tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

sábado, 24 de agosto de 2013

Por momentos tengo ganas de borrarme, otras de desdibujarme,
para volver a tomar forma y que algún niño me llene de color.
La vida es en relación a los demás. Somos sujetos, sujetados a lo social. A vivir con el otro.
Nadie nos preguntó si estábamos de acuerdo con el mundo al que arribábamos, nadie nos consultó si queríamos llegar ¿Dónde está el derecho a la libertad individual? No me vengan con mentiras disfrazadas de verdad, si desde el primer momento en el que salimos a este cosmos, llorando a gritos de desesperanza, nuestros derechos ya fueron violados y pisoteados desde ese primer momento. No se nos escucha y nunca se nos escuchó. Y parece que nos fueran acostumbrando para que toda la vida sea así.
Ese ser que se oculta en nuestro interior, que se ahoga, que es callado y reprimido por nosotros mismos, ese ser no es más que el germen de un posible cambio que nunca devendrá.
Cuánta razón tenía Rousseau cuando dijo que el hombre en su tendencia natural era solitario y que la sociedad era una circunstancia y no un instinto.
¿Quién cree en el amor en el siglo XXI? En una era efímera, el cariño también lo es. Se vuelve esporádico, un bien más para comercializar dentro del mercado. Los valores son oportunistas y se pueden llegar a cambiar, los ideales son más construidos que adquiridos y nuestra seguridad es como las casas de los 3 cerditos: propensa a desmoronarse.
Hace tiempo que dejé de creer en lo eterno, lo único que me queda por hacer es encarnarme en la esperanza de que el circuito existencial sea circular y esperar a que cuando vuelva, sea en una tribu de las islas Fidji a mediados del siglo XVIII.
Hay días en que mi cabeza se llena de basura y hasta no pase el camión, no puedo hacer otra cosa que escupirlas.


Au revoir.

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