tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

domingo, 26 de mayo de 2013

Las palabras se han creado para comunicarnos absurdamente, para globalizar los sentimientos.
Para ejecutar universalmente todo aquello que es propio de la especie humana.
¿Pero son estas palabras suficientes para reducirnos a un todo? ¿o son más bien formas de ampliar la nada? Esa nada misma que nos inunda. Esa nada que nos azota conjuntamente.
Una nada amenazante y estéticamente bella.
Adornamos nuestro lenguaje, y nos mordemos la lengua que sangra hemorrágicamente.
Y aunque podremos hablar distintos idiomas, siempre estaremos atravesados por las mismas vivencias, las mismas dudas, l
os mismos cíclicos días de otoño amarillo, las mismas nostalgias, los mismos anhelos, las mismas penas y los mismo amores. Simplemente porque estamos hechos de las mismas lágrimas.
Es una condena ineludible. Una lección magnífica y aterradora a la vez.
Porque hay un abismo insoslayable entre el yo y el nosotros. Entre el nosotros y el ellos.
Porque si comprendemos esto, seremos capaces de conquistar el mundo entero.
No importa cuánto alteremos los combatientes. Habrá siempre una sorda lucha, una guerra muda.
Serán siempre ganadores y perdedores, los protagonistas del vil sistema que nos asfixia. 
Somos irreconciliables y hasta antagónicos. Divididos por hemisferios conspicuos que detentan el poder de mantenernos distantes, no importa lo mucho que conectemos nuestros mares y nos empeñemos en anular dicha separación. Somos el Pacífico y el Atlántico.
Y como la homogeneización no existe, si ahora creemos que nos hemos buscado la vida entera y por fin encontrado... eso no es más que una efímera ilusión. Porque sólo somos el ingenuo público de un cínico mago que  no hace más que engañarnos con nuestra complacencia de ser engañados. El objetivo del mago es oculto y constante, y consiste en buscar el método más sutil que consagre la mejor forma de hacernos padecer el engaño. 

Mientras tanto, será mejor que paguemos el boleto de la sátira función; que nos acomodemos en la butaca y que dejemos que esa mentirosa magia nos persuada de que es ésto es la realidad y la única posible.

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