de un sorbo como si fuera un shot.
Escribir para aclarar ciertas cosas. Escribir simplemente para plasmarlas.
Un día recordarás todo lo que tus sentidos te inducían a sentir tan gigante, y desde la cima del monte, donde la fortaleza es uno y todo el más allá es minúsculo, te veré volar como el polvo invisible.
La melancolía se llama martes y por la ventana se ven las nubes, todo gris. Todo. La distancia es mental y clausura toda posibilidad real, por más recóndita que fuera
ella queda afuera.
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