tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

lunes, 28 de julio de 2014

Uranio.

Las ondas capaces de horadar el camino son, tal vez, más fuertes que el torrente de un río.
El caudal fulminante de la onda empuja con su propio devenir y es así, inevitable y menesteroso.
Las ondas se intercalan con sequías miserables que desdichan nuestro parecer. Y se fragua la independencia, mi autonomía. La relación entre los componentes se vuelve importante, imperiosamente significante; a tal punto que logro perderme en la maraña de los otros. La línea que traza mi camino se ondula con las ondas. Rizos, rulos, bucles, infinito adormecer de una pizca de casualidad.
Porque el río sabe y es quieto, sabe cuando parar, sabe cuando hablar. El río simplemente sabe.
Y en el centro de sus manos, las venas como caminos, como personas, como ondas que se reúnen a bailotear entre la sangre. Torrente sanguíneo que desemboca, una vez más, en el río.
Como un quiste, quisiera extirparte
sacarte de raíz como a una muela de juicio.
Como una música, quisiera ponerte en silencio
como una voz, poder callarte repentinamente
bajo el velo de la brutal personalidad de un intolerante.
Súbitamente insensible me torno ante tu frivolidad
que es apariencia, un intento sórdido de perforar mi amor.
Porque no tolero escucharte sin tenerte, y mucho menos verte en figuritas de papel.
Callé mi corazón y comprobé que el silencio puede ser más espeso, más fuerte y estridente
incluso que las palabras fríamente premeditadas.

El imán en la heladera.

Hay algo de tu forma,
algo en tu manera de andar
que tengo impregnado
como un imán en la heladera.
Por momentos, el imán se cae por la fuerza de la gravedad
por otros, yo me caigo junto al imán.
Pero
¡por suerte!
y justo a tiempo
el piso está ahí para detenerme,
duro, como el cemento.
Para detenerme del abismo que me separa de tu cuerpo y tu peso.
No hay más dudas,
ahora que me caigo al piso
siento la estoicidad de la caída
y puedo sentir también tu fuerza erosionar mi juventud.
¿Qué es la juventud sino esa sensación de infinitud y eternidad?
Te levanto y te vuelvo a colocar en la puerta de la heladera,
siempre tan fría.
Y yo,
me siento ahí abajo
como un freezer sin descongelar.

viernes, 18 de julio de 2014

Vuelve.

Estaba tomando un tecito de miel y limón, cortando unas hojas, preparando mi primer cancionero cuando, de repente, vos! - Otra vez sopa- pensé.
Otra vez vos: el mismo insecto impertérrito a mis desequilibrios emocionales comparece ante mis anhelos más profundamente acorazados de una manera tan diáfana, tan clara, y rotunda, haciendo que por vez primera le tuviese miedo a la claridad tan cruda. Y ahí todo lo comprendí. Entendí por qué tengo bruxismo al dormir, por qué apreto los dientes y hasta el corazón ante cualquier nuevo sentimiento, por qué te veo en cada señal alegando a la causalidad causas que poco tienen que ver con el destino.
Y claro, no, la verdad es que no te borré nada. Aunque me empeñe en nergármelo, en nergárselo a todo el mundo, seguís anclado en cada canción, porque tu barco nunca zarpó. Aunque yo mucho me empeñe en cerrarte bajo doble cerradura, vos seguís ahí. ¿Y qué puedo hacer más que aprender a convivir con tu sombra? Para dar otro intento debería tomar mucha sopa para ser fuerte,
para sobrevivir por si me volvés a hacer caer...

martes, 15 de julio de 2014

Viaja en la ausencia, y en el tránsito las cosas se quedan y se van,
se alejan y permanecen sin poder tocarlas.
En el misterio,
vuelven a traerme un recuerdo que se erige en convicción;
y es la sugerencia siempre seductora
la que me invita a acariciarte
en la penumbra de un umbral
que divide y aúna a la vez.
Intangible y real como la fragancia de un jazmín en invierno.
Pierdo lo esencial
 y el incierto se refugia en el alma
que despierta cada vez que explota en mil pedazos.
Dejo crecer la timidez del encuentro preanunciado y ambivalente
que discreto se aventura hacia el descanso eterno.
Dejo crecer lo tremendo y barro con avidez
lo que me encadena, aquello que no me deja ser.
Voy a elevarte ante tu actuación sugerente
y captaré, aduenándome de tu cuerpo, la pasión que contiene toda esa jaula de hierro.
Tomaré también, por qué no, todo eso que no me dejaste palpar con certezas
todo eso que quedó en el todo del mundo
y en la nada de lo concreto.
Limpiaré la superficie con placer
y desde entonces,
espero,
seremos un poco más libres y felices.

lunes, 7 de julio de 2014

Más fuertes que el deseo.

Exquisita confluencia taciturna entre dos sombras oscuras que nunca tuvieron más que un cuerpo. 
Un encuentro negro desde sus albores. Una mente memoriosa que no olvida la belleza y no perdona la indiferencia, que deforma a lo bello en perfecto y a lo triste en agonía. La desfiguración siempre me pisó los talones y casi siempre caí al suelo ante la desproporción que falsea la verdad, nuestra verdad. Te canté una canción para ver si te aflojabas, pero vos seguías tan durito que ni en el hemisferio norte hubiera podido descongelar tu amor. Un vaivén entre mis ojos y los tuyos, una oscilación pintoresca entre mis pechos y tus pupilas. Nos bamboleamos con la vista, y pudimos mantenernos de pie. Fuimos más fuertes que el deseo, y lo quisimos más a él que a nosotros mismos. Y ese deseo terminó por apagarnos, saliendo invicto de esta pelea de morales, de orgullo y de prejuicios.

domingo, 6 de julio de 2014

Dos tipos de personas:
las que creen que tienen en claro qué es lo quieren
 y las que no tienen en claro qué es lo quieren, pero que creen saber muy bien qué es lo que no quieren.
Ambos tipos van transitando la vida en forma de búsqueda, para tratar de acertar con los gustos y sabores que, ellos creen, se ajustan a sus preferencias. Un razonamiento utilitario que, muchas veces, está en el corazón de los existencialismos más acuciantes.
Lo curioso es que las dos personalidades, aparentemente antitéticas, al final de la película vuelven al inicio, despojados de cualquier certeza o seguridad. La única diferencia que cargan, es su experiencia.
Ahora, la experiencia se hizo más ancha. Nadie encontró lo que quería, pero la dilatación de lo vivido es ahora más fuerte y quejumbrosa para los dos.
Sea cual sea el camino que tomemos, no hay conclusión posible, ni estabilidad deseable.
No hay manifestación de emociones si uno se quiere anclar en el tiempo de una vez y para siempre, porque aunque nos resistimos, la mutación es una ley.

sábado, 5 de julio de 2014

  De lo insípido y lo insaboro
a lo amargo de la ausencia,
de la presencia de lo efímero
al puñal de la eternidad.
Vamos cayendo en punto muerto,
 ahorrando tiempos, ahorrando movimientos,
controlando todo nuestro cuerpo con un gesto.
Y nos movemos en diagonal
para acortar el camino,
hacemos
y no sabemos por qué,
no hacemos
y tampoco sabemos por qué.

Jugar.

La lupa todo lo condiciona a partir de su aumento,
es como un arco iris después de llover,
 tan esclarecedor y obnubilante a la vez.
Como una verdad tan verdadera que no se puede tragar por su crudeza.
Al juego también corresponde el deseo. Llenar cada grieta de seducción,
cada intersticio llama a ser maximizado en su plenitud porque el grito puede perderse sin un eco,
caminar y clavar la mirada en un extraño, seguir su sombra con una máquina del tiempo para volver a anclarme en ella una y otra vez.
Todo a su tiempo, todo en su espacio.

jueves, 3 de julio de 2014

Tu amor es un problema.

Tu amor es causa y no consecuencia,
es la causa de mi indiferencia, de mi superación
y no consecuencia de mi abrazo,
de mi minusválida inexorabilidad siempre a tu disposición.
Tu amor es como una brújula que no anda,
es como un caracol sin caparazón,
no tiene casita.
No tenemos casita y así vamos
errantes, indecisos, olvidadizos;
 y tu amor despierta después de una larga siesta
con un siku entre sus labios para hacerme ruido
y gritar que tu letargo terminó.
¿Por qué tengo que acoplarme a tu llamado,
contestarte el teléfono,
complacer a tus antojos,
ceder ante tus caprichos?
Tu confusión no es más honorable que la mía.
No sé interpretar tus señales de tránsito,
no sé donde estacionar mi auto.
Tu corazón no tiene lugar para mi móvil.
Esto es como un problema de matemática,
demasiado racional visto desde adentro,
demasiado irracional visto desde afuera.