tinta y pluma pa volar

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miércoles, 12 de octubre de 2011

Diario de un día malparido.

Hoy tengo ganas de hacer una entrada algo informativa y bastante personal. Desconozco la causa, pero me surge contar a modo de diario íntimo lo que me sucedió ayer.
Es realmente increíble que hayan días en los que las cosas parecen complotarse con el fin de salir al revés de como fueron planeadas. Ayer martes, justamente, fue uno de esos.
Comencemos con el relato: al finalizar la jornada escolar, volví a mi casa con el tiempo justo y cuando intenté entrar, la cerradura se trabó. Mientras luchaba con el picaporte, cada persona que pasaba sentía que me miraba cual okupa.  Afortunadamente, después de alrededor de diez minutos de forcejeo logré ingresar a mi dulce hogar y no con el mejor humor que digamos..
Me cociné un sano almuerzo y ahora que lo pienso lo único que faltaba es que se me hubiese quemado.
En fin, dos horas después tenía turno con un médico cualunque en Congreso, es decir que nunca en mi vida le había visto la cara; y yo pretendía que me firmara un apto físico/médico (¡vaya ingenuidad la mía!) Cabe aclarar que llegué al consultorio con 25 minutos de retraso y ya había caducado el tiempo "de tolerancia" como me dijo la chica que me atendió. Por suerte no fueron mayores problemas, ya que le conté mi situación con un tono un tanto desesperante: básicamente que estaba hasta las bolas si perdía el turno, ya que el próximo turno libre más cercano era para noviembre. Sí, yo también me sorprendo de la instantaneidad de mi obra social. Finalmente logré mi cometido y pude pasar a ver al médico que me perdonó la tardanza y me dejó subir (se ve que lo conmoví) Saqué mis papeles y así sin más le dije: necesito que me firmes este certificado para que pueda viajar. Claramente se negó a hacerlo, como haría cualquier persona cuerda y consciente, dándome un discurso apologético muy coherente.
Salí furiosa del edificio, con mis órdenes de análisis escritas con un URGENTE en rojas mayúsculas bajo el brazo. Como una nena caprichosa yo quería mi certificado YA y no quería esperar hasta el jueves y hacerme y presentarle los estudios como me ofreció. ¿Para qué? Si yo estoy sana. No me pasó nada hasta ahora, justo me va a pasar ahí.. Típico necio pensamiento.
Llamé a mi mamá casi a punto de reventar y crucé la 9 de julio. Debo admitir que si no hubiera sido por la falta de musicalización, me sentí parte de una película. Una de dos: caminaba y respiraba aire fresco o estallaba. Me puse los auriculares, me tranquilicé y llegué a inglés pensando: qué mal día para rendir un parcial ¿no? La profesora llegó 15 minutos tarde, lo cual me preocupó bastante porque soy una persona que se toma su tiempo para hacer los exámenes: me gusta revisar dos veces lo que escribo y leer con calma y pausadamente, y debo reconocer también que un tanto lerda en este tipo de cuestiones. Creo que alcanza si digo que inventé parte de las respuestas del Listening y terminé poniendo que a Rudolph le gustaba hacer sport!!!
Se hicieron las ocho de la noche. La hora de entregar el desastre, digo prueba, y en que por fin salgo de tan querida institución. Obviamente fui la última en entregar y no pude hacer nada de lo antedicho. Y como si fuera poco, entre el apuro, me olvidé los libros y los apuntes bajo el escritorio (los cuales espero recuperar mañana por el bien de mis ahorros) Me fui para el colegio y me perdí el mega debate en torno a la educación que se armó.
Lo más extraño es que mientras tipeo estas palabras me estoy riendo.
Definitivamente, no fue un día memorable..
Para concluir reitero que no sé cuál fue el fin u objetivo de ésta entrada, creo que es puramente porque me gusta explicar mis días con lujo de detalles y dudo que alguien lea mis desgracias y me de sus condolencias aunque tampoco es mi intención que lo hagan.

P.D: Jajajajaja

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