tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

viernes, 28 de julio de 2017

Del cardón espejado a la neblina espasmódica que suelta sílabas por doquier,
que canta con las piernas cruzadas sonidos enredados,
quien vaga por el futuro buscándose en el pasado.
En la quinta esquina de la ciudad a cada minuto un ángel invisible intenta levantar vuelo y cae al agua, porque lo amarran de espaldas. Sin su vista, pierde el sentido de orientación.
Obnubilado, el ángel furioso abre las alas,
se desangran sus vértebras, su médula se tuerce
y se torna una raíz, del mismo suelo del que no puede despegarse.
 Mira hacia arriba, hacia lo alto, por encima de sí mismo. Detenta furioso y lanza un insulto al despiadado infinito que nunca porta rostro. No sabe de dónde viene, de dónde pertenece. Conjuga ese verbo infinitamente y
sórdidamente, el amor se torna distancia, confusamente, trasmuta alas por raíces, dudas por certezas, se acoraza en sus fortalezas.
No quiere volar, le pesa la libertad.
De este mundo nace la eterna sospecha que reitera como un boomerang cada segundo de esta vida
¿es mejor estar atado a una correa visible que ser ciegamente libre?
Del canto del ruiseñor, no queda más que eco.
 Del contorno sutil de su cuerpo pulverizado, se vuelan sus alas, se despluma su corazón.
 Hace frío y sangra. Se congela.

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