tinta y pluma pa volar

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sábado, 21 de mayo de 2011

Click. Pasos hacia adelante.

No siempre podemos ver con claridad que la felicidad no es un hecho azaroso, si no que es nada más (y nada menos) que un estilo de vida. Que no depende de las circunstancias, si no de los actos que llevamos a cabo. Es necesaria la mínima cuota de egoísmo para emprender el camino de la felicidad. Y la valentía para cerrar con los círculos que te hacen mal.
Así como es importante tomar los riesgos necesarios y coherentes para conseguir aquello que queremos. No siempre la fortuna llegará sin que nosotros tengamos que mover un dedo. A veces hay que pelearla, dar batalla al asunto y no rendirse, ni en las peores condiciones.
Una sonrisa de un cercano, una charla, te pueden cambiar la forma de ver las cosas y hacerte pensar y replantear lo que somos e hicimos. 
Al fin de cuentas es el amor a ellos el que nos empuja a cambiar y seguir adelante.
Por eso, dije no más, no te auto destruyas con canciones que te angustian. No te encierres ni te apegues a la gente. Viví el ahora con lo que tenés y no pienses en condicional. Alejáte de lo que te apague y consuma tu sostén, dejalo de lado. Mantené la calma siempre para tomar las decisiones más sabias y así conseguir mejores resultados
Hay que ser capaces, también, de dar el primer paso, ya sea para conversar un determinado tema, para acercarse a una persona que te interesa u otro motivo; porque las relaciones son un 50% y 50% y no podemos alegarle al otro siempre la ardua responsabilidad de la primeras instancias. Si vos no lo hacés ¿por qué ha de caer en el otro la obligatoriedad de hacerlo? No hay nada que perder, porque no hay nada peor que lo perdido de antemano. Probar, intentar y equivocarse son parte del aprendizaje.
En determinados momentos de esta ruta, es absolutamente necesario tomarse un tiempo, pensar y ver el lado medio lleno del vaso. Ésto no es una pérdida de tiempo, al contrario es una inversión a largo plazo para valorar aquello que tenemos y analizar lo que nos rodea. No digo que ignoremos siempre lo malo o lo ocultemos, al contrario, hablo de afrontarlo con una sonrisa si es posible o tratar de solucionarlo, porque todo problema tiene solución, y si no la tiene, entonces dejar de maquinarse con aquello que ya no depende de nosotros porque no conseguiremos nada dándole vueltas al asunto. Si las cosas no se dan como lo deseamos, mala suerte. Otra vez será. No podemos pretender que todo, todo el tiempo nos salga como queremos. En ese caso la vida sería muy aburrida. Somos lo que somos por todo lo que fuimos. Lo que pasó, pasó y por algo así fue. Y no se puede cambiar.
Hacer lo que tenemos ganas de hacer es una llave hacia lo que tanto ansiamos. Al menos yo recuerdo que era tan feliz cuando en primer año todos los días al llegar del colegio, me ponía a cantar arriba de la silla, del sillón y de la cama como una loca canciones karaoke, de Hannah Montana o Shakira o Los Piojos o cualquier cosa que me gustara.. creyéndome una cantante internacional. Hacer eso me hacía feliz, y poco a poco no sé por qué comencé a dejar de hacer lo que me gustaba realmente y empecé a instaurarme en la rutina de otras chatarras como el Facebook o música que me sentía presionada a escuchar. Me fui dando cuenta de que comencé a tirar debajo de la alfombra retazos de mi verdadero yo por ser poco “geniales” ante los demás y así progresivamente fui perdiendo mi esencia, lo que me hacía única. No pude ver que uno le cae mucho mejor a las personas si se muestra desnuda, al natural, tal y cual es, sin libretos ni manos de pintura. Porque entonces, van a saber el producto que de alguna forma están adquiriendo; de lo contrario, al tratar de mostrar siempre la faceta que nos conviene en algún momento, irremediablemente, se nos caerá aquel disfraz por el cual nos presentamos. Y sobrevendrá aquí la desilusión.
Por otro lado uno de los puntos más importantes y existenciales: prestar atención. En algunas ocasiones nos cegamos de obsesión y nos perdemos cosas quién sabe mejores. Estamos tan negados, tan necios, que quizá no percibimos el tesoro que tenemos delante de nuestras narices. Hay que abrir los ojos, y no me refiero sólo a la forma literal y humana que involucra el parpadeo, me refiero a fijarnos un poco más en lo que nos rodea. Porque muchas veces, estamos más cerca de lo que creemos.
A partir de hoy, en este preciso instante voy a actuar sin pensar en lo que piensen los demás. Hacer eso que quiero, que considero positivo, que realmente me motiva. Ser como siempre fui y dejar de reprimir mi formato original. Liberarme de alguna forma.
Valoro de este camino, la persistencia que tuve que me llevó a empezar miles de veces de nuevo, aún cuando parecía que el golpe había sido el más duro y sería muy difícil recuperarse para volver a la lucha. Me doy cuenta de que estoy creciendo y que de los errores aprendo, y que todos, hasta los más grandes, me sirvieron, aunque a veces me cuesta no tropezarme con la misma piedra. Se acabó se terminó. No voy a permitir que nada me siga opacando el sol que siempre estuvo, está y estará. Sólo me tengo que pararme en el punto indicado del mundo, de mi mundo, para dejarme calentar por sus rayos. Todo depende de mí. Mi vida es mía, de nadie más.

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