La compulsión de la palabra escrita es una píldora contra la ansiedad,
el remedio perfecto para tomarme el pensamiento con un poco de café
para despertarme y quedarme tildada toda la noche
mientras el humo se va,
y lo veo a través de la ventana, perdiéndose
despidiéndose de mí, invisiblemente
arrojado hacia la libertad, desde mi pulmón izquierdo.
Y el feriado se presta a comunicarme conmigo misma,
a pensar que de que hay mucho que descifrar a través de las inconscientes verdades inmortales contenidas en cada letra que tipeo,
yo sin embargo decido que el largo y oscuro camino de hoy,
llegó a su fin.
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