tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

domingo, 13 de marzo de 2011

Sueños cumplidos y un sabor a nubes de felicidad.

Corrían las tres PM de uno de esos domingos cálidos si se está al sol y frescos si se transita por la senda de la sombra. Un fin de semana tranquilo, pero radiante y bello. Estaba envuelta en sosiego y calma, en tranquilidad y quietud. Aquella mañana regresó feliz a su casa, sin una razón específica, era el todo lo que le pintaba esa sonrisa en la cara. Los colores, las estrofas musicales, los viajes disfrutando de la imaginación del pensamiento. Almuerzo perfecto, postre perfecto.
No quiso desperdiciar la preciosa tarde que marzo le ofrecía, sentada frente a una computadora.
Decidió tomar sus enormes auriculares y su reproductor de música para salir a caminar por ese barrio que tanto le gustaba. Siempre soñó vivir allí cuando fuera grande. Es que todo es tan armonioso.. los verdes árboles, la brisa tibia, las casitas lindas, los adoquines de la calle, los escasos autos y edificios, se puede ver el cielo, la paz. Todo se conjuga magníficamente en ese suburbio.
Tarareaba no tan bajo su rock nacional preferido, sonreía, y no le importaba que la gente la contemplara insólitamente. De hecho, casi no la incomodaba.
Recorrió, repetidas veces las mismas calles. Su atención le permitió descubrir hasta un museo histórico que se prometió visitarlo algún día.
De repente, dulce y silenciosa advirtió que las hojas crujían bajo las suelas de sus queridas sandalias. La trencita envuelta en su pelo chocolate le chaqueteaba la cara junto al viento que la empapaba de frescor. Pudo darse cuenta que el otoño no estaba tan lejos.
Esfumáronse dos horas y entre sus pensamientos el regreso no se había entrometido aún.
Amó la vida como nunca. 
Reflexionó y meditó. A veces las personas no aprovechan los mínimos detalles, como la capacidad de pasear sin rumbo con la compañía de una melodía susurrándoles a los oídos.
Todo ese equilibrio se vio perturbado por la vibración proveniente de su cartera.. Un mensaje en forma de noticia. La tecnología y el celular le tenían una sorpresa. En la pantalla tintineaban 20 llamadas perdidas.
Al principio se preocupó. Dos segundos después, ya esa sensación logró convertirse en una especie de asfixia que le recorrió las venas y la garganta. Sus sentidos no supieron reaccionar de otra forma.
Las piernas se le derretían, el corazón le galopaba a años luz. Cuando se dio cuenta, estaba llorando. No fue su intención hacerlo, pero no se contuvo. Tantas veces soñó con ese momento. Los meses de espera habían caducado en ese efímero instante. Con la sangre fría, lloró por primera vez las más puras lágrimas de alegría, de felicidad. 
Un sueño hecho realidad. 
Sinceramente jamás consideró realmente la posibilidad de que algo así le sucediera a ella. Mantuvo oculta en su cabeza, la idea de que esas cosas ocurrían sólo en las películas. Como Charlie y la fábrica de chocolate. Ya había perdido la fe y la esperanza. Decepcionada, la suerte la tomó por sorpresa. Siempre se tildó de yeta, siempre, hasta hoy..
La vida es una caja de sorpresas. Cuando se piensa que algo terminó para siempre, el "para siempre" se difumina en el tiempo, y cuanto menos se piensa más en algo, ese algo te golpea de improviso la puerta de la fascinación y te hace correr de alegría. Para que nunca dejes de creer y no te olvides que nada es imposible, y que ese imposible es sólo una auto-barrera. Hasta los credos más absurdos son capaces de concretarse.
Corrió con todas sus fuerzas las siguientes cuadras hasta su casa, tanto, que se encarnaron en la nada misma.
Entretanto, su mente procesaba tanta información que ni siquiera se cansó del esfuerzo al que su cuerpo se sometió para llegar prontamente. Menos le importó que la miraran llorar. Cualquiera que la hubiese visto pasar hubiera jurado que acababa de recibir la más terrible primicia.
 Lo único que supo hacer es llegar a su hogar lo más rápido que pudo y abrazarlos con fuerza, como nunca antes.

1 comentario:

  1. Te odio y te amo. Sos de las pocas personas en este mundo que se merecen semejante viaje.

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