tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

domingo, 21 de septiembre de 2014

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La predestinación hizo su entrada y mostró los dientes una vez más. Me arrebató de un santiamén todo el cúmulo de ateísmo, todo sucedió de repente, en un sacramental sacudón. Me redimí de secularidad, para volver a arrojarme a los brazos de la fe individual. De mi espiritualidad, poco puedo acotar, más que un vaticinio que me dice que entregue al incierto mi corazón, y así, desprovista de sosiego, transito mi camino.
No sé qué tipo de fuerza natural te arrastrará hacia mi, como una ola que llega a mojar la orilla para retirarse mecánicamente hacia sus adentros. Tampoco sé si convergeremos en una realidad más sensible que la fantasía, si lo hacemos, espero sea un algún recóndito espacio galáctico y diáfano.
Y mientras cada hombre se enfrente a su ruina, a su miseria, más se alejará de su pureza.
Abrirse, abrirme y abrirte. Se busca y, las menos de las veces, se encuentra. ¿Por qué?
¿Dónde están los hilos de mi destino? ¿Acaso alguien los posee? Intento con ahínco tomarlos de un extremo, con la frugalidad de un niño y la sonrisa de un eterno. Se me escapan de las manos, se me escapan de los cognoscible, de este mundo y de este cuerpo. Se me escabullen para mostrarme una vez más el tamaño de mi ingenuidad al creer que no soy más que un árbol en un bosque, un grano en un desierto, una nube tratando de ocupar un espacio en el cielo.
Acercate a mi ¿podés escuchar gritar al destino?

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