tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

lunes, 17 de noviembre de 2014

No me disputes la hegemonía.

Un conflicto implícito,
frío,
no declarado,
pugna por apoderarse de mi quietud.
Yo me resisto y firmo tratados explícitos para evitar el impacto,
pero no hay caso,
es la inminencia de tu ataque
lo que me obliga a no pensar en otra cosa que en el rearme.
Estar preparada por si acaso, como en la guerra.
Estoy harta de ser vulnerable a tus misíles
yo también quiero arrinconarte con mis más poderosas armas de seducción.
Uno y uno son suficiente para pensar en una disputa,
 que de tu lado propone una transmutación del orden establecido que,
apenas me revoluciona,
me corta la cara develándome su preeminente faceta conservadora,
privándome de la posibilidad de continuar con la transformación
guillotinando y cercenando mi dulzura en un estallido nuclear.
Para vos es el fin, para mí es el inicio.
Llena de contradicciones esta guerra sucia.
Todos los habitantes de mi cuerpo piden a gritos que plante bandera blanca en tu tierra,
que me rinda,
porque ya perdí el rumbo hace tiempo y ya no sé a dónde es que vamos.
Me dicen que tu política no instauró otra cosa que una cadena de montaje en mi cerebro,
que sólo produce imágenes tuyas.
Una mecanización en mis anhelos
en pos de una mayor productividad en mi rendimiento sexual,
al cual no disfrutás, al cual te empeñás en vender al mejor postor.
Necia y estúpida tu negligencia mercantil,
masivos tus bienes de consumo que me descubren consumista si se trata de tu amor.
Y será porque en mi mercado, el laissez faire no es más que retórico
porque tu intervencionismo me amputa constantemente la libertad de emprender cosas nuevas.
No puedo elegir.
Tu régimen es casi una dictadura.

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