tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

miércoles, 4 de enero de 2012

Es como si tuviera la necesidad de gritar en un idioma universal, para que todos se enteren de lo que llevo dentro. Lo que construí casi sin darme cuenta, un muro de ideas tan alto que lo podría escalar. Pero a la extraña vez, necesito también callarme; mantenerme en silencio y guardarme algún que otro detalle para mis adentros. Reservarme un poquito más, y tener algo tan mío como mi propio cuerpo. La necesidad de encontrar mi otro yo que está perdido en alguna otra parte del planeta Tierra o, yendo más lejos y en una búsqueda más profunda, alguna otra galaxia. Y encontrarla, encontrarme, por fin, para que me entienda. Porque a veces no alcanza con imaginarse cómo se siente el otro, ni tampoco basta con ponerse en su lugar.

Mientras salía el sol, hace unas horas no más, parada en el medio del parque; entre árboles de oxígeno y calma, me sentí insignificante, como apenas un grano de arena en medio de todos los desiertos, todas las playas y todas las montañas existentes.
Puedo darme cuenta con mi dedo húmedo y alzado, como queriendo ver de dónde viene el viento, que los cambios no terminaron, sino que en su reciente esbozo esperan ser digeridos por mi estómago y sobre todo por mi cabeza. Nunca tuve nada en contra de la mutación, pero viendo cómo todo a mi alrededor cambia me pregunto y re pregunto, extraño y añoro, y siento, siento, siento. 

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