tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

miércoles, 29 de mayo de 2013

Los eslabones de una cadena herrumbrosa me manchaban la mano y yo me volvía hacia la condena, incrédula e intransigente.
Me replanteé varias veces mi lugar en esta máquina globalizadora y sin entender el por qué de la inercia consumidora seguí por la misma ruta de siempre: la de la cotidianidad.
Pero por suerte estaba el amor ahí para lubricarme el corazón oxidado.
Yo, que ante tanta desigualdad, ante tantos mecanismos infinitesimales, ante tanta crueldad recóndita, ante tanta ira amorfa, me sentí un pichón sin su guarida... sin nido alguno.
De una vez y por todas, me crucé con el halcón de la reflexión que me transportó volando hacia la vorágine introspectiva.

No quiero ser el manzano que dé frutos porque sí.
Más bien quiero ser la consecuencia espléndida de la causalidad.
No quiero un porque sí.
Quiero ser el manzano que dé manzanas rojas, brillantes y jugosas.
Quiero hacer fotosíntesis junto a la vida.
Quiero echar raíces en un lugar ubicado en los confines más subrepticios para olvidarme por fin de la turbulencia del tiempo y de la inestabilidad tecnológica.
Eso no es vida para mí. 

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