tinta y pluma pa volar

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jueves, 24 de febrero de 2011

Días de nada. Días de vos.

Después de una noche larga, de delirios y cómicas frases, despabilé. No tuve ganas de permanecer en la cama haciendo fiaca. Realmente no acostumbro a hacerlo. Es más, me levanté rápido. Con un antojo dulce, me sentí golosa. Desayuné dulcera. Era otro día nulo. De esos que no generan demasiadas ganas; el cielo no ayudaba. Últimamente hay una racha de días grises, feos. Aunque logré encontrarles un saborcito que me agrada.
Entonces comencé a leer un libro en mi idioma natal. Esa novela hecha película es una de las más bellas que pude haber visto y me dan la esperanza de encarnarla algún día en mi realidad (qué empalagosa soy)
A pesar de eso, me aburrí rápidamente, no porque fuese agobiante el libro, si no porque mi cabeza estaba en otro plano. Divagando por otras calles. Una lectura no era lo que necesitaba. 
De repente me encontré frente a la pc mirando fotos de viajes de un bello clan. El norte, todo muy hippie. me emocioné, al punto de que se me empañaron los ojos. Me hizo extrañarlo. 
Busqué alguna canción melosa e instintivamente reconstruí nuestra historia.
Una fiesta. Una más de las tantas que hay durante el año y las tantas a las que concurrí. Otra.
P se había perdido con su IDIOTA. Y yo había quedado sola. Rastreé rápidamente alguien con quien bailar, no me gusta quedarme sola en ese tipo de ámbitos.. alguna amiga perdida entre las luces y la música.
Daba infinitas vueltas con la mirada perdida. Trataba de detectar alguien que me hiciera compañía. Casualmente, te topaste en mi búsqueda. Aunque no eras exactamente lo que buscaba.
Yo sabía quien eras. También sabía tu nombre. Pero nunca te había dado mucha importancia, ni siquiera en ese momento.
 
Pero me sonreíste. Insinuando algo. Me sugerías una cosa que no puedo explicar.
No te hice caso y seguí con mi asunto.
No había caso, mi amiga se había perdido y no lograba encontrarla. Entre mis idas y venidas, en menos de cinco minutos, te volví a chocar. Un impulso me hizo pronunciar un hola (no estoy segura si puntualmente dije eso) Estabas muy atento y exorbitantemente sonriente. Creo que en aquel momento descubrí que me atraen locamente los fisuras.
No entiendo cómo fue que olvidé nuestra corta charla. Sólo sé que me tomaste la mano. Y nos besamos.
No te vi más. Y concluyó la noche..
Al principio no significó nada muy profundo para mi.
 
 Nunca más tuvimos contacto.. nunca hasta el siguiente mes.
 
Recuerdo perfectamente la fecha de nuestro segundo acercamiento. En realidad recuerdo con precisión el de todos.
 
Había llegado a ese lugar, cuarenta días más tarde, con un objetivo que no te involucraba demasiado. Tenía otro propósito en mente.
Claramente te vi.. el lugar no era tan grande como para no hacerlo ni habían tantas personas tampoco.
Por eso, y mucho más ahora, sé que vos también lo hiciste. Esperé a que vos dieras el primer paso: que vos te acercaras. No me saludaste. Y yo dudé en hacerlo. Pero la experiencia (mala) que tuve el pasado marzo me marcó tanto que me obligué a saludarte (por lo menos) Así lo hice y fue uno de los momentos más vergonzosos de mi vida. Pareciste otro ser. Mi cabeza me decía tonta tonta tonta.
Se me cruzó el hecho de pensar que no me recordabas.
 
Sin embargo no me arrepentí en lo más mínimo de haberte reconocido.
 
Me lastimó mucho tu reacción. Creí que se repetía nuevamente la historia.
 Pensé en esa secuencia una semana entera y finalmente "pasé a otra cosa"
 
Pasaron los días y yo estaba en la mía. Por suerte.
Una tarde de enero, de esas que me tenían el autoestima por el subsuelo lieralmente:
¡PLUP!
VOS, VOS, VOS. Y mi locura, mi desconcierto, mi felicidad, mis conclusiones, mi sonrisa incontenible, mi adrenalina. Todo se abalanzaba sobre mi. Todo junto, menos la tranquilidad que se necesita para dialogar.
Charlamos y comprendí que invocabas a la perfección mi confuso nombre. Que no me habías olvidado y que aquella noche te hiciste el tonto. Si por pudor o quién sabe por qué.
 
Mientras intercambiábamos tiernas palabras, volviste a ser el de aquel primer lunes.
Me sedujiste con tus expresiones. Me dejé enredar. Pero negué la invitación por mi estado de ánimo.
Justo fue en la etapa de cierre de un yo que no quiero volver a ser.
A pesar de eso, me trastornaste.
 
Y te fuiste, porque en días nada más emprendías un nuevo rumbo por tres (largos) meses que ya están llegando a su fin.  Era ese ahora o el nunca de tres meses. Me quedé con el nunca. pero "arrepentirse" no es la palabra que me describe respecto a mi decisión.
No quería ilusionarme, pero comprendí que éso no es algo que pueda elegir. 
A veces quisiera saber el pensamiento de algunas criaturas, para saber por qué actúan de tal manera.. pero también descubrí que me apasiona el misterio y que si yo supiera todo lo que me depara el destino, perdería el enigma y por lo tanto, la pasión. Y yo no quiero perderla.

1 comentario:

  1. Que lindo mile, me gusto mucho.
    Es increíble que veo toda las escenas como si estubiera mirando una película.

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