tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

sábado, 19 de octubre de 2013

Naturaleza ¿dónde estás?

Asumo la palabra y me torno garante de mi discurso.
¿Pienso y luego existo? ¿Dudo de todo menos de que estoy dudando, o al contrario, existo y luego dudo de que existo? Si fuera como decía Descartes (ergo propter hoc) no habría posibilidad alguna de equivocarse, el margen de error no sería tan grande a veces como para haber provocado atrocidades humanas tan mezquinas y guerras tan anchas a lo largo de nuestra ominosa historia. Por eso, sin duda, existo primero, y porque existo, luego dudo... ¿cómo podría dudar si no existiera?
A veces creo que todo lo que está en los libros es un mero divagar sin sentido, un camino sin retorno hacia la neurosis... pero después, justamente cuando dudo hasta la embriaguez, me doy cuenta de que la locura es un estado permanente, un ovillo que siempre está a punto de desenredarse. Cuando creés que estás por encontrar la punta del hilo, ¡pumba! otro requete nudo. Y es así, ¿viste? Seguro que a vos te debe haber pasado lo mismo: yo estaba muy tranquila hasta que el criticismo me invadió. Hasta que la inmunda cultura me convirtió en homínido. El día en el que la Cultura avanzó sobre mi naturaleza, me volví loca.
Hasta ese día, yo no andaba preguntándome todos los por qués, fluía y no encontraba objeciones ni satisfacciones. Todo el mundo era una bellísima y absurda masa amorfa.
Y si, mi querido amigo, todos queremos encontrar la vuelta a la infancia. Dulce anhelo el pasar aniñado no contaminado de ideas. Pasar en el que los problemas no eran más que una noción esporádica y un tanto difusa, de la cual no sabíamos su forma, su dimensión o de su naturaleza constante. Pero no queda otra, ya siendo un adulto culto hay que ensanchar el pecho, llenarse de aire, y atravesar el campo de batalla y en lo posible salirse invicto de él.
PERO POR FAVOR!!! ¿Qué es lo que leen mis ojos?
¡No! Te juro que no te miento, mirame a los ojos. MIRAME. Sé transparencia, y no uses la boca para enturbiar esa pureza que emana de tus ojos. Callate la boca, porque la boca ensucia y mancha la blancura de tus sábanas. Escuchame a mí, por una vez, escuchenme todos: se acabó lo que se daba.
Oscar Wilde escribió con toda razón de cínico un aforismo que decía que la pose más difícil es la natural.
Bueno, basta, basta, adiós Wilde y todos esos filósofos dementes. A la mierda las poses, a la mier-da. Lo que es natural no es pose. La pose es mentirosa, es un engaño, y la naturalidad se opone fehacientemente a esos términos. Así que dejemos de converger en incompatibilidades. Sigamos el buen camino. Si vamos a jactarnos de seres naturales, tengamos el coraje de no convertirlo en una pose más. Pero en realidad basta con entender que jactarse de algo es el paso previo a la pérdida instantánea de nuestra naturalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario