tinta y pluma pa volar

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jueves, 10 de abril de 2014

Monólogo

Hablar en voz alta y hacer un monólogo real,
quiero decir, dialogar con mi otro Yo.
Porque de vez en cuando él también necesita expresarse.
No quiero jugar el rol del tirano despótico con mi otro Yo.
Eso sería faltarle el respeto y aprovecharme de su indefensión.

Es mejor hablar con uno mismo y no recibir respuesta,
que hablar con otro
y tampoco recibir respuesta.
Porque triste es dialogar con alguien que a uno no lo escucha.

Por eso amo a mi Yo,
porque mi Yo está siempre conmigo,
es como la sombra que no se va ni con el Sol.
Cuando lavo los platos canto, y cuando me baño hablo con el jabón y
con las burbujas que no se arman en la bañera que no tengo.
Cuando estudio me distraigo con alguna telaraña que ha quedado en el techo.
Y en todas esas instancias, siempre está mi Yo.
Siempre estoy conmigo.

Sí, la mayor parte del tiempo hablo de trivialidades y cosas sin importancia.
Pero de vez en cuando descubro las verdades más absolutas en esas nimiedades.
Y me doy cuenta de la importancia del detalle.
El detalle es el corolario de la atención,
porque si uno mira bien...
recibe la recompensa del detalle.

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