En los ojos, el magma atrayente me sume en mi propia lava, erosionándome como un volcán.
Sangre de amor.
Rojo,
carne viva.
Látigos de turbulencia tienen en el coito su máxima expresión.
Moverse entre las lianas de esta selva madre, que se humedece de tactos certeros,
Moverse entre las lianas de esta selva madre, que se humedece de tactos certeros,
música sin melodía,
letras sin prosa.
Te gustaba esa palabra, nos gustaba la penumbra,
para confesarnos
para desnudarnos
para despojarnos del abrigo
de las palabras y de la mirada de los otros.
Un temblor en tu cuerpo me agrieta
y en ese hueco tu savia me crece.
La siento, te siento.
Acabando juntos una vez más.
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