tinta y pluma pa volar

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viernes, 29 de noviembre de 2013

Palabras.

De  acuerdo... todos se jactan de que es mejor decir las cosas para no ser etiquetado de hipócrita.
Pero ¿hasta qué punto podemos escaparnos de "los buenos modales"? ¿hasta qué punto podemos ser francos con una persona sin rozar el descaro? ¿Se puede serle fiel al propio cólera sin lastimar al otro? ¿cuánta sinceridad podemos tolerar? ¿cuál es el grado de transparencia al que puede llegar una persona socialmente tolerable? ¿Es posible hacerle llegar al otro las palabras que genuinamente surgen de nosotros sin que se malinterpreten? ¿No es una utopía pretender que el mensaje se mantenga intacto entre los interlocutores? ¿o, más bien, ante el pasaje por el canal de transmisión, el mensaje se desfigura y algunos de sus fragmentos constitutivos se quedan en el aire?

¿Es que es mucho exigir relaciones sustentadas en la franqueza?
Quizás, ante la imposibilidad de manifestar las palabras que nos gustarían, las mismas se vuelven hacia nuestros adentros para volver a aflorar con inusitada violencia una próxima vez.

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