El ombligo es el centro del mundo y todos lo detestan por eso
¡ay pobre ombligo!
En cambio, los ojos,
musa de las transparencias,
son en realidad la más mezquina dualidad de las apariencias.
Y vos, tan amplio sin ojos ni nariz,
crecés, desprendiéndote de las hojas otoñales.
Vos, hoja del árbol,
caés en primavera y nacés en invierno.
Vas contra las reglas,
vas contra la naturaleza.
Vas contra el mundo.
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