buscando objetos perdidos,
salando ríos,
endulzando mares.
Vos venías de un largo viaje, con la espalda curva y las palabras lisas.
Las dejaste salir, desatragantándote.
Las vomitaste sobre la cocina y yo, como no tuve más remedio, me las comí crudas.
Todo este largo y pesado tiempo, iba caminando y era un espejismo,
era una quimera.
La mentira de plumas, liviana, sobre la que descanso.
La verdad invisible ayuda a mantener los ojos cerrados.
Interpretando, viendo siempre una parte y nunca el todo.
La tristeza me ahogaba por no encontrarme en otra persona,
me ahogaba porque estaba cerrada,
duramente cerrada.
Y todo lo que tengo adentro,
no encuentra ni un sólo poro abierto por el que salir.
no encuentra ni un sólo poro abierto por el que salir.
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