tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

domingo, 4 de diciembre de 2011

Paso a paso.

Dejar de seguir al pie de la letra la perspectiva de los demás. No utilizar como base sus puntos de vista. Centrarse en la construcción y trabajo de los propios; pues, los míos, valen más. El camino lo traza mi venosa mano con rumbos sorprendentes. Comprender, que nunca se pierde sin haber aprendido. Tomarse así el tiempo exacto. Guardar cada culminación y efímero deseo cumplido en cajitas de porcelana, dejando de lado la brutal necesidad de hacer saber al resto, acto que empuja al hombre a actuar cobardemente y “por miedo a” Convencernos de lo que hacemos. Creernos lo que nos decimos. Sembrar lo que queremos sea nuestro karma. En primer término, satisfacernos a nosotros mismos para después sí  bailar armoniosamente con el resto de los seres humanos y animales. Subrayar de esta hoja la palabra disfrutar con un color dulce y primaveral, si se desconoce el significado de ella, tarea para el hogar: buscar su definición en el diccionario interior. Medir las consecuencias teniendo bien presentes a las causas. Alimentar la memoria para que siga creciendo y no que se estanque en otro tiempo que no sea el ahora. Utilizar nuestros sentidos fervorosamente, así como cada parte de nuestro cuerpo. Besar, abrazar, sonreír, morder, gritar, volver a reír, caminar y comer. Invitar a nuestros impulsos a tomar el té en la sala principal sin esperar necesariamente que la campana dé las cinco. Acariciar suave y levemente al ocio para que se sienta como en casa y así, querido. Cerrar los ojos y no olvidarnos de soñar, al menos una vez al día. Trazarse metas, objetivos personales pero sin caer en la monotonía de la ambición. Y si lo hacemos, levantarnos súbitamente. Hablar. La comunicación es la única forma de entendernos y lograr nuestros propósitos si al “otro” involucra. Decir lo que uno piensa y no tratar de creer que lo que uno dice es lo que piensa. No dejar de lado los detalles, ellos son los únicos capaces de salvarnos de la inercia que nos ofrece la rutina. No empecinarnos caprichosos con lo que el curso de las cosas nos aparta. Si somos frescos, naturales, suspicaces y con la chispa justa de picardía, no hay, entonces nada que temer. Sólo así cosecharemos todo lo que pedimos; si lo damos, entonces después lo seremos y finalmente lo tendremos. Entre paréntesis el dinero no cotiza más que en lo material, por ende, aquí lo descartamos sin lugar a duda. Y por último y no menos importante, y en mayúscula por favor: vivir.

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