tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

jueves, 28 de abril de 2011

Dos células cualquiera.

Un reloj de arena que se pueda retroceder a mi merced. Duerme, noctiluca, tranquila mientras su lecho se tranquiliza. Se despierta contenta, pero el día va a ir nublando su pasión. Prisionera ajena a ello. Piensa en locuras, medita su concretación. Tiene un don para actuar. Dormirse en un colectivo, bajarse del mismo, transformarse al entrar a una construcción de los años 80. Volverme blanca y negra, porque la paleta no tenía otro color. Quedé como pincelada en un jarrón sin movimiento. Sin flores, como un día apagado. Caerse de las escaleras y golpearse el corazón. Arreglarlo con pegamento y positivistas argumentos. Arruinar todo en cuestión de segundos, cuyo preciso instante muere sabiendo a recuerdo crudo. Viajar, no como viajero, como espectador, gratis sujetándome de la cuerda del aire, que es mi medio de transporte. Divagar en las nubes sin colchones que me amortigüen debajo, vivir al extremo sentir en mis venas una ebullición orgásmica.
Tomar, cazar, envolver, capturar, el justísimo tiempo para pensar. Para después, en caso de encontrar un grieta, repararte.
Quiero vacaciones de mi, pero nadie me las da.

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