tinta y pluma pa volar

tinta y pluma pa volar

viernes, 25 de abril de 2014

Que no ponga en palabras, no significa que reniegue, ni que me esté mintiendo a mi misma.
Que no delimite mis sentimientos como a una oveja en su corral, no quiere decir que no esté segura.
Porque me da miedo cocinar tu carne a fuego alto,
me da miedo que de pronto se me queme sin darme cuenta. 
Sí, es como cuando era chiquita: siempre dejaba en el plato lo más rico para el final. 
Pero el problema es que, a diferencia de cuando era chiquita, vos no sos un plato y en este juego el final no se avizora desde donde estoy. Y mientras tanto, yo, sigo la corriente. Sin certezas, sin seguro de vida, sin saber cuándo me va a llegar la jubilación de esta cosa que no quiero llamar amor.
Es que yo ya había sentido mariposas en la panza, pero de una manera diferente.
Eso es lo que más me asusta: el hecho de que te escucharía horas y horas, como a los cuentos relatados por la voz de Cortázar.
Pero con el paso del tiempo las mariposas evolucionan a polillas, que me van comiendo los cesos y me dejan sin capacidad de acción.
Es que el sentido común ya lo perdí en el ascensor.

martes, 22 de abril de 2014

Tu investidura me dota de unilateralidad:
con vos puedo trazar un único camino
y morir de una sola forma.
Puedo atacarte por ese lado
o puedo proclamarme reina e impugnar tu absolutismo
con una tiranía semejante a la que te ata a mi cuerpo.
Puedo aplicar mis teorías sin llevar a cabo una práctica sistemática
puedo hablarte sin ensalzarme en un todo coherente,
simplemente porque no lo tengo.
Mi carencia es tu potestad,
mi voluntad es un vicio automático
que no tiene control remoto.
Y es así,
desde siempre nos encerramos en el baño
para lavarnos las manos impías con las que conocemos el mundo.
No nos gustan los actos pecaminosos
y por eso prefiero la salvación
a tu condena.

jueves, 17 de abril de 2014

¿Es la sexualidad el lenguaje de lo que nos rodea?
Si es así ¿cuál es, entonces, el nexo entre la incapacidad de la superación de la inhibición individual y la obligación social que se imprime en nuestro pensamiento? ¿De dónde proviene el obstáculo que no logra superarse a pesar de la conciencia del origen del mecanismo?
La desnaturalización de lo social no contribuye sino a agudizar las contradicciones de la sociedad en la que vivimos. Pero ¿cómo llevar a la praxis una dinámica que es marginal?
No es posible superar una construcción hegemónica desde la minoría, y a su vez, cuan compleja es la tarea de socializar el conocimiento.
Es duro habitar un cuerpo que se haya inmerso en la antagonía prácticas-pensamientos.
Por otro lado, son admirables y derrochadores de pena los escasos valientes que se animan a ser coherentes en sus prácticas, porque no reciben otra cosa que la retribución de un exotismo social que los aleja de las masas irreflexivas.
Es menester cotidianizar lo extraño y extrañar lo cotidiano, y eso solo es posible a partir de una comunicación real entre las multitudes.
Qué triste es hallarse atrapado en las redes del orden, interviniendo en el mundo como una araña de ocho patas, que a medida que avanza, lo único que consigue es seguir tejiendo inconcientemente el lecho de reproducción de lo que nos aqueja y nos aliena como hombres y mujeres.
¡A otro el cuento de la libertad sexual!

jueves, 10 de abril de 2014

Monólogo

Hablar en voz alta y hacer un monólogo real,
quiero decir, dialogar con mi otro Yo.
Porque de vez en cuando él también necesita expresarse.
No quiero jugar el rol del tirano despótico con mi otro Yo.
Eso sería faltarle el respeto y aprovecharme de su indefensión.

Es mejor hablar con uno mismo y no recibir respuesta,
que hablar con otro
y tampoco recibir respuesta.
Porque triste es dialogar con alguien que a uno no lo escucha.

Por eso amo a mi Yo,
porque mi Yo está siempre conmigo,
es como la sombra que no se va ni con el Sol.
Cuando lavo los platos canto, y cuando me baño hablo con el jabón y
con las burbujas que no se arman en la bañera que no tengo.
Cuando estudio me distraigo con alguna telaraña que ha quedado en el techo.
Y en todas esas instancias, siempre está mi Yo.
Siempre estoy conmigo.

Sí, la mayor parte del tiempo hablo de trivialidades y cosas sin importancia.
Pero de vez en cuando descubro las verdades más absolutas en esas nimiedades.
Y me doy cuenta de la importancia del detalle.
El detalle es el corolario de la atención,
porque si uno mira bien...
recibe la recompensa del detalle.

domingo, 6 de abril de 2014

Dos

Se buscan.
Los dos se están buscando,
pero no se encuentran,
porque ninguno de los dos sabe que el otro lo está buscando.
¿Cómo es que no se encuentran?
Hablan el mismo idioma,
pero aplican lunfardos distintos.
Cuando uno avanza,
el otro retrocede,
si uno sube,
el otro baja.
Sus relojes marcan horas distintas,
pero sus cerebros piensan lo mismo.
Van a des-tiempo.
Pero no son tontos, no
ellos son cautos.
Resabios de un siglo tímido,
extraños habitantes del veintiuno.
Si, son cautos
pero también inseguros.
Tienen miedo a exponerse,
porque exponerse implica vulnerabilidad.
Y la vulnerabilidad lo vuelve a uno frágil
como un bebé, como un fruto inmaduro.
Son diversos,
a su modo,
y se quieren también,
a su modo
aunque nunca se lo hayan dicho.

miércoles, 2 de abril de 2014

Estallaré en mil formas

Veo
y en mis pupilas se traduce el sentimiento,
que a través de parpadeos,
escriben jeroglíficos interpretables.

Van y vienen,
se pierden en la habitación
retumbando en las paredes,
mis ojos perdidos,
para volver una y otra vez sobre tu cuerpo.

Te sonrío
y no hay lingüista que encuentre el significado adecuado
del significante que te regalo,
será que no hay traducción exacta, ni analogía posible
para el idioma que manejamos.

Se entrecierran mis párpados nuevamente:
de cansancio, de exhaustividad acumulada,
de estúpida impotencia,
ante mi propio Yo.

Pero espero sepas
que mis ojos reflejan tan solo una ínfima pizca
de la ternura que acumulé en estos meses,
con la esperanza de dártela como un regalo voluntario.

Aunque siempre que te regalo una iniciativa,
implícitamente,
espero la obligatoriedad de que me sea devuelta.
Aunque más no pueda ser
a tiempo.
Yo prefiero la praxis aristotélica del realismo, antes del idealismo platónico. Ha de ser, más bien, una cuestión de preferencias y afinidad.
Aferrarse a lo utópico es ponerse una piedra en el camino, es sesgar la posibilidad de la praxis y estancarse. Aunque a veces creamos que necesitamos una meta lejana, lo irreal frustra porque se tiene la sensación de que la meta no se avecina a medida que pasa el tiempo. Lo ideal es un hecho social total que funciona mediante un mecanismo condicionante a la "libertad" de nuestra mente. Es aberrantemente totalizador. Por eso es mejor trazarse objetivos cortos y posibles, aunque se corra el riesgo de rozar el límite de lo frívolo y lo inútil. Es la era del posmodernismo, vivimos en ella. ¿Por qué negarla? Si la historia misma se encarga del curso del devenir, aunque como personas creamos que tengamos el poder del cambio, nuestras acciones no son esa suerte de todopoderoso como a menudo las concebimos. El sinsentido forma parte constitutiva de nuestra ser y nos atraviesa en todos nuestros recovecos cotidianos. ¿Por qué me fumo un cigarro? ¿Con qué fin miro la televisión? La teleología ya caducó y no sirve para explicarnos la rutina y mucho menos nuestra propia coherencia interna.
No caigamos en la torpeza del rechazo del presente y en la reconstrucción de un pasado idílico que se jacta de haber sido mejor. Nosotros, seres empíricos, objetivos y metodológicamente estrictos, no tenemos pruebas rotundas y certezas más que unos cuantos escritos para probar la superioridad del pasado. Por qué confiamos en las palabras de siglos anteriores? Por qué asimilamos un bagage de toneladas de saberes y los adoptamos como verídicos?
Sí, el tiempo todo lo corrompe; y lo humano es degeneración de lo perfecto, entonces las teorías también se corrompen junto con las personas. ¿Eso quiere decir que cuanto más pasa el tiempo más avanzamos, pero no hacia adelante, sino retrocediendo?  Porque el humano es la degeneración de las ideas, es lo carnal y su antítesis es lo abstracto y amorfo. No es positivista ni mucho menos mi postura, no es que crea en el desarrollo unilineal de la historia. La historia es una disputa en permanente idas y venidas.
Nuestras formas son definidas y es mejor la aceptación y la construcción positiva, a la obsecuencia del capricho. Si somos humanos, vivimos en una caverna de sombras y de engaños, pero sólo si tenemos conciencia de que más allá ha de haber un prístimo Universo límpido y absoluto adoptaremos la postura platónica de encerrarnos a escribir y criticar todas las instituciones de nuestra era, desconectandonos de ellas como un aparato se desconecta de su enchufe. Y es justamente el hecho de negarnos como humanos corruptos  lo que nos impulsa a querer lo imposible y a encolerizarnos con el presente. Esa falsa ambición por la esencia de las cosas, por lo bueno en su estado puro, es una vil mentira que nos hemos tragado de lleno como en un sanguche de milanesa. Lo malo es un juicio y de dos cosas malas puede sacarse algo mejor.
 Lo inteligible se consigue mediante el uso de la razón, pero la razón enrosca y lleva paulatinamente hacia la senda de la esquizofrenia. No menos cierto es que lo sensible está mediatizado por nuestros ojos. Volver al cuestionamiento permanente no es sano. Es preferible una postura intermedia para no caer en las redes tumultuosas de la locura. Para qué hemos de preguntarnos cosas, si de todas maneras, las respuestas que consigamos van a responder a un paradigma específico y de esto se desprende que la neutralidad no existe, ser objetivo, pensar en frío, son todas frases vacías que no tienen su correspondiencia en la realidad física y temporal de la que somos parte. NADIE pero NADIE puede escapar a los vicios del egoísmo. Es que no logramos alcanzar el justo medio. Es que reprimimos nuestra condición natural, aunque de natural no tengamos nada.
¿Es preferible no preguntarse nada?