tinta y pluma pa volar

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lunes, 10 de diciembre de 2012

Soltar duele.


Pienso en una imagen simple. Una mujer volviendo del supermercado. Lleva dos bolsas pesadas en las manos. Si las suelta, algo de lo que lleva adentro se rompe. No quiere que eso pase porque pagó por esas cosas. Quiere que esas cosas se mantengan intactas. Algunas las va a disfrutar, otras simplemente le son útiles. Las bolsas les resquebrajan las manos. Duele tanto peso. Y duele llevarlo sola. Si hubiera llevado a alguna amiga al supermercado... Si hubiera aceptado que no podía llevar eso a cuestas... ¿Y ahora?. Ya está.

En el camino a casa intenta pensar en otras cosas, pero el dolor en las manos punza. Se frena. Deja las bolsas un minuto en el suelo. Suspira. ¿Está lista para seguir?. Duda. Se frota los dedos. Los tiene irritados. Los mira. No puede evitarlo. Piensa que el dolor tiene un atractivo visual. Basta cortarse un dedo para que se haga famoso. Mirá, mirá, me maté cortando una naranja. Las heridas físicas las exhibimos... Las interiores también.

No me gusta el compromiso. Vamos despacio. No confío en vos. Me pasaron muchas. No es el momento. No sos real. Me gustaría creerte. No voy a cambiar por nadie. 

La mujer vuelve a agarrar las bolsas. Sigue caminando.

Soltar duele.
¿Y sostener lo insostenible?

1 comentario:

  1. Estás robando un texto de MAGALÍ TAJES, podrías mínimo darle créditos

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