tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

domingo, 24 de abril de 2011

6:50, y una mente perturbada.



Me acomodo en mi desván, como acariciando la soledad de los besos mojados de un desconocido que me regaló un breve amor que deseché como basura. Ya perdí la cuenta de todo lo que pierdo, y de todas las veces que me defraudaron. Noches, madrugadas en las que deseo que la biología no necesite de dos seres de sexo opuesto para procrearse, ni que tampoco la ley de vida así lo imponga. Es que realmente no quiero a los hombres, porque no los entiendo. Son como una especie de jeroglífico antiguo cuyo decifre lleva siglos. Estoy condenada al fracaso amoroso y a la soledad de mi cabeza. Claro, no esperaba verlo, y no esperaba tampoco que, además estuviera con aquel. Con su remera rayada y su dulce castaño, y por el otro lado un señor de cabello rapado de tez morena. Ninguno hizo nada, justamente allí recae el problema. En la inutilidad de cierta gente para hacer frente a sus sentimientos. Desde una vista ajena, pareciera que me encanta el papel de estúpida, como que disfrutara de la vergüenza del impulso. Errores que una paga, tarde o temprano; después de una cúspide y añeja noche. 
Realmente no puedo ir a una fiesta sin estar pendiente de alguna espalda masculina. Todo estaba bien hasta que los vi. Fue en ese segundo en el que me perdí, y, le pedí compañía, recibiendo una respuesta negativa y un portazo en la cara de esos que cierta gente le da a un perro. Se negó a quererme. Comprobamos que las palabras tienen un sentido corto, distinto y efímero para cada ser; que el amor, o todo lo que lo simula, es instantáneo; pues nada nos asegura que con el tiempo se mantendrá intacto. Cuando todo lo que hacés es para gustarle a ése individuo, y al fin y al cabo él te chaquetea el rostro con indiferencia. Me cuestiono a través de mi propia filosofía si realmente merece la pena.
Me entregué despechada a los brazos de otro tipo, sabiendo que el consuelo es una tonta opción, aún así creí que me sentiría menos sola, menos ansiosa; y por lo contrario saciada de este infame hambre. Ahora no estoy nada. Pues, no sabría definir lo que me atraviesa los pensamientos como un fusil y me taladra hasta en los sueños. Pero lo que si puedo apreciar, es la pesada desilusión para conmigo misma y plantearme si el problema está refugiado en mis interiores; es decir, pasado a limpio, si soy yo. Lo que busco no es prototipo de la perfección humana, porque dudo que mis aspiraciones sean tan altas como para nunca cumplirse más que una fugaz noche. Que a veces dañan más que los sueños. Porque la realidad te da el pie a imaginar cosas que no existen, al menos no en el mundo real. Alimentándote fantasías. A mí que me envuelven con un abrazo y me ciegan fácilmente.. Estoy tan lejos de encontrar el amor. Hoy siento que nunca voy a estar conforme con ningún hombre, ni éste último conmigo. Quizá debería hacerme a la idea de que no fui hecha para la pasión, que lo mío son los idiomas, la psicología y la aritmética. Porque nadie nunca dijo que todos debieran enamorarse, ni muchos menos que encontrarían a esa media naranja que se rumorea todos tenemos. Así como hay cicuta y hay medicamentos para la memoria, por qué no ha de haber una pócima para las altas expectativas. De ser de esta manera, sería la primera en adquirirla. Otra vez el mismo círculo vicioso: lo que tengo no lo quiero y lo que quiero no lo tengo. Típico de mi temperamento. Debería dejarme de imposibles y estar con alguien de los que me demuestran que están pendientes de si dormí, comí, lloré, reí o bailé; alguien de mi alcance. Pero no, yo nací así, y moriré así: como una eterna inconformista y por sobre todo masoquista. 
No voy a seguir dándome contra la pared, a una velocidad de 300 kilómetros por hora. Hasta acá llegué. Basta.

1 comentario: