tinta y pluma pa volar

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viernes, 16 de septiembre de 2011

Rara.

Me siento distinta. Estoy cambiando, puedo percibirlo. Y esto viene desde hace un tiempo ya. Como yo estoy distinta, veo al mundo diferente. "No sé" es mi frase por excelencia. Dudo. Me desconcierta la gente ¿por qué algunos no se animan a enfrentarme, a decirme las cosas en la cara? A veces me siento querida, y otras.. rodeada de caretas y falacias, gente que aparenta algo que no es, sonrisas que son puñales, miradas oscuras, almas envueltas en maquillaje, pensar pero no decir, cobardía, me dijo, le dije, te dijo. Idas y vueltas que jamás confluyen en el esperado círculo. Estoy completamente harta de aquellos que no me dicen las cosas en la cara, estoy completamente aturdida del ruido de la ciudad, estoy cansada de no poder quedarme en silencio sin que piensen que me pasa algo porque al final me terminan convenciendo de que no estoy bien cuando no era así en un principio. Hay una avalancha de sucesos, hechos y sentimientos nuevos en mi, que no puedo manejar, que no sé de qué manera controlar. Tampoco entiendo el motivo de mis escasas palabras, no tengo ganas de hablar ni de explicar lo que me pasa, por lo tanto termino resignándome a que los demás no me comprendan. Es un desgano total hacia la vida. No le encuentro razón a la risa, y me preocupa que sea cada vez una persona más seria, que va perdiendo poco a poco el sonido de la carcajada, es que nada me causa gracia. No estoy en condiciones de muchas cosas, y sin embargo me siento exigida constantemente, y sobre cargada de expectativas que las personas tienen hacia mi y que yo lamentablemente siento que no puedo cumplir. Desearía ser un vegetal y tirarme en la cama sin depender de relojes, actividades y obligaciones. Me estoy descarrilando de la aplicada, sana y correcta Ilenia que era. Hay días, que cada vez son más rutinarios, en los que no quiero hacer absolutamente nada, sólo disfrutar de la nada pura. Quiero un cambio, una brisa nueva, conocer personas que me demuestren que hay fuego todavía. La rutina me tiene podrida, necesito respirar, pero respirar bien. Aire de manantiales, de campo, de paz. Quiero viajar y desconectarme de todo, armar las valijas e irme para renovarme. No puedo seguir así, con esta rutina dañina. No quiero más levantarme a las seis de la mañana, pasar largas horas en un colectivo, ir al colegio para no hacer nada, tener que fingir que estoy bien todo el tiempo, venir a mi casa y que mis viejos se peleen. Esta vida no es lo que yo quiero para mi. 

Al pie de página voy a hacer la siguiente aclaración: estoy bien, estos son simplemente temas que tengo en mi cabeza que me dan vuelta y me hacen replantearme muchas cosas. No estoy mal ni mucho menos, es sólo que soy un mar de dudas, y un ser lleno de cuestiones nuevas e innovadoras.

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