tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Pienso en el cielo abierto, en lo vasto del cosmos,
en la pequeñez del ser humano y en sus delirios de grandeza.

Pienso en lo escaso del ser solitario, en su pobreza y su miseria;
en la inmensidad de la libertad,
en el amor que rellena y en la competencia que vacía.

Pienso en lo que aprendí y en lo mucho que todavía me falta aprender.

Las lecciones de una energía divina que, con esporádica frecuencia, capto con el alma que no estoy segura de habitar.
Las verdades que se esconden en cada estrella aguardando ser develadas.
Están, siempre, están, como el amor en cada sonrisa vertical
que se lanza llana hacia el infinito del tiempo,
sin prisa,
sin paraguas ni piloto,
instantáneas para ser devueltas.

En una sentencia impersonal, se dice que la comunicación es la única llave para la transmisión de las verdades. Múltiples y multiformes las verdades que alberga nuestro lenguaje,
aunque con los años parezcan que se olvidan,
ellas están ahí, aunque no se ven,
la creencia sobre la ciencia
como la carne debajo de la piel,
para reescribirlas, para volver a leerlas,

como una historia que, en apariencia, cuenta siempre lo mismo
y que, sin embargo, en la interpretación se cobija la diferencia.

Y entonces,
sólo entonces,
crece y se multiplica para transitar otro sendero.

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