tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

lunes, 22 de agosto de 2011

Todos tenemos una familia. Por mera lógica deducimos que cualquier ser humano de esta Tierra tiene una. Es imposible haber nacido de un árbol o haber caído del cielo (aunque muchas veces me gustaría para poder ser un poco más libre) Esa familia está conformada por madre, padre, hermanos, tíos, abuelos e infinitos parentezcos. A veces pueden haber muchos parientes, otras, pocos. Más cercanos, más lejanos. Que vemos con más frecuencia, con menos. Que queremos mucho, que los idolatramos, que queremos ser como cuando seamos grandes. Que en algunas ocasiones no soportamos. Que nos retan, que nos cuidan, que nos acarician, que nos regalan, que nos cocinan, que nos limpian, que se preocupan, que nos lastiman.
Yo nací en una familia que de familia tenía solo el nombre. Es como si de repente el lobo derribara la última casita en donde se escondían los tres chanchitos. Las casitas siempre fueron débiles y el cielo estaba negro hace tiempo ya. Vino un viento helado y frío que arrasó con lo que quedaba. Fue la peor tormenta de todas, pero como dicen lo que no mata, fortalece. Nunca pensé llegáramos tan lejos.. Dejó trizas y un par de maderas rotas. Dejó problemas de salud, malestar, lágrimas gordas, besos perdidos, te quiero no dichos, rencores acumulados, odios enmascarados, tristezas profundas, hasta incluso un odio existencial, dejó de todo.. menos ganas. Ganas de seguir peleándola por un vínculo que se supone deben tener aquellos que comparten el transcurso de sus días bajo un mismo techo. Nos vimos reducidos a un grupo de personas que se sientan alrededor de una mesa cuando cae la noche, que se sientan a devorar, que se miran a la cara, con ojos de doble filo, que mastican bronca y escupen hacia adentro, que implantan una especie de competencia por quien se hiere más, quien dice lo más cruel. Buscando el ansiado premio: el malestar del otro. Personas con la misma sangre, pero con ideas muy distintas. Con cabezas en diferentes dimensiones terrenales, con sentimientos sumamente opuestos. Somos como los cuatro puntos cardinales: tan distintos, y separados  por abismos inmensos el uno del otro. Las figuras maternales y paternales, son irremplazables y sumamente necesarias; y yo siento su falta. Es difícil vivir teniendo padres muertos en vida, ausentes, ajenos a sus hijos. No me usen más para descargarse de toda la basura que llevan dentro. Me hace mal. Ojalá algún día pueda decir esto que me pasa y no sólo escribirlo. Ojalá me entendieran, ojalá no me juzgaran, ojalá no me quisieran cambiar y ojalá me quisieran de un forma un poco más sana, menos dañina.
No sirve lamentarse y añorar lo que no fue, lo que no pudo ser ¡Abrí los ojos! ¡ Ábranlos todos! Eso ya está, se terminó; pasó más de una década. Aceptar lo que tenés es el primer paso y tirar para adelante con eso, es el segundo. Al fin y al cabo en esta vida no es precisamente el oro lo que nos llevamos hacia quién sabe donde cuando nos morimos.. es la gente, es el amor, son los lindos momentos. El amor que se perdió y me gustaría algún día recobrar. 

Te necesito tanto mamá.
Te necesito tanto papá.




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