tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

miércoles, 13 de julio de 2016

Vómito.

Pilas y pilas de letras se tropiezan del precipicio de la cuchara y se ahogan en la sopa,
se suicidan y caen lentamente, bailando, escurridizas,
 hundiéndose en las profundidades vegetales.
Un monstruo de dientes podridos, abre su boca,
y la boca es el túnel por el que ingresan las letras aunándose en palabras
y las palabras son tragadas por el monstruo de buche cobarde
y de apetito insaciable.
Las letras gimen y pinchan,
pellizcan y se anclan en su esófago, exigiendo ser escupidas
queriendo volver a desligarse de las palabras
pero la bestia infame no cede, las mastica como un rumiante y las deposita en su quinto estómago.

Y las letras y las palabras son densas, de pesada consistencia
y el hombre que es también animal, las ingiere con cubierto pero con el corazón tapado
y no puede digerirlas, no
porque aunque las palabras se desgranen y pierdan peso
siguen obstruyendo su respiración
y el hombre-animal se atora con las atascadas,
ahora le cuesta vivir,
y las palabras no pueden navegar y pierden su rumbo

y sin embargo, vuelven, siempre, de otra forma
esta vez, no hay agua alguna que descongestione el embotellamiento.

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