tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

domingo, 31 de mayo de 2015

De vez en cuando empuño mi más preciado cataclismo servil
y me arrodillo ante lo imposible, como rindiéndome con una blanca bandera.
Riendo tres veces por día, llorando una sola vez al mes
el resto del tiempo me la paso oculta en el interior abismo
y me da vértigo caerme dentro de mi misma
la caída es infinita, no tengo fin
(por ahora)
no tengo conciencia de mi finitud que es distinto
pero como todo lo que no está contemplado en el horizonte de lo factible es descartado de inmediato
caigo en el falso espejismo de lo eterno
de que algo se va pero que algo viene,
se va el titular y aparece el suplente.
Son las reglas del juego.

Me inclino a creer en lo consuetudinario, en la costumbre más vil
que prescribe y proscribe a la vez,
que acata y resuelve en función de lo preestablecido.
Mucho prefijo, poco sufijo
mucha racionalidad y poca animalidad porque todos sabemos que
la hipotenusa es la suma de los silencios al cuadrado y la conmoción una sorpresa inminente.
El triángulo es isósceles,
somos dos que se confunden
y un tercero está pendulando en el vértice que nos separa.
Maldito cateto intromiso,
maldita intolerancia innecesaria.

Los domingos están hechos para ser blasfemos
y el lunes uno se despierta
en una mano el café
en la otra la arrogancia
y debajo de la alfombra todas las angustias de la noche anterior.

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