tinta y pluma pa volar

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lunes, 8 de agosto de 2011

Des-encanto.

Unos segundos después de respirar tu aire, me cayó la ficha. 
Sos antipático, transmitís mala vibra y soberbia.
Entonces…
¿qué es lo que gusta de vos?
Te idealicé y mis expectativas no eran más que ficticias.
Defrauda el hecho de que lo que esperamos no coincida con la realidad. Nos frustra que lo que queremos, lo que tenemos en mente; no encaje con lo que es. Pensé que me había “enamorado” pero sin conocerte, es que es esa justamente la gracia de un amor platónico: no conocerlo así no hay oportunidad de decepcionarnos y por ende nunca dejará de ser platónico barra perfecto. Músico, irresistible como el Danette, buena persona, divertido, buena onda.. claro, pensé, ¡BINGO! Me sentí un poco representada con la película Al diablo con el diablo, en la cual los deseos de alguna forma se deforman para incompatir con la realidad.
Confundí el mecanismo del amor. Gustar y después conocer no es lo correcto;
lo correcto es conocer y después gustar. 
Y no es la primera vez que me desilusiono de una persona al conocerla un poco.. 
Una voz dulce no significa que sea capaz de pronunciar sabias palabras,
unos labios carnosos no significa que besen bien,
una linda sonrisa no significa que sea sincera,
un caminar distinto no significa que sea especial,
una linda oreja no significa que sepa escuchar
unos ojos profundos no significa que no juzguen. 

Moraleja: tenemos que ser capaces de
ver más allá del envase.
Superar esa frivolidad que nos hace confundir amor con atracción nada más que superficial. Darle la oportunidad a lo imperfecto.. Esa es la única forma, porque sólo a partir de lo imperfecto llegaremos a la perfección. De lo contrario, si todo fuera perfecto no tendríamos nada: nada para conocer, nada de que sorprendernos. 

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