tinta y pluma pa volar

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miércoles, 7 de marzo de 2012

Vislumbres de la India (y de un almuerzo también)

¿Cómo podemos saber si nuestras acciones son generosas? ¿Debemos recibir una recompensa por una tarea inocente y gratuita? Estas preguntas son planteadas por Octavio Paz a finales de 1963.
Durante su segunda estancia en India, recibe un telegrama con la noticia de que ha obtenido un importante premio internacional de poesía. ¿Se puede recibir un reconocimiento público por una actividad que siempre había considerado un culto secreto e íntimo? Al charlar sobre este problema, un amigo hindú le recomienda visitar a una Santa que vivía a las afueras de Dheli. Paz, asombrado e inquieto observa a una mujer que dice ser tan sólo el juguete del deseo de quien la consulta. La adivina juega con las naranjas de una canasta cercana. Octavio Paz no está seguro de hacerle una pregunta. La santa lo mira y sonríe. De pronto le lanza una naranja que el poeta atrapa al vuelo. Ella le dice a Paz que debe aceptar al premio con una sonrisa, de la misma manera que recibió la naranja: sin apegos. El fruto de la acción se recibe así también, de manera natural y espontánea. Octavio Paz entiende el juego, el sol de la poesía le regresa en la forma de una naranja
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1 comentario:

  1. Que bonito... el del video de Imaginantes. https://youtu.be/sQFv55Cfg_s?list=PLuTvMSR5jqdxbpG3nB3dO5MZlv-VCKTRW

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